Y a ver quién lo mejora, ¡anda! Porque esto son “verdades como puños". Desde siempre. Y vamos a hacer un somero recorrido, así como por encima, para demostrarlo, y darle la razón al autor del texto que da título al post, porque nada nos satisface más.
1. Nos situamos en Jerusalén, con Jesús viviendo allí sus últimos días, y donde está asentada la flor y nata del judaísmo ortodoxo. Judaísmo, que condena a muerte a Jesús tras tacharlo de blasfemo y rasgarse sus vestiduras el Sumo Pontífice, cuyo nombre no me merece la pena ahora. Y lo entregan a la autoridad invasora y oprimidora del pueblo judío -que ya es bajarse los pantalones-, para que haga su obra concienzudamente. Que la hacen, claro, no sin la presión conveniente por parte de los principales entre los judíos, con una “oferta” que ningún hombre sensato, por muy Pilatos que fuese -que lo era-, podría rechazar…
¿Por qué hacen eso con Jesús? ¿Les había hecho algún mal? Pues sí, señor. No está en los Evangelios, pero Jesús les debía dar -a los del sanedrían y acompañantes de la misma ralea- hasta en el carnet de identidad: vamos que no daban ni para aceite, vino y vendas ya: se estaban arruinando por las palizas que les daba Jesús. Y tuvieron que defenderse, “recíprocamente", de la hostilidad que no solo estaban soportando sino que, encima, no habían comenzado ellos: ¡eran abslutamente inocentes! Y ¡ya estaba bien!
2. Subimos un escalón en el tiempo y nos vamos a las persecuciones romanas contra los cristianos durante varios siglos: querían acabar con la Iglesia y con todos sus hijos: no dejar ni rastro. ¿Por qué? ¿Les habían hecho algún mal? Pues sí: ahí están los libros de historia y las actas de los mártires para confirmarlo. ¡Los cristianos les insultaban y los maltrataban -especialmente a los ciudadanos romanos-, ya de entrada con su forma de vida, que era un insulto moralmente insoportable para todos ellos: tenían una sola mujer o un solo marido; por supuesto, nada de barragana oficial; no mataban a los recién nacidos; no participaban de sus bacanales; atendían a los que tenían necesidad -pobres, enfermos, huérfanos, abandonados, viudas-…, vamos que había gente que estaba empezando a decir: “¡mirad cómo se quieren estos tíos!” y ¡es que muchos romanos se hacían católicos solo por eso!
Y claro: ¿y su colección de dioses, qué iban a decir? ¿Iban a estar contentos? ¡Seguro que, con lo cabr… que eran se lo hacían pagar a modo! ¿Y no dar “culto” al Emperador? ¡Pero estos cristianos qué se han creído! ¡A las fieras con ellos! ¡O a convertirlos en antorchas humanas para alumbrar por las noches las calles de las ciudades! ¡Y a crucificarlos por todas partes, especialmente en los circos y en los caminos! Que ya estaba bien de insultos y desprecios morales, que son mucho peores -se sabe- que los físicos; y había que defenderse, “reciprocamente” de estos bichos inhumanos y que no paraban de darte por todas partes.
3. Nos venimos al tiempo actual. ¿Cuántos miles de católicos han tenido que dejar sus casas, sus medios de supervivencia, sus raíces de siglos en países que luego fueron conquistados por los musulmanes, para escapar de una muerte segura, por anunciada? No sé si hay ya datos totales y fiables; pero no han sido 4 ó 5 familias, y eran además muy tiquismiquis. No creo.
Y en una vuelta más de tuerca: ¿Cuántos miles y miles de católicos han sido asesinados, algunos con torturas previas, sin distinción de sexo o de edad, por ejemplo, en esos mismos países? Bastantes miles. ¿Qué les habían hecho los católicos? Vivir en paz con todos los demás, fuesen musulmanes de cualquier orientación, curdos o lo que fuese,. ¡Insoportable! ¡Es que no eran como ellos, sus asesinos! ¡Había que defenderse, pues, y responder, “recíprocamente"! Y es lo que han hecho. ¿Cuántos musulmanes había matado los católicos? Ninguno, que se sepa. Pero… “recíprocamente” es lo que toca y lo que se lleva ahora.
4. Y vamos con los chinos. Con los CATÓLICOS CHINOS DE TODA LA VIDA, ¡no con la morrala “patriotica” de adhesión única y por encima de todo al lider de turno que les da de comer!.
Los católicos chinos han sembrado su historia de mártires, antes y después del régimen comunista. Y como “la sangre de los mártires es semilla de nuevos católicos", pues ahí están los católicos, en la clandestinidad, sufriendo lo indecible -lo que no se puede comprender desde aquí si no se conoce esa realidad de primera mano-: ¡los del régimen institucional no han podido con ellos! Y no será porque no lo han intentado, y de todas las formas posibles.
Ahora, se les va a “probar” con una nueva vuelta de turca: una “prueba” que era impensable hace solo seis años atrás: desde Roma se les pide, que se fíen de un “compromiso” o “pacto” bilateral, entre la altísima y sutil diplomacia vaticana -más vaticaca y más sutil cuanto más márxismo hay por medio- de la Iglesia Católica y el gobierno marxista chino, pero “SECRETO": NO HA SIDO PUBLICADO; y no parece que lo vaya a ser en los próximos tiempos, sino ad calengas grecas. O “largo me lo fiáis".
¿Motivos? El gobierno marxista chino estaba ya hasta el gorro de aparecer ante el mundo como el “malo” de la película; cuando ya se sabe que en China por no haber no hay ni pena de muerte: allí se mata sin pena; y sin gloria, claro. Y luego, para recuperar algo de la inversión, el reo tiene que pagar la bala con la que le matan; y, además, venden los órganos a entidades que son especialmente escrupulosas con la procedencia de lo que compran: por eso solo compran en el “mercado oficial chino", que les da todas las garantías de que no va a haber reclamación alguna por su parte.
¿Más motivos? En Roma, da toda la impresión de que, últimamente, estaban hasta el gorro de estos católicos, con su Jerarquía al frente, que preferían ser MÁRTIRES antes que hablar, dialogar, buscar compromisos, pactar, cohonestar, ceder, perder sus señas de identidad, diluirse, dejar de ser católicos de verdad para serlo solo de boquilla… ¡y romper, de una vez por todas, esa “tradición” de “hostil reciprocidad” que les ha caracterizado frente al poder gubernativo chino!
Y entonces, ¿que ellos no quieren pactar? ¡Pues ya lo hacemos nosotros desde aquí! ¿No somos su Jerarquía Seprema? ¡Pues a callar, y que obedezcan! Se les acusa, además y para más escarnio, de “hostilidad” declarada frente al poder establecido, ¡y ya está más que justificada la componenda y la rendición total!
Amén. Pero así están las cosas. Y en la mejor tradición con la “letra” y el “espíritu” del CV II.
Y recen por mí. Muchas gracias.
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