para invocarle con la oración como madre llena de compasión:
...
¡Pon freno a la justicia, oh Señor del mundo,
tu fuerza debe cesar! Los hombres son demasiado débiles.
La bondad te inspiró al principio para fundar la tierra,
el amor guió tu mano cuando formaste al hombre.
Ahora que está ahí, formadopor ti, sé indulgente con él.
Mira, un padre soporta incluso la injuria de su hijo,
y una madre se mantiene en calma si los hijos
hablan en tono duro,
¡así también soporta tú, Dios mío, los pecados de los hombres!
...
Mira, Señor mío, también en nuestros días nuestra tierra
cuenta con numerosos fieles tuyos atareados sólo en la verdad.
Se han edificado monasterios, y detrás de sus muros
viven los hombres de corazón fuerte y perfecto.
Observa, los eremitas habitan las grietas de las rocas
y los grandes hombres de oración en el desierto, los cuales
hacen así obra de reconciliación.
...
Escucha, tus salmos resuenan en ricas estancias
y tu alabanza sube desde la tierra del campesino.
A ti se te ofrece un cuidado servicio en el mar,
el eco de la oración suena en las naves,
las ciudades proclaman tu santa palabra, y los jueces
emiten un veredicto justo por temor a tus sentencias.
Porque tu santa luz rebosa hasta en el corazón de barro...
...
Por esto, Señor, ora ante ti la Santa Iglesia
postrada en el polvo con sus hijos suplica:
¡Que tu nacer en la carne, por amor a la Iglesia
siga engendrando misericordia para tus criaturas"
(Cirilonas).
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