marzo 2017


Ayer vi por tercera vez La gran belleza. Esta vez, desgraciadamente, doblada al español. Una obra maestra. Ya la primera vez me impactó la unión que forman las imágenes con la música. En esta película no son unas imágenes a las que se añade una banda sonora de fondo: realmente forman una unidad increíble.

Cuando se habla de buena música en una película, los directores no saben otra cosa que abrir el baúl y volvernos a poner partituras que huelen a naftalina y que hemos escuchado centenares de veces. Sorrentino, no. Este director ha usado lo mejor de lo mejor de los contemporáneos: Arvo Part, Gorecky (+2010), o el Dies Irae de Preisner. La parte de Preisner realmente pone los pelos de punta, es impresionante.

Sorrentino me decepcionó totalmente con su siguiente película, Youth, y me hizo perder la esperanza dirigiendo una serie todavía más prescindible. En los últimos veinte años, tres películas son imprescindibles: American Beauty, Pleasantville y La gran Belleza. Películas tan grandes que sus mismos directores ya no han podido volver a filmar nada parecido. Y he seguido la filmografía de los tres directores. Pero ya no ha vuelto a aparecer en ellos nada parecido a ese momento único e irrepetible en que un artista logra la obra maestra absoluta.

Nunca he tenido vocación de director de cine. No me siento nada atraído hacia ese campo. Pero si algún millonario chino o ruso se aburre y no se sabe qué hacer con su bien ganado dinero y me quiere dar (más que nada por divertirse) unos 9 millones de euros (que es lo que costó la obra de Sorrentino) haría un esfuerzo y trataría de dirigir a algún equipo que filmase algo potable. Sí, creo que con 9 millones haría algo.

Me encantaría entrar en el salón de su casa en Lucerna con un tal Zuprov Trizinsky mientras con una mano en mi espalda me comenta camino hacia el sofá: vamos a ver que has hecho con mi dinero.

El nombre de Zuprov T. es ficticio, por si acaso lo he mirado en Google, nunca se sabe si uno va a dar en la diana. Me encantaría ver sus ojos como platos, mientras musita: ¿has filmado una biografía de Alejandro VI? O ¿has filmado una obra sobre los jesuitas? O ¿has filmado una película sobre el Vaticano que parece una mezcla de la Blancanieves de Berger y 2001 de Kubric, sólo que con curas y obispos? Sí, Zuprov, ya sé que el resultado final parece la obra de un loco borracho, pero…

-Sal de mi casa ahora mismo.

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15:40
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De vez en cuando salen del anonimato y se nos presentan causándonos admiración. Hoy me encontré con uno de ellos.

Se trata, en este caso, de una de esas mujeres nada pretenciosas, pero muy eficaces. Me avisó del fallecimiento de un inmigrante, a cuya familia acompañó y ayudó en los complicados trámites que hay que hacer en estos casos. Y cuando me acerqué a dar el pésame ala familia allá seguía ella acompañándoles. Y todo ello en plan desinteresado y ecuménico ya que son una familia ortodoxa.

Doy gracias a Dios por estos cristianos sencillos pero grandes. Ojalá no se acaben sino que se multipliquen.

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15:25

Acerca de

foto autor

En esta página trato de exprear lo que pienso, lo que aspiro a lograr y también mis mejores recuerdos, los paisajes y personas que añoro y mis deseos de crecimiento y amistad. Está abierta a todos los que aspiran al crecimiento personal y a la mejora del mundo

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14:12

SÁBADO DE LA CUARTA SEMANA DE CUARESMA

Libro de Jeremías 11,18-20.

El Señor de los ejércitos me lo ha hecho saber y yo lo sé. Entonces tú me has hecho ver sus acciones. Y yo era como un manso cordero, llevado al matadero, sin saber que ellos urdían contra mí sus maquinaciones: “¡Destruyamos el árbol mientras tiene savia, arranquémoslo de la tierra de los vivientes, y que nadie se acuerde más de su nombre!”. Señor de los ejércitos, que juzgas con justicia, que sondeas las entrañas y los corazones, ¡que yo vea tu venganza contra ellos, porque a ti he confiado mi causa!

Salmo 7,2-3.9-12.

Señor, Dios mío, en ti me refugio: sálvame de todos los que me persiguen;
líbrame, para que nadie pueda atraparme como un león, que destroza sin remedio.
El Señor es el Juez de las naciones: júzgame, Señor, conforme a mi justicia y de acuerdo con mi integridad.
¡Que se acabe la maldad de los impíos! Tú que sondeas las mentes y los corazones, tú que eres un Dios justo, apoya al inocente.
Mi escudo es el Dios Altísimo, que salva a los rectos de corazón.
Dios es un Juez justo y puede irritarse en cualquier momento.

Evangelio según San Juan 7,40-53.

Algunos de la multitud que lo habían oído, opinaban: “Este es verdaderamente el Profeta”. Otros decían: “Este es el Mesías”. Pero otros preguntaban: “¿Acaso el Mesías vendrá de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David y de Belén, el pueblo de donde era David?”. Y por causa de él, se produjo una división entre la gente. Algunos querían detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él. Los guardias fueron a ver a los sumos sacerdotes y a los fariseos, y estos les preguntaron: “¿Por qué no lo trajeron?”. Ellos respondieron: “Nadie habló jamás como este hombre”. Los fariseos respondieron: “¿También ustedes se dejaron engañar? ¿Acaso alguno de los jefes o de los fariseos ha creído en él? En cambio, esa gente que no conoce la Ley está maldita”. Nicodemo, uno de ellos, que había ido antes a ver a Jesús, les dijo: “¿Acaso nuestra Ley permite juzgar a un hombre sin escucharlo antes para saber lo que hizo?”. Le respondieron: “¿Tú también eres galileo? Examina las Escrituras y verás que de Galilea no surge ningún profeta”. Y cada uno regresó a su casa.

___________________

1. Jeremías aparece hoy como figura de Jesús, un justo perseguido por su condición de profeta valiente, que de parte de Dios anuncia y denuncia a un pueblo que no quiere oir sus palabras.

Jeremías se da cuenta de «los planes homicidas» que están tramando los que le quieren ver callado. Y se dirige con confianza a Dios pidiendo su ayuda para que no prosperen los planes de sus enemigos: «a ti he encomendado mi causa, Señor Dios mío».

El drama de Jeremías es estremecedor. La suya es una figura patética, por haber sido llamado por Dios para ser profeta en tiempos muy difíciles. Pero prevalece en él la confianza, como se ha encargado de recoger el salmo de hoy: «Señor, Dios mío, a ti me acojo, líbrame de mis perseguidores y sálvame, apoya al inocente, tú que sondeas el corazón, tú, el Dios justo».

2. En estos días para nosotros cristianos la figura más impresionante es la de Jesús, que camina con decisión, aunque con sufrimiento, hacia el sacrificio de la cruz.

De nuevo es signo de contradicción: unos lo aceptan, otros lo rechazan. Los guardias quedan maravillados de cómo habla. Los dirigentes del pueblo discuten entre ellos, pero no le quieren reconocer, por motivos débiles, contados aqui no sin cierta ironia por Juan: al lado de los grandes signos que hace Jesús, ¿tan importante es de qué pueblo tiene que provenir el Mesías?

Jesús es presentado hoy como el nuevo Jeremías. También él es perseguido, condenado a muerte por los que se escandalizan de su mensaje. Será también «como cordero manso llevado al matadero». Confía en Dios: si Jeremías pide «Señor, a ti me acojo», Jesús en la cruz grita: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». Pero Jesús muestra una entereza y un estilo diferente. Jeremías pedía a Dios que le vengara de sus enemigos. Jesús muere pidiendo a Dios que perdone a sus verdugos.

3. Nuestra actitud hacia Cristo se va haciendo cada vez más contemplativa.

Vamos admirando su decisión radical, su fidelidad a la misión encomendada, su solidaridad con todos nosotros, en su camino hacia la cruz. Esta admiración irá creciendo a medida que nos aproximemos al Triduo Pascual.

Seguramente notamos también en el mundo de hoy esos «argumentos» tan superficiales por los que los «sabios» rechazan a Jesús o le ignoran, o intentan desprestigiar a sus portavoces, o a la Iglesia en general. Las personas sencillas -los guardias, y ésos a quienes los jefes llaman «chusma»- sí saben ver la verdad donde está, y creen.

Nosotros hemos tomado partido por Jesús. La Pascua que preparamos y que celebraremos nos ayudará a que esta fe no sea meramente rutinaria, sino más consciente. Y deberíamos hacer el propósito de ayudar a otros a que esta Pascua sea una luz encendida para todos, jóvenes o mayores, y logren descubrir la persona de Jesús.

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10:50


Sábado 01 de Abril de 2017
IV de Cuaresma
Morado

Martirologio Romano: En Grenoble, en Burgundia, san Hugo, obispo, que se esforzó en la reforma de las costumbres del clero y del pueblo, y siendo amante de la soledad, durante su episcopado ofreció a san Bruno, maestro suyo en otro tiempo, y a sus compañeros, el lugar de la Cartuja, que presidió cual primer abad, rigiendo durante cuarenta años esta Iglesia con esmerado ejemplo de caridad (1132).

Antífona de entrada          cf. Sal 17, 5-7
Las olas de la muerte me envolvieron y me cercaron los lazos del abismo; en mi angustia invoqué al Señor, y él escuchó mi voz desde su templo.

Oración colecta     
Te rogamos, Señor, que tu amor misericordioso dirija nuestros corazones porque sin tu ayuda no podemos agradarte. Por nuestro Señor Jesucristo...

Oración sobre las ofrendas        
Recibe con agrado estas ofrendas, Señor, y atrae misericordiosamente aun a los que se han alejado de ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión        cf. 1Ped 1, 18-19
Fuimos rescatados con la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha y sin defecto.

Oración después de la comunión
Que tus santos misterios nos purifiquen, Padre, y por su acción eficaz nos hagan agradables a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre el pueblo       (Facultativa)
Protege a tu pueblo, Señor, que camina presuroso hacia la Pascua, y acompáñalo con la abundancia de la gracia celestial, para que, ayudado por los consuelos sensibles, busque con prontitud los bienes invisibles. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Lectura        Jer 11, 18-20
Lectura del libro de Jeremías.
Señor, tú me has hecho ver las intrigas de este pueblo. Y yo era como un manso cordero, llevado al matadero, sin saber que ellos urdían contra mí sus maquinaciones: “¡Destruyamos el árbol mientras tiene savia, arranquémoslo de la tierra de los vivientes, y que nadie se acuerde más de su nombre!”. Señor de los ejércitos, que juzgas con justicia, que sondeas las entrañas y los corazones, ¡que yo vea tu venganza contra ellos, porque a ti he confiado mi causa!
Palabra de Dios.

Comentario
Jeremías no es ingenuo ante las amenazas que lo rodean, y no porque el Señor se lo haya revelado. En lugar de quitarlo de la situación, Dios hace que el profeta le dé un sentido al dolor.

Salmo 7, 2-3. 9bc-12
R. ¡Señor, Dios mío, en ti me refugio!

Señor, Dios mío, en ti me refugio: Sálvame de todos los que me persiguen; líbrame, para que nadie pueda atraparme como un león, que destroza sin remedio. R.

Júzgame, Señor, conforme a mi justicia y de acuerdo con mi integridad. ¡Que se acabe la maldad de los impíos! Tú que sondeas las mentes y los corazones, tú que eres un Dios justo, apoya al inocente. R.

Mi escudo es el Dios Altísimo, que salva a los rectos de corazón. Dios es un Juez justo y puede irritarse en cualquier momento. R.

Versículo      cf. Lc 8, 15
Felices los que retienen la Palabra de Dios con un corazón bien dispuesto y dan fruto gracias a su constancia.

Evangelio     Jn 7, 40-53
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Algunos de la multitud, que habían oído a Jesús, opinaban: “Este es verdaderamente el Profeta”. Otros decían: “Este es el Mesías”. Pero otros preguntaban: “¿Acaso el Mesías vendrá de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David y de Belén, el pueblo de donde era David?”. Y por causa de él, se produjo una división entre la gente. Algunos querían detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él. Los guardias fueron a ver a los sumos sacerdotes y a los fariseos, y estos les preguntaron: “¿Por qué no lo trajeron?”. Ellos respondieron: “Nadie habló jamás como este hombre”. Los fariseos respondieron: “¿También ustedes se dejaron engañar? ¿Acaso alguno de los jefes o de los fariseos ha creído en él? En cambio, esa gente que no conoce la Ley está maldita”. Nicodemo, uno de ellos, que había ido antes a ver a Jesús, les dijo: “¿Acaso nuestra Ley permite juzgar a un hombre sin escucharlo antes para saber lo que hizo?”. Le respondieron: “¿Tú también eres galileo? Examina las Escrituras y verás que de Galilea no surge ningún profeta”. Y cada uno regresó a su casa.
Palabra del Señor.

Comentario
Jesús es signo de contradicción. Ante  él los hombres toman posiciones diametralmente opuestas. La gente discute y se divide. Todavía hoy, Cristo continúa atrayendo discípulos entusiastas a su lado y enemigos que defienden su propia seguridad y el propio bienestar. La propuesta de Jesús es reconocerlo hoy, más allá de la apariencia, en los hermanos mas necesitados.

Oración introductoria
María, Madre de Misericordia, te pido tu maternal ayuda para poder reflexionar y meditar en las Palabras de tu Hijo Jesucristo, que son palabras de vida eterna. Ayúdame, Madre, a guardar todas estas reflexiones en mi corazón, como Tú lo hacías también, para que sean la tierra fecunda donde Cristo pueda sacar fruto para mi vida. Me pongo enteramente en tus maternales manos para que me lleves a Dios. Pongo también mi ser, mi poseer, mi familia, mis seres queridos y cuantos se han encomendado a mis oraciones para que también a ellos les asistas en sus dificultades.

Petición
Concédeme, Jesús, la sencillez de corazón para que no tenga que pedirte pruebas de tu amor, para que nunca deje de creer en ti. Concédeme la gracia de conocerte, amarte e imitarte.

Meditación 

Hoy el Evangelio nos presenta las diferentes reacciones que producían las palabras de nuestro Señor. En este pasaje no aparece ninguna palabra de Cristo, pero se descubren los pensamientos sobre Jesús que hay en muchos corazones (Lc 2, 35). Muchos se maravillan de la humilde procedencia de Jesús, pero porque no lo conocen. En nuestra vida nos puede pasar del mismo modo, el maravillarnos de lo que se dice de Dios, malo o bueno, pero nosotros no decimos nada porque le conocemos muy poco y no lo hemos experimentado.

Precisamente quien escucha a Jesús, quien lo conoce de cerca, queda maravillado. Quien oye las palabras de Cristo no puede quedar igual. Por eso en el texto evangélico los soldados que habían sido enviados a apresar al Señor, vuelven asombrados diciendo que nadie antes había hablado como Él. Esto hace que el enojo de los fariseos se agudice más porque no pueden realizar sus artimañas malintencionadas. Nosotros en cambio debemos acercarnos a Cristo, dejar que Él nos hable al corazón por medio del Evangelio, de la Eucaristía, de la Reconciliación. Poco a poco irá transformando nuestra alma e irá convenciéndonos suavemente con su amor, con su bondad, con su alegría. Si escuchar la Palabra de Dios puede cambiar el corazón, cuánto más no podrá hacer Él cuando le tenemos dentro.

Conocer a Cristo es una empresa apasionante que sólo experimentan quienes quieren hacer esta experiencia. Uno sale transformado de cada encuentro con el Señor, no porque nosotros hagamos o digamos algo, sino porque es Él el primer interesando en nuestra santificación y en nuestro bien. Y cuando a Cristo le abrimos la puerta del corazón, silenciosamente va invadiendo toda la casa hasta llenarla y poseerla toda, entonces es cuando como San Pablo podemos decir "y ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí" (Gal. 2, 20).

Pero poseer a Cristo es también transmitirlo, y al transmitirlo a los demás corremos el riesgo de no ser tomados en cuenta, o de ser tachados por los demás de cualquier cosa. Así le pasó a Nicodemo al querer hacer ver que se cometería una injusticia al juzgar a Jesús sin antes oírlo. Estas son las injusticias que sufren los amigos del Señor, pero Él ya lo había anunciado en el sermón de las bienaventuranzas: "Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan y con mentira digan contra vosotros todo género de mal por mí. Alegraos y regocijaos, porque grande será en los cielos vuestra recompensa..." (Mt 5, 11). Y nadie que haya querido ser amigo verdadero de Jesús ha quedado defraudado ni se ha arrepentido porque Dios siempre cumple sus promesas.

Propósito
Haré una breve oración por las personas que pasan por alguna necesidad o problema, pidiendo a Dios y a la Santísima Virgen que les haga experimentar su presencia y les ayude a solucionar y sobrellevar con fortaleza sus dificultades.

Diálogo con Cristo
Señor mío y Dios mío, Tú sabes que soy débil y muchas veces me dejo llevar por las cosas que a veces no te agradan. Dame tu fuerza para luchar cada día y buscar agradarte. Ayúdame para poder ayudar a los demás. Haz que siempre dé testimonio de Ti y de mi fe en Ti, para que pueda escuchar un día en el cielo tus palabras: "adelante, siervo bueno y fiel, entra a tomar parte del banquete de tu Señor". Jesús, confío en Ti; María, soy todo tuyo.

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10:50


Martirologio Romano: En Grenoble, en Burgundia, san Hugo, obispo, que se esforzó en la reforma de las costumbres del clero y del pueblo, y siendo amante de la soledad, durante su episcopado ofreció a san Bruno, maestro suyo en otro tiempo, y a sus compañeros, el lugar de la Cartuja, que presidió cual primer abad, rigiendo durante cuarenta años esta Iglesia con esmerado ejemplo de caridad (1132).

Etimológicamente: Hugo = Aquel de Inteligencia Clara, es de origen germano.

Fecha de canonización: 22 de abril de 1134 por el Papa Inocencio II.

Breve Biografía

El obispo que nunca quiso serlo y que se santificó siéndolo.

Nació en Valence, a orillas del Isar, en el Delfinado, en el año 1053. Casi todo en su vida se sucede de forma poco frecuente. Su padre Odilón, después de cumplir con sus obligaciones patrias, se retiró con el consentimiento de su esposa a la Cartuja y al final de sus días recibió de mano de su hijo los últimos sacramentos. Así que el hijo fue educado en exclusiva por su madre.

Aún joven obtiene la prebenda de un canonicato y su carrera eclesiástica se promete feliz por su amistad con el legado del papa. Como es bueno y lo ven piadoso, lo hacen obispo a los veintisiete años muy en contra de su voluntad por no considerarse con cualidades para el oficio -y parece ser que tenía toda la razón-, pero una vez consagrado ya no había remedio; siempre atribuyeron su negativa a una humildad excesiva. Lo consagró obispo para Grenoble el papa Gregorio VII, en el año 1080, y costeó los gastos la condesa Matilde.

Al llegar a su diócesis se la encuentra en un estado deprimente: impera la usura, se compran y venden los bienes eclesiásticos (simonía), abundan los clérigos concubinarios, la moralidad de los fieles está bajo mínimos con los ejemplos de los clérigos, y sólo hay deudas por la mala administración del obispado. El escándalo entre todos es un hecho. Hugo -entre llantos y rezos- quiere poner remedio a todo, pero ni las penitencias, ni las visitas y exhortaciones a un pueblo rudo y grosero surten efecto. Después de dos años todo sigue en desorden y desconcierto. Termina el obispo por marcharse a la abadía de la Maison-Dieu en Clermont (Auvernia) y por vestir el hábito de san Benito. Pero el papa le manda taxativamente volver a tomar las riendas de su iglesia en Grenoble.

Con repugnancia obedece. Se entrega a cumplir fielmente y con desagrado su sagrado ministerio. La salud no le acompaña y las tentaciones más aviesas le atormentan por dentro. Inútil es insistir a los papas que se suceden le liberen de sus obligaciones, nombren otro obispo y acepten su dimisión. Erre que erre ha de seguir en el tajo de obispo sacando adelante la parcela de la Iglesia que tiene bajo su pastoreo. Vendió las mulas de su carro para ayudar a los pobres porque no había de dónde sacar cuartos ni alimentos, visita la diócesis andando por los caminos, estuvo presente en concilios y excomulgó al antipapa Anacleto; recibió al papa Inocencio II -que tampoco quiso aceptar su renuncia- cuando huía del cismático Pedro de Lyon y contribuyó a eliminar el cisma de Francia.

Ayudó a san Bruno y sus seis compañeros a establecerse en la Cartuja que para él fue siempre remanso de paz y un consuelo; frecuentemente la visita y pasa allí temporadas viviendo como el más fraile de todos los frailes.

Como él fue fiel y Dios es bueno, dio resultado su labor en Grenoble a la vuelta de más de medio siglo de trabajo de obispo. Se reformaron los clérigos, las costumbres cambiaron, se ordenaron los nobles y los pobres tuvieron hospital para los males del cuerpo y sosiego de las almas. Al final de su vida, atormentado por tentaciones que le llevaban a dudar de la Divina Providencia, aseguran que perdió la memoria hasta el extremo de no reconocer a sus amigos, pero manteniendo lucidez para lo que se refería al bien de las almas. Su vida fue ejemplar para todos, tanto que, muerto el 1 de abril de 1132, fue canonizado solo a los dos años, en el concilio que celebraba en Pisa el papa Inocencio.

No tuvo vocación de obispo nunca, pero fue sincero, honrado en el trabajo, piadoso, y obediente. La fuerza de Dios es así. Es modelo de obispos y de los más santos de todos los tiempos.

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10:50


OFICIO DE LECTURA - SÁBADO DE LA SEMANA IV - TIEMPO DE CUARESMA
Propio del Tiempo. Salterio IV. 

SEGUNDA LECTURA

De la Constitución pastoral Gáudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, del Concilio Vaticano segundo
(Núms. 37-38)

TODA LA ACTIVIDAD DEL HOMBRE HA DE SER PURIFICADA POR EL MISTERIO PASCUAL

La sagrada Escritura, con la cual está de acuerdo la experiencia de los siglos, enseña a la familia humana que el progreso, altamente beneficioso para el hombre, también encierra, sin embargo, una gran tentación; pues los individuos y las colectividades, si llega a quedar subvertida la jerarquía de los valores y mezclado el bien con el mal, no miran más que a lo suyo, olvidando lo ajeno. Con lo cual el mundo no es ya el ámbito de una auténtica fraternidad, al tiempo que el poder creciente de la humanidad amenaza con destruir al propio género humano.

Si nos preguntamos cómo es posible superar tan deplorable calamidad, debemos-saber que la respuesta cristiana es la siguiente: hay que purificar y perfeccionar por la cruz y resurrección de Cristo todas las actividades humanas, las cuales, a causa de la soberbia y del egoísmo, corren diario peligro.

El hombre, redimido por Cristo y hecho en el Espíritu Santo nueva creatura, puede y debe amar las cosas creadas por Dios. Pues de Dios las recibe, y las mira y respeta como objetos salidos de las manos de Dios. 

Dando gracias por ellas al Bienhechor y usando y gozando de las creaturas con pobreza y libertad de espíritu, el hombre entra de veras en posesión del mundo, como quien nada tiene y es dueño de todo. Todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.

El Verbo de Dios, por quien fueron hechas todas las cosas, hecho él mismo carne y habitando en la tierra, entró como hombre perfecto en la historia del mundo, asumiéndola y constituyéndose él mismo como centro y cabeza de todas las cosas. Es él quien nos revela que Dios es amor, a la vez que nos enseña que la ley fundamental de la perfección humana y, por tanto, de la transformación del mundo es el mandamiento nuevo del amor.

Así, pues, a los que creen en el amor divino les da la certeza de que el camino del amor está abierto para el hombre, y que el esfuerzo por instaurar la fraternidad universal no es una utopía. Al mismo tiempo advierte que esta caridad no hay que buscarla únicamente en los acontecimientos importantes, sino, ante todo, en la vida ordinaria.

Él, sufriendo la muerte por todos nosotros, pecadores, nos enseña con su ejemplo que hemos de llevar también la cruz, que la carne y el mundo echan sobre los hombros de quienes buscan la paz y la justicia.

Constituido Señor por su resurrección, Cristo, al que le ha sido dada toda potestad en el cielo y en la tierra, obra ya por la virtud de su Espíritu en el corazón del hombre, no sólo despertando el anhelo del siglo futuro, sino alentando, purificando y robusteciendo también, con ese deseo, aquellos generosos propósitos con los que la familia humana intenta hacer más llevadera su propia vida y someter la tierra a este fin.

Mas los dones del Espíritu Santo son diversos: pues mientras llama a unos para que den un manifiesto testimonio, por medio de su ardiente anhelo de la morada celestial, y conserven así vivo este anhelo en medio de la humanidad, a otros los llama para que se dediquen al servicio temporal de esa humanidad, y preparen así el material del reino de los cielos.

A todos, sin embargo, los libera, para que, con la abnegación propia y por el empleo de todas las energías terrenas en pro de la vida humana, proyecten su preocupación hacia los tiempos futuros, cuando la humanidad entera llegará a ser una ofrenda acepta a Dios.

RESPONSORIO 2Co 5, 15; Rm 4, 25

R. Cristo murió por todos, * para que los que viven no vivan ya para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
V. Fue entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitado para nuestra justificación.
R. Para que los que viven no vivan ya para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

ORACIÓN.

OREMOS,
Señor, que tu amor misericordioso dirija siempre nuestros deseos y actividades, pues sabemos que sin tu ayuda no podemos complacerte. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

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10:20


OFICIO DE LECTURA - SÁBADO  DE LA SEMANA IV - TIEMPO DE CUARESMA
Propio del Tiempo. Salterio IV


Himno: ¿QUÉ TENGO YO QUE MI AMISTAD PROCURAS?



¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?

¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía!»

y ¡cuántas, hermosura soberana:
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana! Amén.



V. El que obra la verdad viene a la luz.

R. Y sus obras quedan de manifiesto. 


PRIMERA LECTURA


Año I

De la carta a los Hebreos 10, 11-25

PERSEVERANCIA EN LA FE

Hermanos: Todo sacerdote asiste de pie cada día, oficiando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que de ningún modo pueden borrar los pecados. Cristo, en cambio, habiendo ofrecido un solo sacrificio en expiación de los pecados, está sentado para siempre a la diestra de Dios, y espera el tiempo que falta «hasta que sus enemigos sean hechos estrado de sus pies». Así, con una sola oblación, ha llevado para siempre a la perfección en la gloria a los que ha santificado.

Nos lo atestigua también el Espíritu Santo. Después de haber dicho: «Así será la alianza que haré con ellos después de aquellos días: Imprimiré mi ley en sus corazones, la escribiré en sus mentes», termina así: «De sus crímenes y pecados ya no me acordaré más.» Así que, allí donde se da remisión de los pecados, ya no hay más sacrificio por el pecado.

En virtud de la sangre de Cristo, tenemos, pues, hermanos, plena seguridad y confianza para entrar en el santuario. Éste es el camino nuevo y lleno de vida, que ha inaugurado él para nosotros pasando por el velo, es decir, por su condición de sumisión a la muerte. Tenemos, pues, un gran sacerdote al frente de la casa de Dios. Acerquémonos, por lo tanto, con sinceridad de corazón, con plenitud de fe, purificados los corazones de toda mancha de que tengamos conciencia y lavado el cuerpo con agua pura. Mantengamos firmemente la profesión de nuestra esperanza (porque fiel es Dios que nos hizo las promesas); y miremos los unos por los otros, para estimularnos a la caridad y a las buenas obras. No desertemos de nuestra propia asamblea, como acostumbran algunos, sino alentémonos unos a otros; tanto más, cuanto que veis acercarse el Día del Señor.

RESPONSORIO    Cf. Hb 9, 15; 10, 20. 19; cf. Mi 2, 13

R. Cristo, mediador de la nueva alianza, * ha inaugurado para nosotros, pasando por el velo, es decir, por su condición de sumisión a la muerte, un camino nuevo y lleno de vida para entrar en el santuario.
V. Delante marcha el rey, el Señor a la cabeza.
R. Ha inaugurado para nosotros, pasando por el velo, es decir, por su condición de sumisión a la muerte, un camino nuevo y lleno de vida para entrar en el santuario.

Año II



Del libro de los Números 11, 4-6. 10-30


EL ESPÍRITU DE DIOS ES INFUNDIDO SOBRE LOS SETENTA ANCIANOS DE ISRAEL

En aquellos días, la muchedumbre que iba con los hijos de Israel estaba hambrienta, y los mismos israelitas se pusieron a llorar con ellos, diciendo:

«¡Quién pudiera comer carne! Cómo nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, y de los pepinos y melones, de los puerros y cebollas y ajos. Pero ahora se nos quita el apetito de no ver más que maná.»

Moisés oyó cómo el pueblo, familia por familia, lloraba, cada uno a la entrada de su tienda, provocando la ira del Señor, y, disgustado, dijo al Señor:

«¿Por qué tratas mal a tu siervo y no le concedes tu favor, sino que lo haces cargar con todo este pueblo? ¿He concebido yo acaso a todo este pueblo o lo he dado a luz, para que me digas: "Coge en brazos a este pueblo, como una nodriza a la criatura, y llévalo a la tierra que prometí a sus padres"? ¿De dónde sacaré carne para repartirla a todo el pueblo? Vienen a mí llorando: "Danos de comer carne." Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo, pues es demasiado pesado para mí. Si me vas a tratar así, más vale que me hagas morir: concédeme este favor, y no tendré que pasar tales desventuras.» 

El Señor respondió a Moisés:

«Reúneme setenta ancianos de Israel, de los que te conste que son ancianos realmente al servicio del pueblo; llévalos a la Tienda de Reunión, y que esperen allí contigo. Yo bajaré y hablaré allí contigo. Tomaré una parte del espíritu que posees y se lo pasaré a ellos, para que se repartan contigo la carga del pueblo y no la tengas que llevar tú solo.

Al pueblo le dirás: "Purificaos para mañana, pues comeréis carne. Habéis llorado pidiendo al Señor: '¡Quién nos diera de comer carne! Nos iba mejor en Egipto.' El Señor os dará de comer carne. No un día, ni dos, ni cinco, ni diez, ni veinte, sino un mes entero, hasta que os produzca náusea y la vomitéis. Porque habéis rechazado al Señor, que va en medio de vosotros, y os habéis lamentado ante él, diciendo: '¿Por qué salimos de Egipto?"'»

Replicó Moisés:

«El pueblo que va conmigo cuenta seiscientos mil de a pie, y tú dices: "Les daré carne para que coman un mes entero." Aunque matemos las vacas y las ovejas no les bastará, y aunque reuniera todos los peces del mar, no sería suficiente.»

El Señor respondió a Moisés:

«¿Tan mezquina es la mano de Dios? Ahora verás si se cumple mi palabra o no.» Moisés salió y comunicó al pueblo las palabras del Señor. Después reunió a los setenta ancianos y los colocó alrededor de la Tienda. El Señor bajó en la nube, habló con él y, tomando parte del espíritu que había en Moisés, se lo pasó a los setenta ancianos. Al posarse sobre ellos el espíritu, se pusieron a profetizar. Habían quedado en el campamento dos del grupo, llamados Eldad y Medad. Aunque estaban en la lista, no habían acudido a la Tienda. Pero el espíritu se posó también sobre ellos y se pusieron a profetizar en el campamento. Un muchacho corrió a contárselo a Moisés:

«Eldad y Medad están profetizando en el campamento.»

Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde joven, intervino:

«Señor mío, Moisés, prohíbeselo.» Moisés le respondió:

«¿Estás celoso por mí? ¡Ojalá que todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor!»

Y Moisés volvió al campamento con los ancianos de Israel.

RESPONSORIO    Jl 2, 28. 29; Hch 1, 8

R. Derramaré mi espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas. * Derramaré mi espíritu en aquellos días.
V. Recibiréis la fortaleza del Espíritu Santo y seréis mis testigos hasta los últimos confines de la tierra.
R. Derramaré mi espíritu en aquellos días.

SEGUNDA LECTURA

De la Constitución pastoral Gáudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, del Concilio Vaticano segundo
(Núms. 37-38)

TODA LA ACTIVIDAD DEL HOMBRE HA DE SER PURIFICADA POR EL MISTERIO PASCUAL

La sagrada Escritura, con la cual está de acuerdo la experiencia de los siglos, enseña a la familia humana que el progreso, altamente beneficioso para el hombre, también encierra, sin embargo, una gran tentación; pues los individuos y las colectividades, si llega a quedar subvertida la jerarquía de los valores y mezclado el bien con el mal, no miran más que a lo suyo, olvidando lo ajeno. Con lo cual el mundo no es ya el ámbito de una auténtica fraternidad, al tiempo que el poder creciente de la humanidad amenaza con destruir al propio género humano.

Si nos preguntamos cómo es posible superar tan deplorable calamidad, debemos-saber que la respuesta cristiana es la siguiente: hay que purificar y perfeccionar por la cruz y resurrección de Cristo todas las actividades humanas, las cuales, a causa de la soberbia y del egoísmo, corren diario peligro.

El hombre, redimido por Cristo y hecho en el Espíritu Santo nueva creatura, puede y debe amar las cosas creadas por Dios. Pues de Dios las recibe, y las mira y respeta como objetos salidos de las manos de Dios. 

Dando gracias por ellas al Bienhechor y usando y gozando de las creaturas con pobreza y libertad de espíritu, el hombre entra de veras en posesión del mundo, como quien nada tiene y es dueño de todo. Todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.

El Verbo de Dios, por quien fueron hechas todas las cosas, hecho él mismo carne y habitando en la tierra, entró como hombre perfecto en la historia del mundo, asumiéndola y constituyéndose él mismo como centro y cabeza de todas las cosas. Es él quien nos revela que Dios es amor, a la vez que nos enseña que la ley fundamental de la perfección humana y, por tanto, de la transformación del mundo es el mandamiento nuevo del amor.

Así, pues, a los que creen en el amor divino les da la certeza de que el camino del amor está abierto para el hombre, y que el esfuerzo por instaurar la fraternidad universal no es una utopía. Al mismo tiempo advierte que esta caridad no hay que buscarla únicamente en los acontecimientos importantes, sino, ante todo, en la vida ordinaria.

Él, sufriendo la muerte por todos nosotros, pecadores, nos enseña con su ejemplo que hemos de llevar también la cruz, que la carne y el mundo echan sobre los hombros de quienes buscan la paz y la justicia.

Constituido Señor por su resurrección, Cristo, al que le ha sido dada toda potestad en el cielo y en la tierra, obra ya por la virtud de su Espíritu en el corazón del hombre, no sólo despertando el anhelo del siglo futuro, sino alentando, purificando y robusteciendo también, con ese deseo, aquellos generosos propósitos con los que la familia humana intenta hacer más llevadera su propia vida y someter la tierra a este fin.

Mas los dones del Espíritu Santo son diversos: pues mientras llama a unos para que den un manifiesto testimonio, por medio de su ardiente anhelo de la morada celestial, y conserven así vivo este anhelo en medio de la humanidad, a otros los llama para que se dediquen al servicio temporal de esa humanidad, y preparen así el material del reino de los cielos.

A todos, sin embargo, los libera, para que, con la abnegación propia y por el empleo de todas las energías terrenas en pro de la vida humana, proyecten su preocupación hacia los tiempos futuros, cuando la humanidad entera llegará a ser una ofrenda acepta a Dios.

RESPONSORIO    2Co 5, 15; Rm 4, 25

R. Cristo murió por todos, * para que los que viven no vivan ya para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
V. Fue entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitado para nuestra justificación.
R. Para que los que viven no vivan ya para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

ORACIÓN.

OREMOS,
Señor, que tu amor misericordioso dirija siempre nuestros deseos y actividades, pues sabemos que sin tu ayuda no podemos complacerte. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.

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09:17

Fiesta de los tabernáculos

VIERNES DE LA CUARTA SEMANA DE CUARESMA

 Libro de la Sabiduría 2,1.12-22.

Ellos se dicen entre sí, razonando equivocadamente: “Breve y triste es nuestra vida, no hay remedio cuando el hombre llega a su fin ni se sabe de nadie que haya vuelto del Abismo. Tendamos trampas al justo, porque nos molesta y se opone a nuestra manera de obrar; nos echa en cara las transgresiones a la Ley y nos reprocha las faltas contra la enseñanza recibida. El se gloría de poseer el conocimiento de Dios y se llama a sí mismo hijo del Señor. Es un vivo reproche contra nuestra manera de pensar y su sola presencia nos resulta insoportable, porque lleva una vida distinta de los demás y va por caminos muy diferentes. Nos considera como algo viciado y se aparta de nuestros caminos como de las inmundicias. El proclama dichosa la suerte final de los justos y se jacta de tener por padre a Dios. Veamos si sus palabras son verdaderas y comprobemos lo que le pasará al final. Porque si el justo es hijo de Dios, él lo protegerá y lo librará de las manos de sus enemigos. Pongámoslo a prueba con ultrajes y tormentos, para conocer su temple y probar su paciencia. Condenémoslo a una muerte infame, ya que él asegura que Dios lo visitará”. Así razonan ellos, pero se equivocan, porque su malicia los ha enceguecido. No conocen los secretos de Dios, no esperan retribución por la santidad, ni valoran la recompensa de las almas puras.

Salmo 34,17-21.23.

pero el Señor rechaza a los que hacen el mal para borrar su recuerdo de la tierra.
Cuando ellos claman, el Señor los escucha y los libra de todas sus angustias.
El Señor está cerca del que sufre y salva a los que están abatidos.
El justo padece muchos males, pero el Señor lo libra de ellos.
El cuida todos sus huesos, no se quebrará ni uno solo.
Pero el Señor rescata a sus servidores, y los que se refugian en él no serán castigados.

Evangelio según San Juan 7,1-2.10.25-30.

Después de esto, Jesús recorría la Galilea; no quería transitar por Judea porque los judíos intentaban matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las Chozas, Sin embargo, cuando sus hermanos subieron para la fiesta, también él subió, pero en secreto, sin hacerse ver. Algunos de Jerusalén decían: “¿No es este aquel a quien querían matar? ¡Y miren cómo habla abiertamente y nadie le dice nada! ¿Habrán reconocido las autoridades que es verdaderamente el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde es este; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde es”. Entonces Jesús, que enseñaba en el Templo, exclamó: “¿Así que ustedes me conocen y saben de dónde soy? Sin embargo, yo no vine por mi propia cuenta; pero el que me envió dice la verdad, y ustedes no lo conocen. Yo sí lo conozco, porque vengo de él y es él el que me envió”. Entonces quisieron detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él, porque todavía no había llegado su hora.

_____________________

1. Hoy es viernes. Dentro de dos semanas justas estaremos en el Viernes Santo, fijos los ojos en la Cruz de Cristo. Las lecturas de hoy parecen orientarnos ya a esa perspectiva.

Algunas frases las volveremos a escuchar aquel día: «ha puesto su confianza en Dios, que le salve ahora, si es que de verdad le quiere» (Mt 27,43).

En el Iibro de la Sabiduría, -el último del AT- aparece una dinámica que luego vemos cumplirse a lo largo de los siglos y también ahora: los justos resultan incómodos en medio de una sociedad no creyente, y por tanto hay que eliminarlos. «Nos resulta incómodo, se opone a nuestras acciones, nos echa en cara nuestros pecados… es un reproche para nuestras ideas… Ileva una vida distinta de los demás». La decisión es: «lo condenaremos a muerte ignominiosa».

Pero Dios, como repite el salmo, «está cerca de los atribulados… el Señor se enfrenta con los malhechores… aunque el justo sufra muchos males, de todos lo libra el Señor».

2. «Los judíos trataban de matarlo». Jesús es el prototipo del justo que resulta incómodo y cuyo testimonio se quiere hacer silenciar.

Entre hoy y mañana leemos el capitulo 7 del evangelio de Juan. Sucede en la fiesta de las Tiendas o Tabernáculos, la fiesta del final de la cosecha, muy concurrida en Jerusalén, que duraba ocho días. La oposición de las clases dirigentes a Jesús se va enconando cada vez más, porque se presentaba como igual a Dios.

Las excusas son a cual más flojas: por ejemplo, que de Jesús saben de dónde viene, de Nazaret, mientras que el Mesías no se sabrá de dónde viene. Otras veces será porque le creen endemoniado. Lo importante es desacreditarle y no tener que aceptar su testimonio. Jesús afirma (grita) valientemente su identidad: «yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz: a ése vosotros no le conocéis; yo lo conozco porque procedo de él y él me ha enviado».

«Todavía no había llegado su hora» y, por tanto, todavía no es la hora de la cruz.

3. También en el mundo de hoy, junto a muchas personas que creen y aceptan a Cristo, hay otras muchas que han optado por ignorarlo, o incluso por perseguir toda idea suya. Sus seguidores corren igual suerte. Una sociedad que va perdiendo valores fundamentales, acusa el impacto del testimonio de los creyentes. Los verdaderos profetas son con frecuencia perseguidos. Los falsos, los que no se preocupan de transmitir lo que Dios dice, sino lo que gusta a la gente, ésos sí que prosperan.

Lo de perseguir al profeta le puede pasar al Papa, si lo que dice no gusta. A unos obispos o a unos misioneros, si su voz se levanta para denunciar injusticias o situaciones que afectan a intereses de poderosos. También nos puede pasar a cada uno de nosotros, si con nuestra vida damos un testimonio de valores diferentes, porque vivimos en sentido inverso de lo que es moda o de lo que dicen las estadísticas sociológicas. O sea, si damos testimonio del evangelio de Jesús, que no coincide con el del mundo.

Tal vez no llegaremos a ser perseguidos y amenazados de muerte, pero sí desacreditados o ridiculizáis o simplemente ignorados. No deberíamos asustarnos demasiado. Todos estamos comprometidos en la batalla entre el bien y el mal. Jesús fue signo de contradicción, como les anunció el anciano Simeón a María y a José. Los cristianos, si somos luz y sal, podemos también resultar molestos en el ambiente en que nos movemos. Lo triste seria que no diéramos ninguna clase de testimonio, que fuéramos insípidos, incapaces de iluminar o interpelar a nadie.

Ante el Triduo Pascual, ya cercano, nuestra opción por Cristo debe movernos también a la aceptación de su cruz y de su testimonio radical, si queremos en verdad celebrar la Pascua con él.

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08:30
La relación personal con Dios es esencial e irremplazable; pero para los novios -que aspiran a la unidad en su matrimonio- no basta. La razón más profunda de esta afirmación nos la da Jesús de Nazaret: "¿No habéis leído que el Creador, desde el principio, los hizo varón y hembra, y que dijo: 'Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos uno solo?'" (Mt 19, 4-5).
La mayor parte de casados que oran lo hacen individualmente, pero muy pocos como matrimonio. Lo mismo sucede con las parejas de novios. ¿Por qué son pocas las parejas que oran como tales? Hay varias razones, tales como la mentalidad individualista que muchas parejas tienen acerca de Dios y de la espiritualidad; el considerar la relación con Dios algo privado y personal -para algunos, un "tabú"-. A veces, la dificultad viene del hecho de que los novios pertenecen a diferentes religiones. Pero ¿cómo comunicarse y relacionarse con Dios como pareja?
Cuatro posibles pasos
Son graduales: no se puede dar el siguiente paso si antes no se ha experimentado el anterior. El incondicional punto de partida de cada uno de los pasos es la comunicación y relación individual con Dios. Sin esta experiencia personal, la oración en común es superficial.
1.     Participar juntos en la Eucaristía: es el corazón del mundo, la fuente del amor y de unidad entre los hombres, y también de quienes buscan fortalecer, curar y acrecentar una especial unión entre ellos. Esto implica, además, un común esfuerzo para ayudarse a vivir en la gracia de Dios, y para valorar y celebrar el sacramento de la penitencia, que ayuda a rectificar la dureza de corazón y corregir los pecados y defectos.
2.  Compartir el mismo pasaje bíblico, leyéndolo juntos; guardando unos minutos de silencio e intercambiando el uno con el otro las ideas, los sentimientos y los propósitos suscitados por la lectura conjunta. Escuchando siempre al otro con mucho respeto y atención. Con el corazón.
3.     Poner en común vivencias personales de oración, tales como luces, necesidades espirtiuales, dones, dificultades, ideales, metas, tentaciones...
4.   Practicando la corrección mutua y fraterna, dialogando en la presencia de Dios acerca de los compromisos personales de cada uno, para estimularse y animarse mutuamente a vivir de acuerdo con la voluntad de Dios.
Ejemplo práctico:
-       Sentarse juntos y, en silencio, ponerse los dos en la presencia de Dios.
Escuchar juntosun pasaje de la Biblia. Uno lee en alto y muy despacio.
-       Una pausa. Para que la palabra de Dios penetre en los corazones.
-       Comunicarselo que cada uno cree que Dios le está diciendo. Su mensaje.
-       Otra pausa. Meditar lo que cada uno ha escuchado del otro.
-       Hablar espontáneamente y en alto con Dios, o recitar una oración juntos.

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03:26

Quien paga manda, y nos puede pasar que, por recibir subvenciones para algunas actividades netamente católicas y eclesiales, nos quieran hacer pasar por el aro y encima crearnos mala conciencia.

Escribo esto tras leer ayer una noticia según la cual se pide al obispado de Palencia que revise las normas según las cuales, para poder presidir una hermandad, a los requisitos de ser católico y adjuntar la partida de bautismo y estar confirmado, se añaden otros como no estar divorciado, ni casado por lo civil, ni casado con una persona del mismo sexo, ni estar viviendo en concubinato. Parece ser que algunos grupos políticos condicionarían los apoyos económicos a las hermandades a la revisión de estos estatutos, ya que, según ellos, incumplen la Constitución y suponen un veto a la diversidad sexual.

Bien. Dicho y leído esto, a servidor se le ocurren un par de cosas.

La primera de ellas, que efectivamente hay que modificar los requisitos no solo para ser presidente, sino para ser miembro de una hermandad. A los ya expuestos, habría que añadir otras consideraciones, y es que una cosa es ser pecador, que todos los somos, y otra vivir en abierta situación de escándalo público. Alguien que se dedique al narcotráfico, a la trata de blancas, que cobre comisiones ilegales, o condenado por corrupción o fraude, no puede estar en una hermandad, que aquí parece que, salvando cama, lo demás es válido.

La segunda, decir a diputaciones, ayuntamientos y demás hierbas que, si quieren ayudar económicamente, muy agradecidos, pero que si es a costa de bajada de pantalones, no estamos por la labor. Y que si no hay ayudas no pasa nada, se suspende la procesión, se hace más corta, se modifica el recorrido o directamente se acaba con la semana santa en la calle. No pasa nada. Bueno, sí pasa, que los hosteleros, restauradores, comercios… pueden cerrar en esos días, porque ir a Palencia en semana santa simplemente para comprar socorritos me da que lo iba a hacer poca gente. Pero ellos verán.

¿Agradecidos quiénes y a quién? Entiendo que agradecidos ayuntamientos y diputaciones a la iglesia, capaz de atraer a millares y millares de personas a sus celebraciones. Personas que sí, que dejan su pequeña limosna, tal vez, en los cepillos de los templos, pero que necesariamente comen, beben y duermen, y eso se hace en otros sitios y se paga estupendamente. Pues ya lo ven: desde la Iglesia asustados por si dejan de ayudarnos. Hay que cambiar el razonamiento.

Señores: ¿la semana santa deja dinero en la ciudad? ¿la semana santa trae turistas? ¿interesa al ayuntamiento esa avalancha de gente? Pues colaboren con sus gastos. ¡Ah! ¿Qué ponen condiciones, que exigen que renunciemos a principios básicos de la fe? Pues tranquilos, se metan la subvención por salva sea la parte, y nosotros, la Iglesia, haremos una semana santa más discretita, menos vistosa, lo que buenamente podamos, y si la gente no viene, lo discuten con el gremio de hostelería. La ayuda a la semana santa la pueden emplear en un campeonato de bolos y rana, que seguro será un éxito del todo descriptible.

Es que tenemos que razonar de otra manera. Oigan, señor obispo, señores curas, que si no permiten ser presidente de hermandades a cualquiera, se quedan sin subvención. Oigan señor alcalde, señor presidente de la diputación, que si no hay ayuda, se quedan sin semana santa en la calle. Ustedes mismos. 

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Henry Box Brown se ganó a pulso su sobrenombre de Caja. Fue un 29 de marzo, pero de 1849, cuando este esclavo negro decidió huir de su cautiverio. Para ello, se metió en un cajón de madera y se envió a sí mismo a una región de Estados Unidos donde la esclavitud estaba abolida. Brown nació en 1815 en una plantación llamada Hermitage en el Estado de Virginia, al sur del país. 

Como en otros territorios sureños, la esclavitud estaba a la orden del día. Al ser hijo de esclavos, por ley, él también nació esclavo. A los 15 años de edad fue enviado a trabajar a una plantación de tabaco, tal y como cuenta en su autobiografía Narrative of the Life of Henry Box Brown.Allí conoció a su mujer Nancy, con la que se casó -un matrimonio no reconocido por las instituciones de Estados Unidos, ya que ni a esto tenían derecho los esclavos- y tuvo tres hijos. 

El negrero que poseía a la familia decidió vender tanto a la mujer como a los hijos de Henry, a pesar de que éste había pagado a su dueño para que no lo hiciera. Después de esta traición, decidió que era el momento de escapar con el principal objetivo de poder recuperar en un futuro a su familia.Cuando tenía 33 años, en 1849, Henry Brown urdió un plan para huir. 

Consistía en introducirse en una angosta caja, que no medía ni un metro cuadrado, y enviarse al Philadelphia Vigilance Committee, un grupo de personas de Filadelfia (Estado de Pensilvania) que, entre otras cosas, velaban por el cumplimiento de la abolición de la esclavitud. Henry entregó 86 de los 166 dólares que tenía ahorrados a dos hombres para que le ayudaran a conseguir su libertad.Ellos eran James Smith, un hombre negro libre, y Samuel Smith, un zapatero blanco sensibilizado con la causa. Ambos acudieron a Filadelfia para poder llevar a cabo correctamente su plan. 

Allí no sólo hablaron con el Comité de Vigilancia, sino que se pusieron en contacto con ministros del Gobierno para saber cómo actuar.Y el gran día llegó. Fue el 29 de marzo de 1849 cuando Henry se quemó la mano con ácido sulfúrico intencionadamente para faltar ese día al trabajo. Se metió en la pequeña caja, con apenas unos víveres y muy poca agua, y comenzó su viaje a la libertad. Para que su odisea fuese más segura, hizo un pequeño agujero para respirar y colocó dos etiquetas que indicaban "esta parte hacia arriba" y "manejar con cuidado". 

 A pesar de ello, la caja fue golpeada, arrastrada y, en muchos casos, volteada. Durante bastante tiempo permaneció en una posición incorrecta. Brown se las tuvo que ingeniar para no moverse y no alertar a los transportistas. Adams Express fue la compañía elegida para transportar al esclavo en tren, barco de vapor y otra vez tren, en un tortuoso viaje de 27 horas en completo silencio en el que casi muere.El 30 de marzo, por fin llegó a la libertad. En Filadelfia lo desembalaron y Brown pudo iniciar una nueva vida. Se convirtió en un firme defensor del abolicionismo de la esclavitud en su país. 

El mismo año que escapó, ya siendo un hombre libre, se puso en contacto con el propietario de su familia e intentó comprar a su mujer e hijos, pero este se negó a ello. Para Henry supuso una gran frustración, ya que era el principal objetivo de su huida.En 1850 de nuevo tuvo que huir debido a la ley de Esclavos Fugitivos, que trató de encontrar a todos los sometidos que habían escapado. Brown se mudó a Inglaterra con su nueva familia y allí se convirtió en mago y showman. Años después, siendo ya conocido en el mundo de la farándula, volvió a Estados Unidos para seguir reclamando los derechos de los negros cuando la abolición de la esclavitud fue conseguida.

Fran Sánchez Becerril
elmundo.es

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