“El Señor te bendiga y proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor, El Señor se fije en ti y te conceda la paz”. (Núm 6,22-27)
Comenzamos este nuevo año 2015 recordando a María, la Madre de Dios.
Ella fue la madre silenciosa durante toda la Navidad.
No hubo felicitaciones.
No hubo ramos de flores para ella.
Fue la madre de la Palabra en silencio.
La Liturgia quiere comenzar el año sacándola del silencio y revelando el misterio de su maternidad.
Un hijo que parecía cualquier hijo.
Una madre que parecía cualquier madre.
Y un hijo que era Dios.
Y una madre que era la más grande de las madres.
Y comenzamos este nuevo año con primera lectura que nos habla de bendición:
De que tenemos que ser bendición.
De que tenemos que bendecir.
Si terminamos el año 2014 con una oración, quisiera comenzar el nuevo año 2015, con otra oración:
porque es la oración la mejor palabra.
porque es la oración la que mejor expresa los sentimientos del corazón.
porque es la oración la que mejor nos dice a nosotros mismos y la que mejor expresa el misterio.
Señor:
¿Sabías que hemos comenzado un Nuevo Año?
Es casi tan joven como tú. Le llevas una semana.
Los dos habéis nacido casi al mismo tiempo.
Y es como tu primer regalo de Navidad.
Es nuevo, porque todavía no lo hemos desgastado.
Es nuevo, porque todavía lo estamos estrenando.
Es nuevo, porque son doce meses que son todo un regalo de vida.
Lo comenzamos todos ilusionados.
Cuando tú naciste nadie echó cohetes, todo era silencio.
¿Te has dado cuenta del ruido que nosotros hemos hecho esta media noche?
Contábamos los segundos para comernos las doce uvas.
A ti nadie te esperaba, menos María y José.
¿Has escuchado nuestros cohetes explosionar en los aires?
Bueno, cuando tú naciste, solo escuchamos el canto de los ángeles
A ti no te gusta nada que huela a pólvora, prefieres la música que canta el “Gloria de Dios en los cielos y la paz a los hombres a quienes tu amas”.
Mira con qué ilusiones lo comenzamos. ¿Cuánto durarán estas ilusiones?
Mira cuántas esperanzas florecidas esta noche. ¿Cuánto durarán estas esperanzas?
Tú comienzas este Nuevo Año bendiciéndonos.
Yo quisiera comenzarlo recibiendo tu bendición.
Yo quisiera comenzarlo siendo bendición para todos.
Quisiera, a lo largo de este año, ser bendición:
Para los que me bendicen y los que no me bendicen.
Para los que me acompañarán en el camino y para los que me abandonarán.
Para los que me aman y para los que no me requieren o les caigo mal.
Para los que quitarán las piedras de mi camino y para los que me las pondrán para que tropiece.
Para los que me sonrían y para los que me pongan cara seria.
Para los que me tiendan la mano y para los que me la nieguen.
Yo sé, Señor, que al comienzo, todos soñamos mucho. Sé que tampoco este año será fácil, y habrá muchos cansancios, habrá muchas desilusiones, habrá muchos que se echen atrás. Para todos ellos permíteme citarles aquel poema de aliento y esperanza:
“No te rindas, aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo.
No te rindas, por favor, no cedas,
Aunque el frío queme, aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda, y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas, quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme, aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo.
Porque ésta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo. Porque yo te quiero.” (Mario Benedetti)
Estos quieren ser mis mejores deseos para este nuevo año que comenzamos.
¡FELIZ 2015 A TODOS!
Clemente Sobrado C.P.
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