La liturgia diaria meditada - Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, y a tu prójimo como a ti mismo (Mc 12,28b-34) 04/11



Domingo 04 de Noviembre de 2018
Domingo 31º durante el año.
Verde.

Martirologio Romano: Memoria de san Carlos Borromeo, obispo, que nombrado cardenal por su tío materno, el papa Pío IV, y elegido obispo de Milán, fue en esta sede un verdadero pastor fiel, preocupado por las necesidades de la Iglesia de su tiempo, y para la formación del clero convocó sínodos y erigió seminarios, visitó muchas veces toda su diócesis con el fin de fomentar las costumbres cristianas y dio muchas normas para bien de los fieles. Pasó a la patria celeste en la fecha de ayer (+1584 dC)

Antífona de entrada          Cf. Sal 37, 22-23
Señor, no me abandones, Dios mío, no te quedes lejos de mí; apresúrate a venir en mi ayuda, mi Señor, mi Salvador.

Oración colecta     
Dios omnipotente y lleno de misericordia, que concedes a tus fieles celebrar dignamente esta liturgia de alabanza; te pedimos que nos ayudes a caminar sin tropiezos hacia los bienes prometidos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas        
Te pedimos, Señor, que este sacrificio sea para ti una ofrenda pura, y para nosotros una fuente generosa de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión        Sal 15, 11
Señor, me darás a conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia.

Oración después de la comunión

Te pedimos, Padre, que crezca en nosotros la acción de tu poder para que, restaurados con estos sacramentos celestiales, tu gracia nos prepare a recibir lo que ellos nos prometen. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Lectura         Deut 6, 1-6
Lectura del libro del Deuteronomio.
Moisés habló al pueblo diciendo: Este es el mandamiento, y estos son los preceptos y las leyes que el Señor, su Dios, ordenó que les enseñara a practicar en el país del que van a tomar posesión, a fin de que temas al Señor, tu Dios, observando constantemente todos los preceptos y mandamientos que yo te prescribo, y así tengas una larga vida, lo mismo que tu hijo y tu nieto. Por eso, escucha, Israel, y empéñate en cumplirlos. Así gozarás de bienestar y llegarás a ser muy numeroso en la tierra que mana leche y miel, como el Señor, tu Dios, te lo ha prometido. Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Graba en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy.
Palabra de Dios.

Comentario
El pueblo de Dios es un pueblo que está a la escucha, porque sabe que la Palabra de Dios trae vida. Por eso esta palabra se repite y se transmite, y todo el corazón se dispone a cumplirla.

Salmo             Sal 17, 2-4. 47. 51ab
R. Yo te amo, Señor, mi fortaleza.

Yo te amo, Señor, mi fuerza, Señor, mi Roca, mi fortaleza y mi libertador. R.

Mi Dios, el peñasco en que me refugio, mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte. Invoqué al Señor, que es digno de alabanza y quedé a salvo de mis enemigos. R.

¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi Roca! ¡Glorificado sea el Dios de mi salvación! Él concede grandes victorias a su rey y trata con fidelidad a su Ungido. R.

Lectura         Heb 7, 23-28
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos: En la antigua Alianza los sacerdotes tuvieron que ser muchos, porque la muerte les impedía permanecer; pero Jesús, como permanece para siempre, posee un sacerdocio inmutable. De ahí que él puede salvar en forma definitiva a los que se acercan a Dios por su intermedio, ya que vive eternamente para interceder por ellos. Él es el Sumo Sacerdote que necesitábamos: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y elevado por encima del cielo. Él no tiene necesidad, como los otros sumos sacerdotes, de ofrecer sacrificios cada día, primero por sus pecados, y después por los del pueblo. Esto lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. La Ley, en efecto, establece como sumos sacerdotes a hombres débiles; en cambio, la palabra del juramento –que es posterior a la Ley– establece a un Hijo que llegó a ser perfecto para siempre.
Palabra de Dios.

Comentario
Jesús hace una obra completa y definitiva. No hay nada en su vida que no haya sido pura entrega de amor. Ese amor restablece los vínculos entre el Padre y la humanidad. Ya no hay lugar para el pecado ni hace falta multiplicar los sacrificios, porque los efectos de la vida, muerte y resurrección de Jesús permanecen para siempre.

Aleluya         Jn 14, 23
Aleluya. “El que me ama, será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará e iremos a él”, dice el Señor. Aleluya.

Evangelio     Mc 12, 28-34
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
En aquel tiempo, se llegó uno de los escribas y le preguntó: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?». Jesús le contestó: «El primero es: ‘Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas’. El segundo es: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. No existe otro mandamiento mayor que estos». 

Le dijo el escriba: «Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que Él es único y que no hay otro fuera de Él, y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios». 

Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: «No estás lejos del Reino de Dios». Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.
Palabra del Señor.

Comentario
En las discusiones iniciadas por grupos de diversas posturas religiosas, en el tiempo de Jesús, había una pregunta que sobresalía: “¿Cuál de todos los Mandamientos es el más importante?”. Esto equivaldría a preguntarnos: “¿Qué es lo que nos lleva precisamente a Dios?”. En ambos casos, la respuesta es: “El amor”. Es el amor al hermano y a Dios, un solo amor, que nos hace plenos e íntegros.

Oración introductoria 
Hola, Jesús, aquí estoy para dialogar contigo. A mí me gusta estar a tu lado y agradarte. Y para hacerlo, quiero amarte más y vivir la caridad con mis próximos. Ya que Tú me pides que no sólo te ame a ti, sino que también ame a mi prójimo. Por eso, te doy las gracias, Jesús, amigo mío, porque me has hecho caer en la cuenta de la primacía que tiene el amor en mi vida: amor a ti y amor a mi prójimo. Sólo te pido que me enseñes a amar como Tú me has amado. 

Petición 
Enséñame a amar a mi prójimo y a tener una amistad con él, al igual que la tengo contigo. 

Meditación 

Hoy, un maestro de la Ley le pregunta a Jesús: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?» (Mc 12,28). La pregunta es capciosa. En primer lugar, porque intenta establecer un ranking entre los diversos mandamientos; y, en segundo lugar, porque su pregunta se centra en la Ley. Está claro, se trata de la pregunta de un maestro de la Ley.

La respuesta del Señor desmonta la espiritualidad de aquel «maestro de la Ley». Toda la actitud del discípulo de Jesucristo respecto a Dios queda resumida en un punto doble: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón» y «amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mc 12,31). El comportamiento religioso queda definido en su relación con Dios y con el prójimo; y el comportamiento humano, en su relación con los otros y con Dios. Lo dice con otras palabras san Agustín: «Ama y haz lo que quieras». Ama a Dios y ama a los otros, y el resto de cosas será consecuencia de este amor en plenitud.

El maestro de la ley lo entiende perfectamente. E indica que amar a Dios con todo el corazón y a los otros como a uno mismo «vale más que todos los holocaustos y sacrificios» (Mc 12,33). Dios está esperando la respuesta de cada persona, la entrega plena «con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas» (Mc 12,30) a Él, que es la Verdad y la Bondad, y la entrega generosa a los otros. Los «sacrificios y ofrendas» tan solo tienen sentido en la medida en que sean expresión verdadera de este doble amor. ¡Y pensar que a veces utilizamos los “pequeños mandamientos” y «los sacrificios y las ofrendas» como una piedra para criticar o herir al otro!

Jesús comenta la respuesta del maestro de la Ley con un «no estás lejos del Reino de Dios» (Mc 12,34). Para Jesucristo nadie que ame a los demás por encima de todo está lejos del reinado de Dios.

Propósito 
Hoy viviré la caridad con mi prójimo y rezaré un Padrenuestro por todos los que buscan ser amados por Dios para que Él los cuide. 

Diálogo con Cristo 
Señor Jesús, después de meditar a tu lado cómo puedo amarte a través de mi prójimo, te doy gracias por enseñarme a amar, sabiendo que no sólo necesito amar a aquella persona que menos quiero, sino que también puedo amar al que lo necesita. 


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