“Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los pusieron a sus pies y él los curó. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: “Siento compasión de esta gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirles en ayunas, no sea que se desmayen en el camino”. (Mt 15,29-37)
¿Con quién andamos nosotros?
¿Quiénes son los que nos siguen?
Aquí sí vale el refrán: “Dime con quien andas y te diré quién eres”.
Como cristianos:
Estamos llamados a andar con la gente.
Sobra todo con la gente marginada y hambrienta.
Y la gente está llamada a buscarnos y fiarse de nosotros y andar con nosotros.
El Papa Francisco lo entendió así:
“Nada de balconear”.
Y mucho de caminos.
Oliendo a ovejas.
Como Jesús, oliendo
a tullidos,
a ciegos,
a sordomudos,
a hambrientos.
Para ello es preciso como El: “sentir compasión”.
Darse cuenta del hambre de sus estómagos.
Darse cuenta que tienen hambre.
No querer que sigan en ayunas.
Lo peor de un cristiano es la indiferencia, la insensibilidad ante el sufrimiento de los demás.
Lo peor es no tener ojos para ver ni corazón para sentir.
La compasión:
es la sensibilidad ante la realidad de los demás.
es sentirse tocado de las necesidades de los demás.
es identificarnos con los que sufren y tienen hambre.
es sentirnos comprometidos que el dolor y el hambre de los demás.
es tener “los mismos sentimientos que tuvo Jesús”.
es una manera de amar y expresar nuestro amor con los necesitados.
La compasión es el sentimiento de Dios para con todos los hombres, hasta encarnarse por ellos.
El tiempo del Adviento:
Tiene que ser un tiempo de acercarnos a todos los que sufren.
Tiene que ser un tiempo en que los que sufren se nos acerquen a nosotros.
Tiene que ser un tiempo de sensibilidad con los necesitados.
Tiene que ser un tiempo de sufrimiento por todos los que sufren hambre, que son muchos.
Tiene que ser un tiempo de hacer el milagro de compartir nuestro pan con los hambrientos.
Tiene que ser un tiempo de sentirnos rodeados con todos los que sufren.
El mejor Adviento es aquel en el que podamos decir: “comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete canastas llenas”.
Porque donde hay compasión y hay amor y hay compartir, el pan abunda para todos y sobra.
Clemente Sobrado C. P.
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