Jueves 15 de Junio de 2017
De la feria
Verde.
De la feria
Verde.
Martirologio Romano: En Valencia, en España, santa María Micaela del Santísimo Sacramento Desmaisières, virgen, fundadora de la Congregación de las Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad, que con tenaz empeño e inflamada en el deseo de ganar almas para Dios, consagró su vida en volver al buen camino a las jóvenes descarriadas y a las meretrices (1865). Fecha de canonización: El 7 de junio de 1925 el Papa Pío XI la proclamó beata, el mismo pontífice la canonizó el 4 de marzo de 1934..
Antífona de entrada cf. Sal 26, 1-2
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré? Cuando avanzan contra mí los enemigos, son ellos los que tropiezan y caen.
Oración colecta
Dios y Señor, de quien proceden todos los bienes, escucha nuestras súplicas; concédenos que, inspirados por ti, pensemos lo que es recto, y, guiados por ti, lo llevemos a la práctica. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración sobre las ofrendas
Mira, Señor, con bondad nuestro servicio litúrgico para que nuestra ofrenda te sea agradable y nos haga crecer en la caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión 1Jn 4, 16
Dios es amor, y el que permanece en el amor, permanece en Dios y Dios permanece en él.
Oración después de la comunión
Te pedimos, Padre, que la acción medicinal de este sacramento nos libre de nuestras maldades y nos guíe por el camino recto. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Lectura 2 Cor 3, 15—4, 1. 3-6
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos: Hasta el día de hoy un velo cubre la inteligencia de los israelitas siempre que leen a Moisés. Pero al que se convierte al Señor, se le cae el velo. Porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad. Nosotros, en cambio, con el rostro descubierto, reflejamos, como en un espejo, la gloria del Señor, y somos transfigurados a su propia imagen con un esplendor cada vez más glorioso, por la acción del Señor, que es Espíritu. Por eso, investidos misericordiosamente del ministerio apostólico, no nos desanimamos. Si nuestro Evangelio todavía resulta impenetrable, lo es sólo para aquéllos que se pierden, para los incrédulos, a quienes el dios de este mundo les ha enceguecido el entendimiento, a fin de que no vean resplandecer el Evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios. Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús, el Señor, y nosotros no somos más que servidores de ustedes por amor de Jesús. Porque el mismo Dios que dijo: “Brille la luz en medio de las tinieblas”, es el que hizo brillar su luz en nuestros corazones para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios, reflejada en el rostro de Cristo.
Palabra de Dios.
Comentario
“Donde está el Espíritu de Dios, está la libertad”. Por lo tanto, no puede haber temor, inseguridades ni frenos. El Espíritu nos enseña e impulsa a caminar, a vivir dinámicamente, en un deseo grande de llenar este mundo con el amor de Dios.
Sal 84, 9ab. 10-14
R. La gloria del Señor habitará en nuestra tierra.
Voy a proclamar lo que dice el Señor: el Señor promete la paz para su pueblo y sus amigos. Su salvación está muy cerca de sus fieles, y la Gloria habitará en nuestra tierra. R.
El Amor y la Verdad se encontrarán, la Justicia y la Paz se abrazarán; la Verdad brotará de la tierra y la Justicia mirará desde el cielo. R.
El mismo Señor nos dará sus bienes y nuestra tierra producirá sus frutos. La Justicia irá delante de él, y la Paz, sobre la huella de sus pasos. R.
Lectura 2 Cor 3, 15—4, 1. 3-6
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos: Hasta el día de hoy un velo cubre la inteligencia de los israelitas siempre que leen a Moisés. Pero al que se convierte al Señor, se le cae el velo. Porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad. Nosotros, en cambio, con el rostro descubierto, reflejamos, como en un espejo, la gloria del Señor, y somos transfigurados a su propia imagen con un esplendor cada vez más glorioso, por la acción del Señor, que es Espíritu. Por eso, investidos misericordiosamente del ministerio apostólico, no nos desanimamos. Si nuestro Evangelio todavía resulta impenetrable, lo es sólo para aquéllos que se pierden, para los incrédulos, a quienes el dios de este mundo les ha enceguecido el entendimiento, a fin de que no vean resplandecer el Evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios. Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús, el Señor, y nosotros no somos más que servidores de ustedes por amor de Jesús. Porque el mismo Dios que dijo: “Brille la luz en medio de las tinieblas”, es el que hizo brillar su luz en nuestros corazones para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios, reflejada en el rostro de Cristo.
Palabra de Dios.
Comentario
“Donde está el Espíritu de Dios, está la libertad”. Por lo tanto, no puede haber temor, inseguridades ni frenos. El Espíritu nos enseña e impulsa a caminar, a vivir dinámicamente, en un deseo grande de llenar este mundo con el amor de Dios.
Sal 84, 9ab. 10-14
R. La gloria del Señor habitará en nuestra tierra.
Voy a proclamar lo que dice el Señor: el Señor promete la paz para su pueblo y sus amigos. Su salvación está muy cerca de sus fieles, y la Gloria habitará en nuestra tierra. R.
El Amor y la Verdad se encontrarán, la Justicia y la Paz se abrazarán; la Verdad brotará de la tierra y la Justicia mirará desde el cielo. R.
El mismo Señor nos dará sus bienes y nuestra tierra producirá sus frutos. La Justicia irá delante de él, y la Paz, sobre la huella de sus pasos. R.
Aleluya Jn 13, 34
Aleluya. “Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros, así como yo los he amado”, dice el Señor. Aleluya.
Evangelio Mt 5, 20-26
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos. Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata debe ser llevado ante el tribunal. Pero yo les digo que todo aquél que se enoja contra su hermano merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquél que lo insulta merece ser castigado por el Tribunal. Y el que lo maldice merece el infierno. Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo”.
Palabra del Señor.
Comentario
Jesús enseña que la ley del amor debe cumplirse hasta en el mínimo aspecto. Y por eso, abarca no sólo las acciones externas –no matar–, sino también lo que está en nuestro corazón. Podríamos pensar que insultar es mucho más grave que matar, es cierto, pero Jesús nos exige que evitemos ambas acciones.
Oración introductoria
¡Señor, cuánta seguridad me dan tus palabras! Has dado tu vida por mí y me esperas en la casa del Padre. No dejes nunca que pierda de vista la meta a la que me llamas. Fortaléceme por medio de esta meditación para que logre pasar de la divagación a la oración y pueda transformarme en un auténtico receptor de tu gracia.
Petición
Señor, dame la sabiduría y fortaleza para seguir por tu camino.
Meditación
Hoy, tras afirmar su fidelidad a la Ley de Moisés, Jesucristo explica en qué consiste su «darle cumplimiento»: este cumplimiento exige algo más y no algo menos de justicia. ¿Se trata de un mayor rigorismo en la obediencia de la Ley? ¿Qué es esta "justicia mayor"?
Si al comienzo del "Sermón de la Montaña" se pone el acento en la máxima fidelidad, ahora llama la atención que Jesús presenta la relación de la "Torá de Moisés" con la "Torá del Mesías" mediante una serie de antítesis: "a los antiguos se les ha dicho…, pero yo os digo…". El Yo de Jesús destaca de un modo como ningún maestro de la Ley se lo puede permitir. La multitud nota que Jesús se sitúa al mismo nivel que el Legislador, a la misma altura que Dios.
—¿Qué ha dejado Jesús fuera de la Ley? ¡Nada! Entonces, ¿ha añadido algo? Sí, se ha añadido a Sí mismo. ¡La centralidad del Yo de Jesús en su mensaje da a todo una nueva orientación!
Hoy, Jesús nos invita a ir más allá de lo que puede vivir cualquier mero cumplidor de la ley. Aún, sin caer en la concreción de malas acciones, muchas veces la costumbre endurece el deseo de la búsqueda de la santidad, amoldándonos acomodaticiamente a la rutina del comportarse bien, y nada más. San Juan Bosco solía repetir: «Lo bueno, es enemigo de lo óptimo». Allí es donde nos llega la Palabra del Maestro, que nos invita a hacer cosas “mayores” (cf. Mt 5,20), que parten de una actitud distinta. Cosas mayores que, paradójicamente, pasan por las menores, por las más pequeñas. Encolerizarse, menospreciar y renegar del hermano no son adecuadas para el discípulo del Reino, que ha sido llamado a ser —nada más y nada menos— que sal de la tierra y luz del mundo (cf. Mt 5,13-16), desde la vigencia de las bienaventuranzas (cf. Mt 5,3-12).
Jesús, con autoridad, cambia la interpretación del precepto negativo “No matar” (cf. Ex 20,13) por la interpretación positiva de la profunda y radical exigencia de la reconciliación, puesta —para mayor énfasis— en relación con el culto. Así, no hay ofrenda que sirva cuando «te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti» (Mt 5,23). Por eso, importa arreglar cualquier pleito, porque de lo contrario la invalidez de la ofrenda se volverá contra ti (cf. Mt 5,26).
Todo esto, sólo lo puede movilizar un gran amor. Nos dirá san Pablo: «En efecto lo de: No adulterarás, no matarás, no robarás, no codiciarás y todos los demás preceptos, se resumen en esta fórmula: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en su plenitud» (Rom 13,9-10). Pidamos ser renovados en el don de la caridad —hasta el mínimo detalle— para con el prójimo, y nuestra vida será la mejor y más auténtica ofrenda a Dios.
Diálogo con Cristo
Gracias, Señor, por recordarme que la Eucaristía es ese fuego que puede ir ablandando la coraza de piedra que aprisiona y endurece mi corazón. Permite que no participe simplemente como un observador en tu Eucaristía, sino que la sepa adorar, para poder unirme humildemente, con un corazón arrepentido, a tu oración. Toma todos mis esfuerzos y sacrificios de hoy por esta intención.
Propósito
Participar en una hora eucarística como un acto de reparación por los sacrilegios que se comenten en torno a la Eucaristía.
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