Bocadillos espirituales para vivir el Tiempo Ordinario: Martes de la 22 a. Semana – Ciclo A

“Había en la sinagoga un hombre que tenia un demonio inmundo, y se puso a gritar a voces: “¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios”. Jesús le intimó: “Cierra la boca y sal”. El demonio le tiró a hombre por tierra en medio de la gente, pero sin hacerle daño. Todos comentaban estupefactos: “¿Qué tiene su palabra? Da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen”. (Lc 4, 31-37)


La lectura de hoy me resulta interesante.

Interesante porque:

Es una palabra que despierta admiración en la gente.

Es una palabra distinta que daba vida.

Es una palabra capaz de despertar asombro en la gente.

Es una palabra que sana.

Es una palabra que cura.

Es una palabra que libera de los espíritus inmundos.

Es una palabra que no dejaba indiferente a nadie.

Es una palabra que duele porque trata de hacer libre a los esclavos de los malos espíritus.


Pero también incómoda:

Porque me hace preguntarme por mi propia palabra.

Porque me hace cuestionarme qué sentido tiene mi palabra.

Porque me hace preguntarme quiénes se sienten movidos por mi palabra.

Porque me hace preguntarme qué autoridad tiene mi palabra.

Porque me hace preguntarme cuántos se sienten tocados por ella.

Porque me hace preguntarme cuántos de los que me escuchan quedan libres.

Porque me hace preguntarme cuántos de los que me escuchan salen sanados.

Porque me hace preguntarme cuántos de los que me escuchan se aburren.

Porque me hace preguntarme cuántos de los que me escuchan tienen ganas de que me calle.


Esto me trae a la memoria lo que dice el Papa Francisco en su Exhortación “El Gozo del Evangelio”:


“Que nuestra predicación dentro de la liturgia, requiere una seria evaluación de parte de los Pastores.

Me detendré particularmente en la homilía y su preparación, porque son muchos los reclamos que se dirigen en relación con este gran ministerio y no podemos hacer oídos sordos.

La homilía es la piedra de toque para evaluar loa cercanía y la capacidad de encuentro del Pastor con su pueblo.

La homilía puede ser realmente una intensa y feliz experiencia del Espíritu, un reconfortante encuentro con la Palabra, una fuente constante de renovación y de crecimiento.

Con la palabra, nuestro Señor se ganó el corazón de la gente.

Venían a escucharlo de todos partes.

Sentían que les hablaba con autoridad”. (n.135)


La Iglesia tiene una gran ventaja que ni tienen los políticos.

Todos los domingos tiene la posibilidad de anunciar el Evangelio.

Pero el problema es:

Cómo lo anunciamos.

Qué decimos.

Hasta dónde hablamos de lo que vivimos.

Hasta donde nuestras palabras despiertan el corazón de los fieles.

O más bien, hasta donde produce aburrimiento y cansancio.


¿Hablo de lo que sé y aprendí?

¿O hablo de lo que yo mismo he vivido y experimentado?

¿Hablo desde lo que Dios quiere decir o desde lo que yo digo para cumplir un ministerio?

¿Hablo desde lo que la gente necesita escuchar o simple hablo por hablar?

¿Qué dice la gente luego de escucharme?

¿Siente admiración o aburrimiento?

¿Siente que hablo con autoridad o hablo repitiendo lo de siempre?

¿Siente que le estoy anunciando la Buena Noticia de Dios, o simplemente digo lo que todos dicen?

¿Siento que la gente se siente liberada de sus malos espíritus o que regresa a casa con todos ellos?

¿Siento que la gente le saca gusto al Evangelio y lo siente como suyo?


Jesús echó el mal espíritu.

La proclamación del Evangelio que no nos libera de los malos espíritus, tiene mucho de la predicación de los escribas, pero tiene poco el anuncio gozoso de Jesús.

¿Entusiasmamos a la gente o la aburrimos?

¿Ilusionamos a la gente o hablamos en el vacío?

¿Despertamos la alegría del Evangelio o su aburrimiento?


Perdónenme, pero leyendo este Evangelio como escrito para mí:

Me despierta la ilusión de mi ministerio.

Pero también la responsabilidad que cargo sobre mí mismo.

Me preocupa cuántos espíritus inmundos salen del corazón de los fieles cada domingo.


Clemente Sobrado C. P.




Archivado en: Ciclo A, Tiempo ordinario Tagged: autoridad, homilia, predica, testimonio
00:18

Publicar un comentario

[facebook][blogger]

SacerdotesCatolicos

{facebook#https://www.facebook.com/pg/sacerdotes.catolicos.evangelizando} {twitter#https://twitter.com/ofsmexico} {google-plus#https://plus.google.com/+SacerdotesCatolicos} {pinterest#} {youtube#https://www.youtube.com/channel/UCfnrkUkpqrCpGFluxeM6-LA} {instagram#}

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.
Javascript DesactivadoPor favor, active Javascript para ver todos los Widgets