Mi felicitación al P. Quique, por la distinción recibida, bien merecida por su entrega pastoral, cordialidad, y extremada e inolvidable simpatía (que tuve la suerte de experimentar numerosas veces)¡Felicidades!
Y gracias a mi buen amigo, Aurelio Mejía, por enviarme tan rápidamente esta bonita noticia, que me apresuro a publicar en mi blog.
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