¿A quién miramos? ¿A Jesús o a María?
Hoy la Iglesia celebra la Encarnación del Verbo. El centro de esta gran solemnidad es por tanto el Logos: Cristo, el Señor. Hoy, el que no cabe en el universo se encierra en el seno de una Niña; el que trasciende a todos los tiempos, el Dios Eterno, entra en la historia en un segundo prodigioso. Tiempo y eternidad se abrazan en el vientre de una Virgen.
El Verbo se ha hecho carne y nuestra mirada tiene que centrarse en Él. Por eso..., miraremos a los ojos de María. Dios está escondido en su seno, y en la mirada de nuestra Madre hay, desde ahora, una chispa divina. Esos ojos enormes, transparentes como los de un niño, son el mejor camino para encontrar a Jesús.
Cuando una mujer espera un niño todos miramos a la madre. Y si esa Madre es también la nuestra…, y si Dios va a ser nuestro Hermano pequeño…
Pero ¿quién es María? Estos chicos lo explican así:
El activismo nos lleva a movernos continuamente, nos impide permanecer tranquilos, escuchar ese silencio a través del cual el Señor se nos comunica con su voz discreta.
María, en la Anunciación, está absolutamente recogida y por eso abierta a la escucha de Dios. En ella no hay ningún obstáculo, ningún filtro que la separe de Dios. Ese es el significado de su ser Inmaculada, sin pecado original.”
Benedicto XVI, Roma 8 diciembre 201
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