Por mucho que le des vueltas, tienes que admitir que la tarea consiste en conservar el amor en el tiempo. Si esto no es posible, el amor es una quimera, un engaño. Tu desgracia radica en el hecho de identificar lisa y llanamente la esencia del amor con ciertos signos visibles (...) Mas el auténtico amor posee un quilate completamente distinto, se fragua en el tiempo y por esta razón será también apto para rejuvenecerse en esos signos exteriores, y tiene –lo que para mí es capital- una idea totalmente distinta acerca del tiempo y de la importancia de la repetición.
Sören Kierkegaard en "Dos diálogos sobre el primer amor y el matrimonio"
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