Estaba al borde de la muerte, tras sufrir un ataque al corazón, y recuperó no sólo la vida, sino también la visión completa. Joyce Urch, inglesa de 74 años y ciega casi totalmente desde 1979, en los últimos años había perdido del todo la visión.
Los médicos no supieron explicarse hace 25</span> años por qué perdió la vista, ni tampoco encuentran una razón para que la haya recobrado de pronto. El hecho ocurrió hace 16 meses y desde entonces el «milagro» ha llenado de felicidad su vida familiar.
«Ya no va a durar mucho, va a morirse», comentaron los cinco hijos de Joyce Urch cuando su madre fue ingresada de urgencias en el Walgrave Hospital de Conventry. Nadie se esperaba que regresaría con vida a la habitación, ni mucho menos que sus primeras palabras iban a ser «¡puedo ver!, ¡puedo ver!».
Según su propio relato, cuando abrió los ojos le dijo a su marido: «¡Eric, has envejecido!». También los años habían pasado para ella. «La primera vez que te miras en el espejo -relataba ayer la mujer en The Daily Telegraph- te preguntas: ¿soy realmente yo? Muchas cosas han cambiado».
Joyce Urch padecía glaucoma, pero los médicos no encontraron la causa de su pérdida de visión. Después de muchos análisis, la atribuyeron a razones genéticas, pues otras personas de su familia, como su abuela y dos tías, también habían quedado ciegas. «Tuve muchos tratamientos y finalmente me quedé ciega por completo. Mi vista ha retornado de forma diferente. Sucedió de pronto y de inmediato pude ver todo», según atestigua.
Martin Breen, cardiólogo del Walgrave Hospital, no se siente «capaz de dar una explicación médica». «Cuando fue admitida en el hospital padecía un
serio ataque al corazón y nuestra gran preocupación era salvarle la vida. Estoy encantado de que se haya recobrado del todo, con el premio añadido de la visión recuperada», señala.
Joyce Urch ha podido ahora ver a sus doce nietos y tres biznietos, y ha retomado las tareas de la casa. «Ahora hacemos todas las cosas entre los dos; ambos hemos vuelto a la vida», asegura su marido, que no se creía el repentino cambio de su esposa cuando ésta despertó en el hospital. Cuando entonces le dijo que podía ver, Eric le preguntó por el color de su jersey, y Joyce no dudó en afirmar: «Es gris, lo veo».
La cruz puede llegar en cualquier momento; por lo mismo puede desaparecer…: así nuestra paciencia se somete a prueba. Por la paciencia ganaremos nuestra recompensa.
La cruz puede llegar en cualquier momento; por lo mismo puede desaparecer…: así nuestra paciencia se somete a prueba. Por la paciencia ganaremos nuestra recompensa.
anecdonet.com
Juan Ramón Domínguez Palacios
http://anecdotasypoesias.blogspot.com.es</span></span></span>
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