¿Por qué Europa está en la situación económica en la que está? ¿Por qué Europa no sale de la recesión? ¿Por qué la crisis parece haberse hecho crónica? ¿Por qué algunos comienzan a hablar de una crisis que tiene visos a durar toda una generación?
La respuesta a estas preguntas radica en una simple palabra: competitividad. Pocos países como España han hecho esfuerzos tan titánicos por poner en orden sus cuentas y crear condiciones óptimas para la creación de empleo. El resultado de este ingente esfuerzo es tímido y claramente inestable. Y la razón es la mencionada. Ya puedes crear las mejores condiciones imaginables que si los productos de un país no son competitivos frente a otros, serán los otros los que los vendan.
Europa sigue siendo competitiva en muy pocos productos y de eso está viviendo. Pero a sabiendas que es una situación con fecha de caducidad. Otros países sin esforzarse lo más mínimo ven como sus industrias siguen creciendo imparables sin que sus gobiernos se esfuercen lo más mínimo, más que para cobrar comisiones.
El mismo problema, exactamente el mismo, aqueja a Estados Unidos. Aunque (gracias a su liberalismo implacable con los trabajadores) su nivel de competitividad es superior al de Europa Occidental y por eso el agua llegará a la cubierta del barco más tarde.
Ninguna economía del mundo, ninguna, puede crear empleo en su sistema productivo más allá del nivel de competitividad. Cualquier otra cosa que os digan es puro discurso político. Ese nivel de competitividad ha caído bruscamente (de ahí los efectos que padecemos) y seguirá cayendo sin ninguna duda. Esto está siendo seguir sentados en la cubierta mientras el barco se sigue hundiendo. Pero estamos tranquilos porque la banda sigue tocando.
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