Algunos feligreses, tanto reales como virtuales, me hablan de una nueva aplicación para confesar y confesarse, que se llama “confesor-go”, e incluso me preguntan si me he dado de alta en ella o tengo intención de hacerlo.
Vaya por delante que servidor es amigo de las nuevas tecnologías. Ya saben: blog, Facebook, twitter, móvil, WhatsApp… En fin, esas cosas ya tan corrientitas. Es más, me parece todo un invento la cantidad de aplicaciones que se pueden encontrar para móvil y que nos pueden ayudar a vivir la fe. Por ejemplo, el breviario. Para un servidor, utilísimo. Sin embargo, esta aplicación para confesar y encontrar el confesor disponible más cercano he de decir que no acaba de convencerme.
Pienso que, de cara a la confesión, antes que una aplicación en el móvil informando de dónde estamos y de si podemos confesar, lo más necesario es un horario amplio de confesiones en la propia parroquia, de forma que el que desea acercarse al sacramento no tenga dudas de que en su parroquia hay un sacerdote en el confesionario o, en todo caso disponible, tales días y de tal a tal hora. Más aún, igual que hay una aplicación extraordinaria para saber horarios de misas, misas.org, pues otra con horarios COMPROBADOS de confesión. Y digo comprobados porque lo peor que nos puede pasar es poner horario y luego no estar. Vaya fiasco.
¿Y si es un caso de urgencia? Pues se acude a la parroquia y punto, que se supone que habrá una previsión para estos casos.
Por tanto, lo primero, es GARANTIZAR la atención en las parroquias, en horario ordinario y extraordinario si fuese menester, y no vale eso de que si alguien me necesita que me busque en la aplicación, entre otras cosas porque Rafaela y las que son como ella no tienen Smartphone.
Dicho esto, tampoco creo yo que la aplicación sea especialmente útil. La tengo descargada. Ahora mismo, diez de la mañana de un veinte de diciembre, me dice que los sacerdotes más cercanos que tengo a mi disposición son tres, y que se encuentran en este preciso instante en Bilbao, San Sebastián y Barcelona. Entiendo que aún son pocos los sacerdotes dados de alta. Pero la verdad es que me pilla un poco a trasmano. Y no quiero ni pensar si me presento en Barcelona y resulta que al mosén se le ha olvidado poner en su teléfono que ya no está disponible.
Otro problema, además, es que, hoy por hoy, el sacerdote necesita acordarse de poner en su teléfono cuándo está disponible y cuándo deja de estarlo, así que como haya un despiste te puede pasar que estás en el confesionario y no aparece nadie porque en el Smartphone no estás en posición “on”, o al revés, que estés en el dentista y te aparezca uno porque acaba de localizarte como útil para todo servicio porque no apretaste el off.
No. No lo veo especialmente útil. Yo. Eso sí. Pero si a alguien le viene bien, si con la aplicación se ha conseguido que uno solo se acerque al sacerdote y sea reconciliado con Dios, bienvenida sea. Pero me sigue pareciendo más útil un horario amplio en las parroquias.
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