Esta canción, que copio a continuación pretende expresar el ideal sacerdotal, que no es una carrera, un futuro seguro, sino una persona: Jesucristo Sacerdote. Cantarle a él, a su sacerdocio, a su entrega, estimula a disponerse a recibir, por la Ordenación, la participación en su único sacerdocio, para predicar y perdonar en su nombre y llevar a todos a la comunión con él por la Eucaristía. La compuse hace años y le pusieron música y la grabaron mis alaumnos de entonces, seminaristas de Sololá. Hoy la hemos escuchado en mi parroquia para celebrar a Jesucristo Sacerdote. Dice así:
Jesucristo Sacerdote en la Cena y en la Cruz se ha ofrecido al Padre Eterno para ser nuestra salud. Y encargó a sus sacerdotes, antes de ser entregado, el sagrado memorial que libera del pecado.
Gloria a Cristo Sacerdote, que nos mandó celebrar la sagrada Eucaristía, sacrificio y memorial.
Jesucristo Sacerdote por la imposición de manos transmite su sacerdocio que es tarea y es regalo. Y nos dejó para siempre estos poderes sagrados que al santificar a otros van también santificando.
Jesucristo Sacerdote después de resucitado da poder a sus Apóstoles de perdonar el pecado. Los sacerdotes de hoy siguen también perdonando, herederos como son de tan precioso legado.
Jesucristo Sacerdote antes de subir al cielo encomienda a los Apóstoles predicar el Evangelio. Los sacerdotes de hoy también predican con celo, llevando por todo el mundo la salvación y el consuelo.
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