Uno intenta ser comedido y no ser causa de escándalo para nadie. Así que respondes lo que tienes que responder: que no tiene especial importancia que el papa sea uno u otro, que para mí lo importante es que sea el legítimo sucesor de san Pedro, que tiene unas cualidades de cercanía y simpatía personal que son extraordinarias… y que poco más, que quizá algunas cosas pueden llamar la atención, pero bueno, todos tenemos nuestras cosas.
El caso es que alguien, precisamente el altísimo en persona (el muy altísimo cargo de la entidad financiera, quiero decir) me dice: “pues ya ve, la gente está contentísima con él”.
Déjeme que le diga una cosa, a ver si me explico.
Imagine que aparece usted ante la patronal bancaria con un plan de saneamiento de su entidad, un proyecto financiero a corto y medio plazo y una serie de acciones concretas para llevarlo a cabo.
Imagine que todos sus compañeros de la patronal, al conocerlo, comienzan a decir: bueno, quizá, en fin, a ver qué tal os resulta, ya nos contarás, porque tiene sus riesgos, pero bueno, es cosa de ir viendo…
Pero hete aquí que ese plan se ha filtrado al exterior. Y de repente comienza a recibir noticias de la gente más diversa. El Kolectivo pro okupación de la vivienda aplaude con las orejas. El partido por la abolición del capitalismo se muestra entusiasmado. Nicolás Maduro le nombra venezolano de honor. La federación de grupos antisistema radicales le hace presidente vitalicio y la sociedad pro abolición de la moneda y el auge del intercambio convoca unas jornadas en su honor y homenaje.
¿Cómo se le queda el cuerpo? Hombre, don Jorge, sería preocupante…
Pues eso. ¿Me entiende?
Publicar un comentario