Bocadillos espirituales para vivir el Tiempo Ordinario: Jueves de la 31 a. Semana – Ciclo A

“Solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: “Este acoge a los pecadores y come con ellos”. (Lc 15,1-10)



No es suficiente escuchar a Jesús.

No es suficiente leer el Evangelio.

Se puede escuchar a Jesús para conocer la verdad.

Se puede escuchar a Jesús para seguirle.

Se puede escuchar a Jesús para dar sentido a nuestras vidas.


Pero también se puede escuchar a Jesús:

Para atacarle.

Para criticarle.

Para acusarle.

Para seguir viviendo a nuestro aire y estilo.

Para confrontarle con nuestro modo de pensar.


Hay acusaciones que son lo mejor que se puede decir de una persona.

Hay acusaciones que terminan siendo alabanzas.

Una de acusaciones más estupendas contra Jesús es:

“murmurar de acoge a los pecadores”.

“murmurar de que come con los pecadores”.


Dios nos excluye a nadie.

Dios no margina a nadie.

Dios no condena a nadie.


Al contrario, lo más bello del corazón de Dios es:

“acoger a los pecadores”.

“es comer con los malos”.

“es salir al encuentro de los extraviados”.

“es buscar lo que se ha perdido”.

“es salir al camino de los que han caído”.


¿Hay algo más bello que Dios siguiéndonos los pasos hasta alcanzarnos?

¿Hay algo más bello en nuestra fe que saber que Dios siempre tiene su corazón abierto aunque seamos pecadores?

¿Hay algo más bello en nuestra fe que saber que para Dios nunca nos da por perdidos?

¿Hay algo más bello en nuestra fe que saber que Dios es el que tiene siempre los brazos abiertos para estrecharnos contra su corazón por más que seamos malos?


¿Eres de los malos?

Dios te abre sus brazos.

¿Eres pecador?

Dios te abre su corazón.

¿Eres de los extraviados?

Dios te invita a su mesa.

Y sabes que compartir la mesa:

Es entrar en comunión de personas.

Es entrar en amistad.


Por eso nunca podemos perder la esperanza.

Puede que los tuyos se escandalicen de ti.

Dios no se escandaliza nunca por más pecador que seas.

Más bien, Dios se escandaliza de los “buenos” que se escandalizan de los malos.

¿Eres pecador?

No pierdas la esperanza, que el está dispuesto a acogerte.

¿Eres pecador?

No pierdas la esperanza, que él está dispuesto a abrazarte.

¿Eres pecador?

No te desilusiones ni pierdas la esperanza, ahí está él para invitarte a comer con él.

¿Pecador? “¡Que nadie te robe la esperanza!”

¿Qué los buenos se escandalizan?

Olvídate. Tú mira ese corazón abierto y esa mesa donde tienes una silla.


Y no olvidemos a nuestros hermanos divorciados quien hablando al clero de Roma les pidió dar una “cordial acogida” a las parejas divorciadas que se acercan a Dios.


Clemente Sobrado C. P.




Archivado en: Ciclo A, Tiempo ordinario Tagged: acogida, amor, chisme, misericordia, murmuracion, pecado, pecador
20:19

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