“Dijo Jesús a sus discípulos: “No todo el que me dice: “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi padre que está en el cielo. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los río, soplaron los vientos y arremetieron contra la casa; pero no se derrumbó porque estaba cimentada sobre roca”. (Mt 7,21.24-27)
Dios no construye sobre arena.
Dios no construye sobre sentimientos.
Dios no construye sobre emociones.
Dios construye sobre roca firme.
Dios construye sobre la roca de la encarnación.
Dios construye sobre la roca del anuncio del Evangelio.
Dios construye sobre la roca del misterio de la Cruz.
Dios construye sobre la roca de la persecución.
Dios no construye:
Sobre la arena de las falsas promesas.
Sobre la arena de movediza arena del poder.
Sobre la arena de los triunfos fáciles.
Sobre la arena de las riquezas mal adquiridas.
Dios construye:
Sobre la plenitud del amor que lo lleva a hacerse uno de nosotros.
Sobre la pobreza de un pesebre de pastores.
Sobre la incomprensión de quienes lo rechazan.
Sobre la crítica de quienes no lo aceptan.
Sobre la crítica y murmuración de su comportamiento con los pecadores.
La roca sobre la que construye el cristiano:
No es otra que la del amor.
El amor es la roca más firme sobre la que se puede construir nuestra casa.
El amor es la roca más firme sobre la que se construye la relación de los esposos.
El amor es la roca más firme sobre la que se construye la respuesta a la llamada Dios.
El cristiano construye su vida:
Sobre la roca que es Jesús.
Sobre la roca de la vida de Jesús.
Sobre la roca del Evangelio.
Sobre la roca del seguimiento de Jesús.
Sobre la rica de la fidelidad hasta la Cruz.
Sobre la roca de la Iglesia.
Las arenas de lo fácil son buenas para divertirse en las playas.
Las arenas de lo fácil son buenas para correr por las mañanas.
Pero no valen para construir vidas que forman parte del Reino.
¿Sobre qué construimos?
¿Sobre qué construimos nuestros caminos de santidad?
¿Sobre qué construimos nuestros caminos de fidelidad a nosotros y a Dios?
Dios no quiere cristianos mimbres.
Dios quiere cristianos robles.
Dios no quiere cristianos especialistas en rebajas.
Dios quiere cristianos en fidelidades hasta el final.
Dios no quiere cristinos que rinden ante las primeras dificultad.
Dios quiere cristianos que caminan mirando siempre lejos, a pesar de todos los obstáculos y estorbos.
Clemente Sobrado C. P.
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