Monjas coronadas



Desde antiguo, en el momento de la consagración religiosa de las monjas, se les colocaba una corona de flores en la cabeza. La ceremonia se repetía con motivo del 25 y 50 aniversario de la profesión, así como en el momento de la muerte. Esta costumbre se ha conservado hasta el presente en algunos monasterios. Pero en ningún sitio alcanzó la magnitud que en los conventos americanos en los siglos XVII y XVIII.



Cuando la familia tenía posibilidades económicas solía encargar uno o varios retratos de la religiosa para conservarlos en su casa, algunos son de gran valor artístico y todos nos sirven para conocer un poco mejor las ceremonias religiosas del pasado.


Las monjas carmelitas solían conservar la austeridad en el hábito y solo adornaba a la profesa con una corona de flores y a veces una vela o una imagen del Niño Jesús en las manos, aunque en algunos casos también añadieron otros detalles que eran comunes en otras congregaciones.


Fuera del Carmelo, era normal bordar los hábitos y adornarlos con joyas, colocar sobre la cabeza de la religiosa una corona de plata repujada en la que se engarzaban las flores y acompañarla con muchos otros objetos fastuosos donados por su familia, que demostraran su riqueza.


Hoy solo recojo algunas fotos de monjas carmelitas, pero mañana pondré de otras Órdenes religiosas para que puedan hacerse una idea de la fastuosidad de las ceremonias de profesión en la América colonial.
















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