En una entrevista a una radio danesa, Herbert von Karajan, uno de los más grandes maestros en la dirección de orquesta del siglo XX, fue preguntado acerca de cómo hacía cuando se enfrentaba a obras que ya había interpretado varias veces y que conocía, por tanto, sobradamente. El maestro austríaco respondió: «cuarenta años después sigo buscando».
Continuó su respuesta analizando diversos modos y estilos en la dirección y señaló que requería una infinidad de ensayos, volviendo una y otra vez sobre la misma partitura, alcanzar el sonido que deseaba. Por último concluyó: «los diez primeros años se pasan haciendo lo que uno puede, y luego ya se empieza a entender algo».
Esta anécdota nos muestra la gran profesionalidad de un gran director de música. Con su venida a la tierra Dios nos ha mostrado que todo trabajo se puede convertir en una sinfonía extraordinaria si lo realizamos según el espíritu de su Evangelio.
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