La gran influencia de Platón a lo largo de la historia del pensamiento queda fuera de toda duda. El aporte antropológico platónico cuenta con grandes aciertos: el protagonismo del alma, su inmortalidad, el papel rector de ésta sobre el cuerpo, etc. Pero también cuenta con desaciertos innegables como es el dualismo alma-cuerpo (llega a afirmar que el cuerpo es una cárcel para el alma), y sus opiniones sobre reencarnación, etc. Será Aristóteles, su mejor discípulo, el que establecerá las rectificaciones pertinentes a estos planteamientos afirmando que el alma es la “forma” del cuerpo.La Biblia, en cambio, tiene una visión unitaria de la persona humana, que se salvará entera, en cuerpo y alma, porque propiamente no “tenemos” un cuerpo y un alma, sino que “somos” un yo único en unidad corpóreo-espiritual, unidad creada por Dios y “recreada” por Jesucristo.
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