octubre 2016

20:35



Martes 01 de Noviembre de 2016
Todos los Santos
(S). Blanco

Jornada nacional de oración por la santificación del pueblo argentino y la glorificación de sus siervos de Dios.

En la Iglesia de Oriente, en el siglo IV, se comenzó a celebrar la memoria de todos los mártires. Luego, esta celebración se amplió a todos los santos para recordar y honrar a todos los hombres y mujeres, conocidos o no, que vivieron su vida en santidad. El papa Bonifacio IV estableció la solemnidad en forma definitiva en el año 610.

Antífona de entrada         
Alegrémonos todos en el Señor al celebrar esta solemnidad en honor de todos los santos. Los ángeles se regocijan por esta solemnidad y alaban al Hijo de Dios.

Oración colecta     
Dios todopoderoso y eterno, que nos concedes celebrar en una sola fiesta los méritos de todos tus santos; te rogamos que, por las súplicas de tantos intercesores, derrames sobre nosotros la ansiada plenitud de tu misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas        
Recibe con agrado, Señor, las ofrendas que te presentamos en honor de todos tus santos, y concédenos experimentar la fraterna solicitud por nuestra salvación, de quienes han alcanzado ya la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión        Mt 5, 8-10
Felices los que tiene el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los cielos.

Oración después de la comunión
Te adoramos, Dios admirable, fuente única de santidad, e imploramos tu misericordia para que, santificados por tu amor, pasemos de esta mesa de los peregrinos al banquete eterno de tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.

1ª Lectura    Apoc 7, 2-4. 9-14
Lectura del libro del Apocalipsis.
Yo, Juan, vi a un ángel que subía del Oriente, llevando el sello del Dios vivo. Y comenzó a gritar con voz potente a los cuatro ángeles que habían recibido el poder de dañar a la tierra y al mar: “No dañen a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los servidores de nuestro Dios”. Oí entonces el número de los que habían sido marcados: eran 144.000 pertenecientes a todas las tribus de Israel. Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano y exclamaban con voz potente: “¡La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono, y del Cordero!”. Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro seres vivientes, se postraron con el rostro en tierra delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: “¡Amén! ¡Alabanza, gloria y sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza a nuestro Dios para siempre! ¡Amén!”. Y uno de los ancianos me preguntó: “¿Quiénes son y de dónde vienen los que están revestidos de túnicas blancas?”. Yo le respondí: “Tú lo sabes, Señor”. Y él me dijo: “Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero”.
Palabra de Dios.

Comentario
Esta descripción nos muestra a los santos, que están ante el trono de Dios. Allí se encuentran los que pertenecen a “las doce tribus de Israel” y los que provienen de todas las naciones de la tierra. Con la vestidura blanca que recibimos en el bautismo, nosotros también esperamos llegar a cantar algún día ante el trono de Dios.

Salmo 23, 1-6
R. ¡Benditos los que buscan al Señor!

Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todos sus habitantes, porque él la fundó sobre los mares, él la afirmó sobre las corrientes del océano. R.

¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado? El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos ni jura falsamente. R.

Él recibirá la bendición del Señor, la recompensa de Dios, su Salvador. Así son los que buscan al Señor, los que buscan tu rostro, Dios de Jacob. R.

2ª Lectura    1Jn 3, 1-3
Lectura de la primera carta de san Juan.
Queridos hermanos: ¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente. Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha reconocido a él. Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. El que tiene esta esperanza en él, se purifica, así como él es puro.
Palabra de Dios.

Comentario
Hay muchos santos en este mundo que viven como hijos e hijas de Dios. Su condición aún no se ha manifestado plenamente, porque en esta tierra siempre habrá males y pecados que impidan que se vea claramente su santidad. A pesar de ello, quienes sabemos que somos amados por Dios, queremos hacer presente su amor en el mundo.

Aleluya        Mt 11, 28
Aleluya. “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré”, dice el Señor. Aleluya.

Evangelio     Mt 4, 25—5, 12
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Seguían a Jesús grandes multitudes, que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania. Al ver la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: “Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron”.
Palabra del Señor.

Comentario
“Manso tiene, con mucha frecuencia, el sentido de pobre. Es una manera de representar a quienes están bien dispuestos para reconocer y aceptar la pobreza del rey mesías, según los proyectos insondables y muchas veces desconcertantes de Dios. La mansedumbre es puesta por Jesús como expresión del camino para acceder al reino definitivo”.

Oración introductoria 
Señor, gracias por indicarme tan claramente el camino para poder alcanzar la dicha, la alegría que me hará saltar de contento por toda la eternidad. Guía mi oración para que este día esté orientando hacia mi meta final. 

Petición 
Dios mío, que las bienaventuranzas sean mi criterio de vida, mi forma de pensar y de comportarme. 

Meditación 

1. Una muchedumbre inmensa que nadie podía contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua. Podemos aplicar muy bien esta frase del Apocalipsis a todas aquellas personas que, durante su vida, fueron un ejemplo admirable de santidad, aunque su nombre no figure en ningún calendario, ni santoral religioso. Seguro que todos nosotros conocemos a alguna de estas personas, familiares, amigas o simplemente conocidas, que durante su vida fueron para nosotros ejemplo de bondad y santidad. Hoy, fiesta de todos los santos, queremos dedicarles nuestro recuerdo, nuestra oración y nuestra admiración. Sí, queremos dedicar esta fiesta al recuerdo de tantas personas anónimas que testimoniaron con el ejemplo de su vida su fe religiosa. Madres y padres que trabajaron en el anonimato de la casa, o del campo, o de la empresa, regalando sudor y amor, pendientes siempre de la familia y del trabajo y de la sociedad. Empleados y jornaleros fieles y cumplidores, mujeres explotadas y generosas, pobres luchadores y valientes, cristianos, en definitiva, que supieron hacer de su fe el motor y la palanca para luchar con amor contra el mal y la injusticia. Todos ellos supieron renunciar a muchas diversiones justas y a muchos gastos superfluos, a muchas comodidades y a muchos descansos, para conseguir así, con el ejemplo de su fe, y con una lucha valiente, que su familia y la sociedad en la que vivían pudieran tener una vida más digna y más de acuerdo con los designios de Dios. Su lucha y su esfuerzo no fueron muchas veces debidamente reconocidos, ni mucho menos recompensados. Vivieron y murieron anónimamente; podemos afirmar que su vida fue, en muchos casos, un sacrificio, un lento martirio aceptado por amor, que sólo floreció y fructificó después de la muerte. Si la vida del cristiano es siempre una lucha contra el mal, la vida de estos santos anónimos fue, sin duda, una lucha que mereció la aprobación y recompensa por parte de Dios. La vida de estos santos anónimos, cuyo recuerdo hoy celebramos, debe servirnos de guía y estímulo a todos los que ahora queremos seguir luchando con las armas del evangelio contra la injusticia y contra el mal en el mundo.

2. La victoria es de nuestro Dios. La muchedumbre inmensa que nadie podría contar, de toda nación, raza y lengua han vencido ya a la muerte y gozan, con sus vestiduras blancas y con palmas en sus manos, de la presencia de Dios. Son, como venimos diciendo, los santos anónimos a quienes las fuerzas del mal, los enemigos de Dios, les maltrataron, les hicieron sufrir una gran tribulación, pero ellos supieron luchar contra el mal, resistieron, no se acobardaron, y con la fuerza que Dios les dio vencieron al mal. Es el triunfo de Dios, la victoria del bien sobre el mal. Los santos anónimos, como la muchedumbre del Apocalipsis, no tienen nombres conocidos, ni hazañas escritas en la historia, pero están vivos y triunfantes ante Dios. Ellos nos invitan a la lucha y al esfuerzo, al amor y a la generosidad, a la defensa de los auténticos valores del evangelio; ellos son un canto a la esperanza, a la victoria final de nuestro Dios.

3. Ahora somos hijos de Dios. Los cristianos llamamos todos los días a Dios Padre nuestro y nos gusta creer que somos sus hijos. Lo difícil es vivir como auténticos hijos de Dios. Porque la carne, que es débil, se rebela constantemente contra el espíritu, el cuerpo nos arrastra y nos empuja hacia los placeres materiales y, en muchos momentos, actuamos más como hijos de la carne que como hijos de Dios. Así es nuestra pobre realidad. Pero es verdad que somos hijos de Dios y nuestro deber es trabajar cada día para comportarnos como tales. En el plano de nuestra conducta diaria, el vivir como hijos de Dios es más una tarea a realizar, que una realidad ya conquistada. Nuestra vocación es vivir como hijos de Dios, pero cada día comprobamos la enorme distancia que nos queda por recorrer para conseguirlo.

4. De ellos es el reino de los cielos. La razón primera y última por la que pueden considerarse bienaventurados los pobres, los que lloran, los sufridos, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los que trabajan por la paz y los perseguidos por causa de la justicia, es porque de ellos es el reino de los cielos. Pero yo creo que no debemos poner, sin más, el reino de los cielos en la otra vida y decirles a los que sufren y a los perseguidos por causa de la justicia que tengan paciencia en esta vida, porque la felicidad les llegará después en la otra. Yo creo que Jesús de Nazaret y su Padre, nuestro Padre Dios, quieren que todas las personas seamos felices también aquí, mientras vivimos. Y no hay duda de que si todos nos comportáramos y viviéramos como auténticos hijos de Dios, viviríamos de verdad felices y bienaventurados también aquí en la tierra. Por eso, lo que tenemos que hacer los cristianos, si de verdad queremos que el reino de Dios empiece a realizarse ya en esta vida, es vivir nosotros como auténticos hijos de Dios y trabajar arduamente para que el mundo en el que vivimos sea un poco más bueno cada día. Es nuestra tarea de cada día, que debemos llevar a cabo con la gracia de Dios.

Propósito 
Hoy en día el mensaje de Jesús en la Montaña sigue plenamente vigente. ¡Sólo se necesitan almas nobles, valientes y generosas que quieran ser auténticamente felices y quieran poner por obra su mensaje! Serán realmente dichosas. Y el mundo cambiará. 

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20:01


Este día se celebran a todos los millones de personas que han llegado al cielo, aunque sean desconocidos para nosotros. Santo es aquel que ha llegado al cielo, algunos han sido canonizados y son por esto propuestos por la Iglesia como ejemplos de vida cristiana.

Comunión de los santos

La comunión de los santos, significa que ellos participan activamente en la vida de la Iglesia, por el testimonio de sus vidas, por la transmisión de sus escritos y por su oración. Contemplan a Dios, lo alaban y no dejan de cuidar de aquellos que han quedado en la tierra. La intercesión de los santos significa que ellos, al estar íntimamente unidos con Cristo, pueden interceder por nosotros ante el Padre. Esto ayuda mucho a nuestra debilidad humana.

Su intercesión es su más alto servicio al plan de Dios. Podemos y debemos rogarles que intercedan por nosotros y por el mundo entero.

Aunque todos los días deberíamos pedir la ayuda de los santos, es muy fácil que el ajetreo de la vida nos haga olvidarlos y perdamos la oportunidad de recibir todas las gracias que ellos pueden alcanzarnos. Por esto, la Iglesia ha querido que un día del año lo dediquemos especialmente a rezar a los santos para pedir su intercesión. Este día es el 1ro. de noviembre.

Este día es una oportunidad que la Iglesia nos da para recordar que Dios nos ha llamado a todos a la santidad. Que ser santo no es tener una aureola en la cabeza y hacer milagros, sino simplemente hacer las cosas ordinarias extraordinariamente bien, con amor y por amor a Dios. Que debemos luchar todos para conseguirla, estando conscientes de que se nos van a presentar algunos obstáculos como nuestra pasión dominante; el desánimo; el agobio del trabajo; el pesimismo; la rutina y las omisiones.
Se puede aprovechar esta celebración para hacer un plan para alcanzar la santidad y poner los medios para lograrlo:

¿Como alcanzar la santidad?

- Detectando el defecto dominante y planteando metas para combatirlo a corto y largo plazo.
- Orando humildemente, reconociendo que sin Dios no podemos hacer nada.
- Acercándonos a los sacramentos.

Un poco de historia

La primera noticia que se tiene del culto a los mártires es una carta que la comunidad de Esmirna escribió a la Iglesia de Filomelio, comunicándole la muerte de su santo obispo Policarpo, en el año156. Esta carta habla sobre Policarpo y de los mártires en general. Del contenido de este documento, se puede deducir que la comunidad cristiana veneraba a sus mártires, que celebraban su memoria el día del martirio con una celebración de la Eucaristía. Se reunían en el lugar donde estaban sus tumbas, haciendo patente la relación que existe entre el sacrificio de Cristo y el de los mártires

La veneración a los santos llevó a los cristianos a erigir sobre las tumbas de los mártires, grandes basílicas como la de San Pedro en la colina del Vaticano, la de San Pablo, la de San Lorenzo, la de San Sebastián, todos ellos en Roma. 

Las historias de los mártires se escribieron en unos libros llamados Martirologios que sirvieron de base para redactar el Martirologio Romano, en el que se concentró toda la información de los santos oficialmente canonizados por la Iglesia.

Cuando cesaron las persecuciones, se unió a la memoria de los mártires el culto de otros cristianos que habían dado testimonio de Cristo con un amor admirable sin llegar al martirio, es decir, los santos confesores. En el año 258, San Cipriano, habla del asunto, narrando la historia de los santos que no habían alcanzado el martirio corporal, pero sí confesaron su fe ante los perseguidores y cumplieron condenas de cárcel por Cristo.

Más adelante, aumentaron el santoral con los mártires de corazón. Estas personas llevaban una vida virtuosa que daba testimonio de su amor a Cristo. Entre estos, están san Antonio (356) en Egipto y san Hilarión (371) en Palestina. Tiempo después, se incluyó en la santidad a las mujeres consagradas a Cristo.

Antes del siglo X, el obispo local era quien determinaba la autenticidad del santo y su culto público. Luego se hizo necesaria la intervención de los Sumos Pontífices, quienes fueron estableciendo una serie de reglas precisas para poder llevar a cabo un proceso de canonización, con el propósito de evitar errores y exageraciones.

El Concilio Vaticano II reestructuró el calendario del santoral:

Se disminuyeron las fiestas de devoción pues se sometieron a revisión crítica las noticias hagiográficas (se eliminaron algunos santos no porque no fueran santos sino por la carencia de datos históricos seguros); se seleccionaron los santos de mayor importancia (no por su grado de santidad, sino por el modelo de santidad que representan: sacerdotes, casados, obispos, profesionistas, etc.); se recuperó la fecha adecuada de las fiestas (esta es el día de su nacimiento al Cielo, es decir, al morir); se dio al calendario un carácter más universal (santos de todos los continentes y no sólo de algunos). 

Categorías de culto católico

Los católicos distinguimos tres categorías de culto:

- Latría o Adoración: Latría viene del griego latreia, que quiere decir servicio a un amo, al señor soberano. El culto de adoración es el culto interno y externo que se rinde sólo a Dios.

- Dulía o Veneración: Dulía viene del griego doulos que quiere decir servidor, servidumbre. La veneración se tributa a los siervos de Dios, los ángeles y los bienaventurados, por razón de la gracia eminente que han recibido de Dios. Este es el culto que se tributa a los santos. Nos encomendamos a ellos porque creemos en la comunión y en la intercesión de los santos, pero jamás los adoramos como a Dios. Tratamos sus imágenes con respeto, al igual que lo haríamos con la fotografía de un ser querido. No veneramos a la imagen, sino a lo que representa.

- Hiperdulía o Veneración especial: Este culto lo reservamos para la Virgen María por ser superior respecto a los santos. Con esto, reconocemos su dignidad como Madre de Dios e intercesora nuestra. Manifestamos esta veneración con la oración e imitando sus virtudes, pero no con la adoración.

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20:01


OFICIO DE LECTURA - TODOS LOS SANTOS. (SOLEMNIDAD) - TIEMPO ORDINARIO

De la Solemnidad.



SEGUNDA LECTURA

De los Sermones de san Bernardo, abad
(Sermón 2: Opera omnia, edición cisterciense, 5 [1968], 364-368 )

APRESURÉMONOS HACIA LOS HERMANOS QUE NOS ESPERAN

¿De qué sirven a los santos nuestras alabanzas, nuestra glorificación, esta misma solemnidad que celebramos? ¿De qué les sirven los honores terrenos, si reciben del Padre celestial los honores que les había prometido verazmente el Hijo? ¿De qué les sirven nuestros elogios? Los santos no necesitan de nuestros honores, ni les añade nada nuestra devoción. Es que la veneración de su memoria redunda en provecho nuestro, no suyo. Por lo que a mí respecta, confieso que, al pensar en ellos, se enciende en mí un fuerte deseo.

El primer deseo que promueve o aumenta en nosotros el recuerdo de los santos es el de gozar de su compañía, tan deseable, y de llegar a ser conciudadanos y compañeros de los espíritus bienaventurados, de convivir con la asamblea de los patriarcas, con el grupo de los profetas, con el senado de los apóstoles, con el ejército incontable de los mártires, con la asociación de los confesores, con el coro de las vírgenes, para resumir, el de asociarnos y alegrarnos juntos en la comunión de todos los santos. Nos espera la Iglesia de los primogénitos, y nosotros permanecemos indiferentes; desean los santos nuestra compañía, y nosotros no hacemos caso; nos esperan los justos, y nosotros no prestamos atención.

Despertémonos, por fin, hermanos; resucitemos con Cristo, busquemos las cosas de arriba, pongamos nuestro corazón en las cosas del cielo. Deseemos a los que nos desean, apresurémonos hacia los que nos esperan, entremos a su presencia con el deseo de nuestra alma. Hemos de desear no sólo la compañía, sino también la felicidad de que gozan los santos, ambicionando ansiosamente la gloria que poseen aquellos cuya presencia deseamos. Y esta ambición no es mala, ni incluye peligro alguno el anhelo de compartir su gloria.

El segundo deseo que enciende en nosotros la conmemoración de los santos es que, como a ellos, también a nosotros se nos manifieste Cristo, que es nuestra vida, y que nos manifestemos también nosotros con él, revestidos de gloria. Entretanto, aquel que es nuestra cabeza se nos representa no tal como es, sino tal como se hizo por nosotros, no coronado de gloria, sino rodeado de las espinas de nuestros pecados. Teniendo a aquel que es nuestra cabeza coronado de espinas, nosotros, miembros suyos, debemos avergonzarnos de nuestros refinamientos y de buscar cualquier púrpura que sea de honor y no de irrisión. Llegará un día en que vendrá Cristo, y entonces ya no se anunciará su muerte, para recordarnos que también nosotros estamos muertos y nuestra vida está oculta con el. Se manifestará la cabeza gloriosa y, junto con él, brillarán glorificados sus miembros, cuando transfigurará nuestro pobre cuerpo en un cuerpo glorioso semejante a la cabeza, que es él.

Deseemos, pues, esta gloria con un afán seguro y total. Mas, para que nos sea permitido esperar esta gloria y aspirar a tan gran felicidad, debemos desear también en gran manera la intercesión de los santos, para que ella nos obtenga lo que supera nuestras fuerzas.

RESPONSORIO    Ap 19, 5. 6; Sal 32, 1

R. Alabad al Señor, sus siervos todos, los que le teméis, pequeños y grandes; * porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
V. Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos.

R. Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.

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OFICIO DE LECTURA - SÁBADO DE LA SEMANA XXX - TIEMPO ORDINARIO

De la Solemnidad. 1 de Noviembre

TODOS LOS SANTOS. (SOLEMNIDAD) 


Este día se celebran a todos los millones de personas que han llegado al cielo, aunque sean desconocidos para nosotros. Santo es aquel que ha llegado al cielo, algunos han sido canonizados y son por esto propuestos por la Iglesia como ejemplos de vida cristiana.


PRIMERA LECTURA


Del libro del Apocalipsis 5, 1-14

COMPRASTE PARA DIOS HOMBRES DE TODA RAZA, LENGUA, PUEBLO Y NACIÓN 

Yo, Juan, vi, a la derecha del que estaba sentado en el trono, un libro escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. Y vi a un ángel poderoso que gritaba a grandes voces:
«¿Quién es digno de abrir el libro y romper sus sellos?»

Y nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro ni ver su contenido. Yo lloraba mucho, porque no se encontró a nadie digno de abrir el libro y de ver su contenido. Pero uno de los ancianos me dijo:

«No llores más. Mira que ha vencido el león de la tribu de Judá, el vástago de David, y él puede abrir el libro y sus siete sellos.»

Y vi en medio, donde estaban el trono y los cuatro seres y en medio de los ancianos, un Cordero en pie y como degollado. Tenía siete cuernos y siete ojos, es decir: los siete espíritus de Dios, enviados por toda la tierra. Vino y tomó el libro de la diestra del que estaba sentado en el trono. Y, cuando lo hubo tomado, los cuatro seres y los veinticuatro ancianos se postraron ante el Cordero, teniendo cada uno su cítara y sus copas de oro llenas de incienso, que significaban las oraciones de los santos. Y cantaban un cántico nuevo, diciendo:

«Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste degollado y por tu sangre compraste para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes y reinan sobre la tierra.»

Y tuve otra visión. Y oí un coro de muchos ángeles alrededor del trono y de los seres y de los ancianos. Y era su número miríadas de miríadas y millares de millares. Y aquel coro inmenso de voces decía:

«Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.»

Y todas las creaturas que existen en el cielo y sobre la tierra y debajo de la tierra y en el mar, y todo cuanto en ellos se contiene, oí que decían:

«Al que se sienta en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos.»

Y los cuatro seres respondían:

«Amén.» 

Y los ancianos cayeron de hinojos y rindieron adoración al que vive por todos los siglos.

RESPONSORIO    Ap 11, 17. 18; Sal 144, 10

R. Gracias te damos, Señor Dios omnipotente, el que eres y el que eras, * porque comenzaste a reinar y llegó el tiempo de dar el galardón a tus siervos y a los santos.
V. Que todas tus creaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles.
R. Porque comenzaste a reinar y llegó el tiempo de dar el galardón a tus siervos y a los santos.

SEGUNDA LECTURA

De los Sermones de san Bernardo, abad
(Sermón 2: Opera omnia, edición cisterciense, 5 [1968], 364-368 )

APRESURÉMONOS HACIA LOS HERMANOS QUE NOS ESPERAN

¿De qué sirven a los santos nuestras alabanzas, nuestra glorificación, esta misma solemnidad que celebramos? ¿De qué les sirven los honores terrenos, si reciben del Padre celestial los honores que les había prometido verazmente el Hijo? ¿De qué les sirven nuestros elogios? Los santos no necesitan de nuestros honores, ni les añade nada nuestra devoción. Es que la veneración de su memoria redunda en provecho nuestro, no suyo. Por lo que a mí respecta, confieso que, al pensar en ellos, se enciende en mí un fuerte deseo.

El primer deseo que promueve o aumenta en nosotros el recuerdo de los santos es el de gozar de su compañía, tan deseable, y de llegar a ser conciudadanos y compañeros de los espíritus bienaventurados, de convivir con la asamblea de los patriarcas, con el grupo de los profetas, con el senado de los apóstoles, con el ejército incontable de los mártires, con la asociación de los confesores, con el coro de las vírgenes, para resumir, el de asociarnos y alegrarnos juntos en la comunión de todos los santos. Nos espera la Iglesia de los primogénitos, y nosotros permanecemos indiferentes; desean los santos nuestra compañía, y nosotros no hacemos caso; nos esperan los justos, y nosotros no prestamos atención.

Despertémonos, por fin, hermanos; resucitemos con Cristo, busquemos las cosas de arriba, pongamos nuestro corazón en las cosas del cielo. Deseemos a los que nos desean, apresurémonos hacia los que nos esperan, entremos a su presencia con el deseo de nuestra alma. Hemos de desear no sólo la compañía, sino también la felicidad de que gozan los santos, ambicionando ansiosamente la gloria que poseen aquellos cuya presencia deseamos. Y esta ambición no es mala, ni incluye peligro alguno el anhelo de compartir su gloria.

El segundo deseo que enciende en nosotros la conmemoración de los santos es que, como a ellos, también a nosotros se nos manifieste Cristo, que es nuestra vida, y que nos manifestemos también nosotros con él, revestidos de gloria. Entretanto, aquel que es nuestra cabeza se nos representa no tal como es, sino tal como se hizo por nosotros, no coronado de gloria, sino rodeado de las espinas de nuestros pecados. Teniendo a aquel que es nuestra cabeza coronado de espinas, nosotros, miembros suyos, debemos avergonzarnos de nuestros refinamientos y de buscar cualquier púrpura que sea de honor y no de irrisión. Llegará un día en que vendrá Cristo, y entonces ya no se anunciará su muerte, para recordarnos que también nosotros estamos muertos y nuestra vida está oculta con el. Se manifestará la cabeza gloriosa y, junto con él, brillarán glorificados sus miembros, cuando transfigurará nuestro pobre cuerpo en un cuerpo glorioso semejante a la cabeza, que es él.

Deseemos, pues, esta gloria con un afán seguro y total. Mas, para que nos sea permitido esperar esta gloria y aspirar a tan gran felicidad, debemos desear también en gran manera la intercesión de los santos, para que ella nos obtenga lo que supera nuestras fuerzas.

RESPONSORIO    Ap 19, 5. 6; Sal 32, 1

R. Alabad al Señor, sus siervos todos, los que le teméis, pequeños y grandes; * porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
V. Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos.
R. Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.

Himno: SEÑOR, DIOS ETERNO

Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra alabanza,
a ti, Padre del cielo, te aclama la creación.

Postrados ante ti, los ángeles te adoran
y cantan sin cesar:

Santo, santo, santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los profetas te enaltece,
y el ejército glorioso de los mártires te aclama.

A ti la Iglesia santa,
por todos los confines extendida,
con júbilo te adora y canta tu grandeza:

Padre, infinitamente santo,
Hijo eterno, unigénito de Dios,
santo Espíritu de amor y de consuelo.

Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria,
tú el Hijo y Palabra del Padre,
tú el Rey de toda la creación.

Tú, para salvar al hombre,
tomaste la condición de esclavo
en el seno de una virgen.

Tú destruiste la muerte
y abriste a los creyentes las puertas de la gloria.

Tú vives ahora,
inmortal y glorioso, en el reino del Padre.

Tú vendrás algún día,
como juez universal.

Muéstrate, pues, amigo y defensor
de los hombres que salvaste.

Y recíbelos por siempre allá en tu reino,
con tus santos y elegidos.

La parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.

Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice a tu heredad.

Sé su pastor,
y guíalos por siempre.

Día tras día te bendeciremos
y alabaremos tu nombre por siempre jamás.

Dígnate, Señor,
guardarnos de pecado en este día.

Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

A ti, Señor, me acojo,
no quede yo nunca defraudado. 

ORACIÓN.

OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, que nos concedes celebrar los méritos de todos los santos en una misma solemnidad, te rogamos que, por las súplicas de tan numerosos intercesores, nos concedas en abundancia los dones que te pedimos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

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He leído hasta la pg 19 del documento conjunto entre luteranos y católicos, titulado Del conflicto a la unidad. Y, por fin, como se me había pedido puedo comenzar a dar mi opinión, mi sincera opinión. No lo he leído entero, como era mi propósito, porque he tenido un día con mucho trabajo en el hospital y le he dedicado sólo el tiempo que he podido.

Todo lo que he leído me parecido santo y bueno, hasta la última palabra. No cambiaría ni una sola línea de ese documento.

De este diálogo, nos beneficiamos los dos, tanto los luteranos como los católicos. No hay problema en hacer una conmemoración de la Reforma Luterana, porque el verbo conmemorar tiene dos significados: 1. Recordar solemnemente algo. 2. Celebrar una fecha importante.

Como resulta claro, no hay problema en recordar con gran solemnidad uno de los hechos claves en la Historia de la Iglesia. El hecho de recordarlo juntos supone ya un comienzo de la sanación del problema.

Por supuesto que podríamos haberlo conmemorado por separado, limitándonos a recordar los errores del otro según cada parte. Cada uno se hubiera quedado con su verdad, cada uno en su casa, cada uno hubiera seguido cultivando sus antagonismos. Pero, me parece a mí, que Dios prefiere lo que se ha hecho.

Por parte de algunos se acusará a este esfuerzo de relativismo. Pero lo que llevo leído, por el contrario, es un monumento a la verdad, a la verdad común, a la capacidad para reconocer lo que hay de verdad en el otro. El documento destila amor. Y en el amor toda esta tarea se hace más fácil.

Mañana continuaré leyendo el documento, pero unas últimas líneas sobre el tema. El cardenal Burke es una persona inteligente y erudita en su especialidad. Si tuviera que dar un consejo al Papa Francisco sería el de tener muy cerca a este purpurado. Aunque sólo fuera porque siempre le diría la verdad y le ofrecería una perspectiva distinta de la nuestro Santo Padre; lo cual siempre es enriquecedor. A mí me hubiera resultado facilísimo y gozoso ofrecer mi respeto y obediencia como Papa a alguien como Burke. Pero tanto Burke como yo tenemos que comprender que quizá Dios nos quiere enseñar algo a través de alguien como el Papa Francisco.

Entiendo todos los argumentos que da el cardenal Burke en sus entrevistas. Pero, con la humildad de lo poco que soy en la Iglesia, me atrevo a sugerir que hay un punto intermedio entre la verdad y el amor. Un punto que no traiciona la verdad y que, sin embargo, pone el énfasis en más cosas que la verdad. Jamás hay que traicionar la verdad. El amor no puede pasar por encima de la verdad. Ahora bien, llegar hasta el límite de la verdad por amor al ser humano (sea en una cuestión matrimonial o ecuménica) no es traicionar la verdad.

Quiero al cardenal Burke y al Papa Francisco. Y afortunadamente no tengo que renunciar a ninguno de los dos. Puedo escuchar a los dos y ver como se complementan incluso aunque no lo pretendan. ¿Uno ha hecho declaraciones con intención de criticar? No soy yo quién para juzgar. ¿Que el otro podría ser más cuidadoso en sus afirmaciones teológicas? No soy yo quién para juzgar.

Ni juzgo las intenciones de uno, sean cuales sean. Ni juzgo la arquitectura teológica papal, sea cual sea. Sé que el primero no va a caer ni en la desobediencia ni en la crítica inadmisible. Sé que el segundo no va a ofrecer un magisterio inaceptable. Así que mi papel es muy sencillo, como corresponde a un alma cándida como yo, el autor de El curioso caso de la muerte del gato del obispo.


He llegado a la conclusión de que soy un alma bondadosa, aunque me mueva entre demonios y condenaciones eternas. Pero no nos despistemos, mañana seguiré leyendo el documento.

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18:09
 No es necesario alcanzar una edad avanzada para tener madurez. Es posible definir los rasgos de una conducta y de una personalidad madura: 
Las personas, los acontecimientos, las cosas son como son. Aceptar la realidad. La objetividad lleva consigo el conocimiento justo de la realidad, tanto de la propia como de la exterior. Significa una mirada que reconoce las cosas como son y las acepta con respeto, captando sus aspectos y advirtiendo el modo más oportuno para actuar con acierto. Saber distinguir en cada situación lo que está al alcance de la propia acción, de lo que no se puede ni quizá se debe cambiar por el momento. 

En relación a la realidad interior objetividad es aceptar que uno mismo, como persona irrepetible, tiene sus propias virtudes y defectos, habilidades y limitaciones. Nadie es solo portador de virtudes ni solo defectos. No se deben infravalorar las limitaciones, ni dar excesivo peso a las buenas cualidades. Todo con mesura, sin estridencias. La idea que uno tiene de sí mismo influye en gran medida en la percepción de lo exterior; la interpretación que formulamos de las personas, circunstancias y situaciones está en consonancia con nuestra actitud, edad, estado y condición. Objetividad, pues, es aceptar la realidad de las cosas, admitir que la vida cambia y que muchas veces es difícil adaptar nuestro interior a esos cambios, asumir las limitaciones. (Francisco Fernández-Carvajal en "Pasó haciendo el bien").

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17:03
El desinterés es algo que no está de moda en los portales de los medios de comunicación. Pero, sin embargo, forma parte de nuestras actividades cotidianas. Porque hacemos muchas cosas a lo largo del día sin esperar  recompensa… simplemente porque nos hace bien hacerlas. Jesús nos invita a vivir desde la gratuidad como camino para alcanzar la plenitud. Sobre esto medito en este video: https://www.youtube.com/watch?v=5-TpB8fIsGo Y vos… ¿vivís la gratuidad en lo cotidiano? ¿o solamente hacés las cosas cuando hay (Para leerlo completo haga click en el título. )

05:18

Estimados amigos del blog: el año pasado, con motivo del famoso “Sínodo de las familias” convocado en Roma, hubo una mujer que dio que hablar al decir cuatro o cinco verdades con la parresía que manda el Evangelio.

Estoy hablando de la Dra. rumana Anca María Cernea.

Para quienes no hayan tenido el placer de conocerla, dejo más abajo su memorable discurso.

Mientras tanto, para quienes estén en Argentina y, más precisamente en BUENOS AIRES o PARANÁlos invito a participar y a difundir el ciclo de conferencias que dictará en diversos lugares (ver afiche) entre el 9 y el 17 de noviembre próximo.

Para los cultores del feminismo radical, acá va una que propongo como “Madre de la Iglesia” moderna.

P. Javier Olivera Ravasi

Discurso de Anca Maria Cernea durante el Sínodo de los Obispos. Roma, 2015

Fuente: InfoCatólica

Su Santidad, Padres Sinodiales, Hermanos y Hermanas,

Represento a la Asociación de Doctores Católicos de Bucarest. Soy de la Iglesia Greco-Católica Rumana.

Mi padre fue un líder político Cristiano, que fue encarcelado durante 17 años por los comunistas. Mis padres estaban prometidos, pero su boda tuvo lugar 17 años después. Mi madre esperó a mi padre todos esos años, aunque ella ni siquiera sabía si él seguía vivo. Ellos han sido heroicamente fieles a Dios y a su compromiso. Su ejemplo muestra que la gracia de Dios puede superar terribles circunstancias sociales y pobreza material. 

Nosotros, como doctores Católicos, defendiendo la vida y la familia, podemos ver que esto, antes de nada, es una batalla espiritual. La pobreza material y el consumismo no es la causa primordial de la crisis de la familia. La causa primordial de la revolución sexual y cultural es ideológica.

Nuestra Señora de Fátima dijo que los errores de Rusia se extenderían por todo el mundo. Primero se hizo de manera violenta, Marxismo clásico, matando a decenas de millones.

Ahora, se está haciendo mayoritariamente a través del Marxismo cultural. Hay una continuidad desde la revolución sexual de Lenin, a través de Gramsci y la escuela de Frankfurt, hasta los hoy en día derechos de los homosexuales e ideología de género.

El Marxismo clásico pretendía rediseñar la sociedad, a través de la apropiación violenta de la propiedad. Ahora la revolución es más profunda; pretende redefinir la familia, la identidad sexual y la naturaleza humana.

Esta ideología se llama a sí misma progresista. Pero no es otra cosa que la antigua oferta de la serpiente, que el hombre tome el control, reemplazar a Dios, para resolver la salvación aquí, en este mundo. Es un error de naturaleza religiosa, es Gnosticismo.

Es tarea de los pastores reconocerlo y advertir al rebaño de este peligro. «Buscad primero el Reino de Dios, y Su justicia, y todo lo demás se te dará por añadidura». La misión de la Iglesia es salvar almas. El Mal, en este mundo, viene del pecado. No por la disparidad de renta o el «cambio climático».

La solución es: Evangelización. Conversión. No un aumento del control de los gobiernos. No un gobierno mundial. Actualmente estos es lo que los principales agentes imponen, el Marxismo cultural a nuestras naciones, bajo la forma de control de población, salud reproductiva, derechos de los homosexuales, educación de género y otros.

Lo que actualmente necesita el mundo no es la limitación de la libertad, sino la verdadera libertad, liberación del pecado. Salvación.

Nuestra Iglesia fue suprimida por la ocupación Soviética. Ninguno de nuestros 12 obispos traicionó su comunión con el Santo Padre. Nuestra Iglesia sobrevivió gracias a la determinación de nuestros obispos y su ejemplo resistiendo a la prisión y el terror. 

Nuestros obispos pidieron a la comunidad no seguir el mundo. No cooperar con los comunistas. Ahora necesitamos que Roma diga al mundo: «Arrepiéntete de tus pecados y vuelve a Dios, porque el Reino de los Cielos está cerca.»

No sólo nosotros, los laicos católicos, además muchos Cristianos Ortodoxos están rezando con inquietud por este Sínodo. Porque, como dicen, si la Iglesia Católica cede al espíritu del mundo, va a ser muy difícil para los otros Cristianos resistir.

Traducido por Josep Maria Fontdecaba Climent, del equipo de traductores de InfoCatólica

Dra. Anca María Cernea

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04:44

Contenido y tenso. Porque aquí nadie dice nada, pero hay mucho murmullo entre dientes. No se dice nada en alta voz porque el papa es el papa y un católico medianamente formado no se pone a despotricar contra el santo padre y menos en público. Un católico formado calla, acepta la providencia, reza por el sumo pontífice y si tiene algo que comentar lo dice a su director espiritual o a alguna persona de toda confianza.

Lo que está pasando es que uno va captando una cierta preocupación por la actual situación eclesial en sitios diversos. Gente, y en ocasiones muy bien formada y de intensa vida espiritual que se siente un tanto descolocada con este pontificado.

Ojo, que otros están felices como nunca. 

El viaje de hoy mismo a Suecia para conmemorar la reforma no es fácilmente comprensible para muchos católicos, que llevaban tiempo tratando de asimilar algunas cuestiones que les resultan extrañas a su fe. No digo contrarias, sino difícilmente asimilables.

Creo que el cardenal Kasper explicó perfectamente la sensación de muchos católicos al afirmar hace unos días que “la ‘Amoris laetitia’ no cambia ni una coma de la doctrina, pero lo cambia todo". Pues algo así. La teoría se supone que es la misma de siempre, pero luego en la práctica todo cabe so capa de misericordia. Pues bien, cuando a la gente se te le dice que sí pero según, esto es como siempre pero completamente diferente, pues el personal no dice nada, pero rechina los dientes.

Me resultó impactante el post de hace apenas unos días de D. José Luis Aberasturi. Que todo un nuncio diga abiertamente que como pastor no puede responder a los problemas de la gente con la doctrina de la Iglesia es como para aplicarle el famoso artículo del CIC que da cabida a toda renuncia episcopal. Y si nadie le dice nada es que la superioridad está de acuerdo con eso. Pero es que la superioridad es ejem… ¿Me explico?

Ambigüedades. El documento “Del conflicto a la comunión” que explica el sentido de la presencia de Francisco en Suecia es imposible. Ayer mismo un historiador me explicaba que la parte histórica era de lo más torticero. La teológica para echar de comer aparte.

Por cierto, ¿la declaración Dignitatis Humanae el Vaticano II se ha perdido? ¿Alguien ha abolido la Dominus Iesus, tal vez avergonzado de proclamar que “Creemos que esta única religión verdadera subsiste en la Iglesia católica y apostólica”?

En fin, que me estoy encontrando con mucha gente que reza, calla, confía… y no entiende demasiado.

¿Y usted D. Jorge qué piensa?

Pues que lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible. Y que pretender que absolutamente todo pueda caber dentro de la doctrina católica no puede ser, lo digan el cura de al lado, el nuncio en Sudán o el arzobispo de Indianápolis. 

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Mara Fraile, vallisoletana de nacimiento, lleva viviendo en Brasil desde el año 1977. Con tan sólo 21 años se fue a este país con la ilusión de ayudar en la labor apostólica del Opus Dei. En estos 39 años, ha contribuido con su trabajo profesional a impulsar y colaborar en labores sociales, educativas y asistenciales.
"Esto" de lo que Marcia habla es un “Mercadillo de mendigos” que acabamos de hacer – ya por segunda vez- en São José dos Campos, una ciudad de Brasil. ¿Mercadillo de mendigos? Sí, así como suena: ¡de mendigos!

Se nos ocurrió cuando empezamos a oír hablar del Año de la Misericordia. Queríamos hacer algo y aunque desgraciadamente en nuestro país no hace falta buscar mucho para encontrar gente necesitada, pensamos en un público que tenemos muy cerca, al alcance de la mano, y que son los numerosos mendigos que viven en la calle por el centro de la ciudad.
Así surgió nuestro diálogo:
- ¿Y cómo les ayudamos?
- A ti, ¿qué te parece que necesitan?
- ¡De todo!
- Sí mujer, ya lo sé, pero que podamos hacer nosotras…
- Pues… ropa, aseo, mantas… dignidad y cariño sí, mucho cariño.
Llamamos a más amigas y lo organizamos en pocos días. Con un buen arsenal de material que reunimos pidiéndoselo a mucha gente, nos instalamos en un parque público –¡menos mal que no llovía!– y empezamos a montar los departamentos: unas perchas con pantalones, camisas, zapatos, pilas de mantas, y al lado una silla confortable para los que quisiesen cortarse el pelo. Los clientes empezaron a acercarse discretamente, miraban y remiraban… hasta que vieron que era verdad lo que les decíamos. Les llamábamos por su nombre, le preguntábamos lo que les gustaría tener, les ayudábamos a escoger la ropa o los zapatos… Fue una experiencia increíble, no sólo para Marcia, sino para todas nosotras. ¡Qué fácil es hacer algo cuando realmente queremos!
“Montamos los departamentos: unas perchas con pantalones, camisas, zapatos, pilas de mantas, y al lado una silla confortable para los que quisiesen cortarse el pelo”.“Montamos los departamentos: unas perchas con pantalones, camisas, zapatos, pilas de mantas, y al lado una silla confortable para los que quisiesen cortarse el pelo”.

La miseria "más miserable"
Brasil es un país inmenso, precioso, maravilloso. Hay mucha alegría, pero también muchas necesidades de todo tipo: materiales, culturales, de servicios básicos. Esta iniciativa de los mendigos es una de las muchas que he tenido la suerte de acompañar en los 39 años que llevo viviendo en este lugar. Me parece un privilegio poder ayudar a tanta gente a través de proyectos variados, y al mismo tiempo, hacer participar a muchas personas que pronto descubren quién es realmente ayudado.

ME ACUERDO DE MIS PRIMEROS CONTACTOS CON LA MISERIA MÁS MISERABLE, DONDE TENÍA QUE SOBREPONERME PARA NO LLORAR, SENTIR ASCO O TENER QUE HACER ALGO INAUDITO POR PRIMERA VEZ

Me acuerdo de mis primeros contactos con la miseria más miserable, donde tenía que sobreponerme para no llorar, sentir asco o tener que hacer algo inaudito por primera vez. Me acuerdo también de momentos mágicos, donde compruebas por qué vale la pena apostar por el ser humano, como aquella mujer paupérrima, con varios chiquillos, que al llevarle una caja de alimentos básicos me pidió que se la diera a la vecina de la chabola de al lado que lo necesitaba más que ella
“Me entusiasmó especialmente el proyecto Garatuja de educación a través de la danza para niñas con necesidades de la periferia de Brasilia”.“Me entusiasmó especialmente el proyecto Garatuja de educación a través de la danza para niñas con necesidades de la periferia de Brasilia”.

Otras veces hemos hecho visitas a un Instituto de personas ciegas, en Curitiba, para charlar con ellas y oírles contar experiencias que a nosotros nos parecían increíbles. Me entusiasmó especialmente el proyecto Garatuja de educación a través de la danza para niñas con necesidades de la periferia de Brasilia; o el Jurujuba, en un pueblecito pesquero de Niteroi, dónde se dan clases a los niños y se capacita a sus madres para que puedan aumentar la renta familiar. Y también he podido echar una mano a las alumnas de Os Pinhais, un centro volcado en darles los estudios necesarios y que puedan trabajar en el área de Turismo y Hostelería…
Niños, madres, enfermos y refugiados
Cuántas horas invertidas, muy bien invertidas, en dar clases extras a niños que no conseguían acompañar el ritmo de su escuela, a veces por la desnutrición, y de paso enseñar a leer y a escribir a sus madres. Me acuerdo de la respuesta de una señora cuando fue a votar. Le pidieron mojar el pulgar en la tinta para cubrir su identificación en unas elecciones, y ella respondió, con voz embargada: "No hace falta, ahora sé escribir mi nombre”. O las visitas a hospitales a personas que están muy solas, ya que dejaron sus familias a millares de kilómetros, o las ayudas en la inclusión de refugiados sirios en estos últimos meses…

LE PIDIERON MOJAR EL PULGAR EN LA TINTA PARA CUBRIR SU IDENTIFICACIÓN EN UNAS ELECCIONES, Y ELLA RESPONDIÓ, CON VOZ EMBARGADA: "NO HACE FALTA, AHORA SÉ ESCRIBIR MI NOMBRE”

Soy de Valladolid, y cuando salí del aeropuerto de Barajas era una joven llena de ilusión y con cierto temor a lo desconocido. Sabía que me esperaba una aventura, mucho que aprender, crecer, y disfrutar.
“En un pueblecito pesquero de Niteroi se dan clases a los niños y se capacita a sus madres para que puedan aumentar la renta familiar”.“En un pueblecito pesquero de Niteroi se dan clases a los niños y se capacita a sus madres para que puedan aumentar la renta familiar”.

Algunas amigas me preguntan:
- ¿Ha merecido la pena?
- ¡Me quedé corta! Mirando para atrás, desde mis 60 años ya cumplidos, puedo afirmar que la felicidad no es un artículo de lujo, ni un regalo de tómbola que le toca a algunos. ¡Hay que saber descubrirla! Y, gracias a Dios, a mí me llegó fácilmente: enseguida la encontré ayudando a los demás. Sabiendo el secreto, me he llenado de días, meses y años verdaderamente felices.
opusdei.es

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