Del Vatican Insider
“La Iglesia no acaba de nacer o surgió con la venida del Papa. La Iglesia no puede ser reconocida sólo porque venga Francisco, tiene toda una historia detrás, con errores pero también con muchas luces”. Palabras de Ariel Beramendi, el único sacerdote de Bolivia que trabaja en el Vaticano. Sus consideraciones hablan de un pendiente fundamental en el país sudamericano: la reconciliación real entre los obispos locales y el gobierno del presidente Evo Morales.
Oficial del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, Beramendi recordó que los últimos cinco años han sido difíciles para el catolicismo boliviano. Entre otras cosas por la voluntad del gobierno de recuperar las religiones ancestrales e indígenas, no en una óptica de sana convivencia sino en una especie de revanchismo ideológico. Esto le ha granjeado roces con la Iglesia, una conflictividad que todavía permanece, a flor de piel.
“Francisco va a encontrar una Iglesia que se ha enfrentado con eso, que vive el día a día con esperanzas y dificultades. Una Iglesia con religiosidad popular muy intensa pero cuyos miembros viven con menor ahínco su compromiso cristiano. Se ve más religiosidad y menos compromiso social radical, como pide el Papa”, apuntó en entrevista.
Bolivia será el segundo destino del viaje apostólico más largo del presente pontificado. Jorge Mario Bergoglio llegará a La Paz el miércoles 8 de julio y pasará apenas cuatro horas en esa ciudad, ubicada a cuatro mil metros sobre el nivel del mar. Esa misma noche volará a Santa Cruz de la Sierra, donde seguirá su gira hasta el viernes 10.
La etapa papal boliviana ha estado rodeada de especulaciones. Según Beramendi, la presencia del líder católico corría el riesgo de ser “manipulada e instrumentalizada” por el presidente Morales, que “quiere ser considerado un líder espiritual para los pueblos originarios e indígenas” y por eso, no casualmente, llama a Francisco “hermano Papa”. A esto se suma el reclamo del gobierno a Chile por una salida al mar. Por eso los obispos han insistido, casi hasta el cansancio, en aclarar que la visita es estrictamente pastoral.
“Ojalá la visita del Papa sea una oportunidad de reconciliación, pero como dijo el cardenal (Julio) Terrazas (arzobispo emérito de Santa Cruz) en una reciente entrevista, el gobierno no acepta objeciones ni críticas. Pero la misión de la Iglesia es anunciar y denunciar, denunciar las injusticias, el narcotráfico y la corrupción. A este y a cualquier gobierno. Como este gobierno no acepta críticas, tampoco acepta oposición política, siempre hay roces. Una Iglesia que se quiera cuidar de los roces es una Iglesia tibia. Esperamos en una reconciliación, aunque eso no significa que se vayan a acabar los roces”, indicó el clérigo.
Sostuvo que la Iglesia y los cristianos deben ser “capaces de soñar”, de empeñarse en construir una patria mejor y de mayor tolerancia, porque actualmente se están viviendo “momentos de mucha intolerancia a nivel político y a nivel cultural”.
Desde su punto de vista Bolivia está viviendo bajo una “dominación cultural”, porque pese a ser un país multiétnico y pluricultural sólo se promueve una cultura, menospreciando a la Iglesia católica aunque es mayoritaria a nivel de número de fieles.
“Hay un entusiasmo general en la gran mayoría de las personas que están esperando al sucesor de Pedro, a un líder moral y espiritual. Es un latino, que habla el idioma de la gente y sabe calentar la tibieza de quienes tienen fe. Como cuando vino Juan Pablo II sembró justicia y esperanza, Francisco seguramente sembrará reconciliación, tolerancia y fraternidad, esos son valores que el Papa encarna bastante bien”, ponderó.
Una visión un poco más optimista, pero también reconociendo las dificultades, la aportó Erika Farfán, encargada de negocios de la embajada de Bolivia ante la Santa Sede. También en entrevista subrayó la gran expectativa de los bolivianos por la llegada del Papa y refrendó el involucramiento en la organización de la visita de Evo Morales, quien –insistió- “comparte muchos valores” con Francisco.
Abundó que el viaje apostólico se dará en un momento clave y permitirá “un poco más de unidad”, para “volver a recobrar la armonía que se había perdido” y servirá para unir al pueblo y a todos los bolivianos.
“Se puede dejar atrás ese aire de contraste que existía. Más allá de todo el Papa es una persona muy cercana al pueblo, muy cercana a nosotros y más por ser latinoamericanos. No lo vemos lejano, que está allá y no se acerca. Francisco está entre nosotros, en medio del pueblo y eso está demostrando en su viaje a Bolivia, donde visitará la cárcel y se reunirá con los movimientos populares. Todo ello es una muestra de que él quiere estar involucrado”, señaló.
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