Bocadillos espirituales para vivir la Navidad: Miércoles de la Octava de la Navidad – Ciclo B

“Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; los cual no nacieron de sangre, ni de deseo de la carne, ni de deseo del hombre sino que nacieron de Dios”. (Jn 1,1-18)



Oración de un Fin de Año


Señor, comenzábamos este año que hoy termina con grandes ilusiones y esperanzas.


En el camino de estos doce meses muchas de estas ilusiones y esperanzas se han ido deshojando y marchitando porque el frío del invierno de los corazones no les han dado vida.


Otras muchas han florecido y han dado hermosos frutos de vida:

Flores y frutos de bondad callada y silenciosa.

Flores y frutos de generosidad.

Flores y frutos de amabilidad.

Flores y frutos de alegría.

Flores y frutos de sonrisas que han despertado muchas vidas,

Flores y frutos de reconciliación entre nosotros.

¡Cuántos comenzaron este año separados y divididos y hoy están viviendo en la armonía de los corazones!

Flores y frutos de nuevas vidas que hoy pueblan nuestros hogares con sus sonrisas.

Flores y frutos de una mayor sensibilidad para con aquellos marginados que hoy se sienten más acogidos y con más calor humano,

Flores y frutos de gracia, porque hoy somos un poco más buenos que cuando comenzamos.

Flores y frutos de santidad porque hoy estamos más cerca de Ti y más cerca de nuestros hermanos,

Flores y frutos porque “nos hemos abiertos a ti y nos sentimos más hijos tuyos, no nacidos de la carne y la sangre sino de Ti”.


También es posible, Señor, que muchas de nuestras huellas se hayan borrado y nadie pueda seguirlas y que otras muchas queden como heridas en el corazón de los hermanos.

Porque no siempre hemos sembrado amor.

Porque no siempre hemos sembrado comprensión.

Porque no siempre hemos sido fieles a nosotros mismos.


Por lo bueno que hemos vivido: gracias.

Por lo bueno que hemos hecho: gracias.

Por lo que hemos amado a los demás: gracias.

Por lo que Tú has hecho en nosotros: gracias.

Por lo bueno que hemos hecho por Ti: gracias.

Por cada mañana que nos has regalado: gracias.

Por cada sol que hemos visto amanecer: gracias.

Por las flores que hemos sembrado y siguen floreciendo: gracias.

Por los trigos que hemos sembrado y cuyo pan comerán otros: gracias.

Por aquellos a quienes les hemos devuelto la alegría y la felicidad: gracias.


Al terminar este año que ya se nos va, ábrenos a nuevas ilusiones y esperanzas.

Y haznos comprender que la vida no depende de las hojas del almanaque que cada día deshojamos, sino de la vida que vivimos en plenitud, de la vida que te entregamos a Ti y a los hermanos.


Y si no es mucho pedirte: ¿podías regalarnos un Año Nuevo mejor?


¡FELIZ AÑO QUE TERMINA!

¡FELIZ EL AÑO NUEVO QUE COMIENZA!

Clemente Sobrado C. P.




Archivado en: Ciclo B, Navidad Tagged: año nuevo, agradecimiento, fin de año, gracias, oracion
21:19

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