Aquí celebramos hoy la fiesta de la Virgen de Guadalupe. Mi bocadillo responde a la Liturgia universal. Espero que la Guadalupana me disculpe y perdone y no se me enfade.
¡Qué difícil es caer bien a todos!
Mientras unos te alaban, otros te critican.
Mientras para unos eres un santo, para otros eres un pecador.
Mientras para unos eres sincero, para otros eres un mentiroso.
Mientras para unos eres bueno, para otros lo disimulas.
Juan tenía un demonio.
Jesús es comilón y borracho.
Jesús come con pecadores.
Todo depende de nuestro corazón:
En primer lugar:
Nos cuesta ver lo bueno de los demás.
Siempre nos es más fácil ver lo malo de los otros.
Nos cuesta pensar bien de los demás.
Nos cuesta hablar bien de los demás.
Siempre es más fácil criticarlos, con razón o sin ella.
Nos cuesta reconocer lo bueno que hacen los demás.
Siempre tendremos algún pero que le ponga sordina.
La razón la llevamos dentro:
No sabemos aceptar a los demás.
Sobre todo cuando piensan distinto.
Sobre todo cuando pueden hacernos sombra.
Sobre todo cuando pueden dejarnos en mal lugar.
Diera la impresión de que llevamos un corazón “destructor”.
Todo lo contrario del corazón de Jesús.
Para Jesús la vida y las cosas son buenas.
Come lo que le ponen.
Bebe lo que le dan.
Y sobre todo, su corazón es tan noble que siente preferencia por los malos.
Porque Jesús nunca se queda en lo que somos.
El nos mira en lo que podemos ser.
Por eso hasta los malos tienen preferencia en su corazón.
Jesús no es de los que condena a los malos.
Sino del que confía y espera en ellos.
Es que el amor no condena nunca.
El amor siempre espera, o como dice Pablo:
“El amor lo cree todo. Lo espera todo. Se fía de todo”.
¿Quieres saber cómo es tu corazón?
Dime qué piensas de los demás.
No creo seas de los que “piensa mal y acertarás”
Aunque yo prefiero: “Prefiero equivocarme hablando bien que acertar hablando mal”.
Dime cómo hablas de los demás.
Dime cómo tratas a los demás.
Olvida el refrán: “Dime con quien andas y te diré quién eres”.
Pues si quieres es verdad: si comes con publicanos y pecadores, significa que los atraes a tu corazón, los amas y no los excluyes.
Jesús prefiere lo llamen “comilón y borracho” a alejarse de los malos.
Somos lo que es nuestro corazón y no lo que dicen de nosotros los demás.
Y lo más hermoso del corazón es amar a aquellos que no nos aman.
Clemente Sobrado C. P.
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