Hoy acabo de llegar de un viaje a México. He dado algunas conferencias en Querétaro. Ciudad en la que he estado cuatro veces ya en mi vida. Maravillosa la familia con la que me he hospedado. Una familia católica como pocas quedan en España. Una casa rebosante de hijos, nietos y bisnietos. Han tenido conmigo mil amabilidades y les estoy sinceramente agradecido.
Después también fui a la lejana península del Yucatán, concretamente la conferencia fue en la ciudad de Mérida. Allí pude visitar de nuevo unas ruinas precolombinas que ya la primera vez, hace años, me impresionaron por su belleza. Por último me desplacé a la Universidad Latina de la ciudad de Celaya.
Uno está en su casa trabajando y trabajando en libros. Pero aquí no veo a los lectores. En la soledad de mi hogar, el lector es un concepto. Estos viajes me muestran el rostro vivo de aquellos que son el fin de mis desvelos, de mis entusiasmos literarios.
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