Domingo 25 de Noviembre de 2018
Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo
(S). Blanco
Esta fiesta celebra a Cristo como el Rey bondadoso y sencillo que como pastor guía a su Iglesia peregrina hacia el Reino Celestial y le otorga la comunión con este Reino para que pueda transformar el mundo en el cual camina.
Antífona de entrada Apoc 5, 12; 1, 6
El Cordero que ha sido inmolado es digno de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor. A él pertenecen la gloria y el imperio para siempre.
Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, que quisiste restaurar todas las cosas por tu amado Hijo, Rey del universo, te pedimos que la creación entera, liberada de la esclavitud del pecado, te sirva y te alabe eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración sobre las ofrendas
Te ofrecemos, Señor, el sacrificio de la reconciliación de los hombres, y te pedimos humildemente que tu Hijo conceda a todos los pueblo los dones de la unidad y de la paz. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
Antífona de comunión Sal 28, 10.11
El Señor reinará eternamente, él bendecirá a su pueblo con la paz.
Oración después de la comunión
Después de recibir el alimento de la inmortalidad, te pedimos, Padre, que quienes nos alegramos de obedecer los mandamientos de Jesucristo, Rey del Universo, podamos vivir eternamente con él en el Reino de los cielos. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
1ª Lectura Dn 7, 13-14
Lectura de la profecía de Daniel.
Yo estaba mirando, en las visiones nocturnas, y vi que venía sobre las nubes del cielo como un Hijo de hombre; él avanzó hacia el Anciano y lo hicieron acercar hasta él. Y le fue dado el dominio, la gloria y el reino, y lo sirvieron todos los pueblos, naciones y lenguas. Su dominio es un dominio eterno que no pasará, y su reino no será destruido.
Palabra de Dios.
Comentario
El texto nos ayuda a pensar que el verdadero y definitivo poder viene desde lo alto, de Dios. No hay poder humano que no deba rendirse ante el Señor.
Salmo 92, 1-2. 5
R. ¡Reina el Señor, revestido de majestad!
¡Reina el Señor, revestido de majestad! El Señor se ha revestido, se ha ceñido de poder. R.
El mundo está firmemente establecido: ¡No se moverá jamás! Tu trono está firme desde siempre, tú existes desde la eternidad. R.
Tus testimonios, Señor, son dignos de fe, la santidad embellece tu Casa a lo largo de los tiempos. R.
2ª Lectura Apoc 1, 5-8
Lectura del libro del Apocalipsis.
Jesucristo es el “Testigo fiel, el Primero que resucitó de entre los muertos, el Rey de los reyes de la tierra”. Él nos ama y nos liberó de nuestros pecados, por medio de su sangre, e hizo de nosotros un Reino sacerdotal para Dios, su Padre. ¡A él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos! Amén. Él viene sobre las nubes y todos lo verán, aun aquéllos que lo habían traspasado. Por él se golpearán el pecho todas las razas de la tierra. Sí, así será. Amén. Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso.
Palabra de Dios.
Comentario
Cristo es Rey, y nosotros somos de su reino. No hay reino sin un Rey, y ningún reino puede tener más de un rey. Pensemos esto cuando estemos por someternos a otros poderes que no vengan de Dios, y que se manifiesten con acciones que buscan la pérdida de nuestra libertad.
Aleluya Mc 11, 9. 10
Aleluya. ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito sea el Reino que ya viene, el Reino de nuestro padre David! Aleluya.
Evangelio Jn 18, 33b-37
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Pilato llamó a Jesús y le preguntó: “¿Eres tú el rey de los judíos?”. Jesús le respondió: “¿Dices esto por ti mismo u otros te lo han dicho de mí?”. Pilato replicó: “¿Acaso yo soy judío? Tus compatriotas y los sumos sacerdotes te han puesto en mis manos. ¿Qué es lo que has hecho?”. Jesús respondió: “Mi realeza no es de este mundo. Si mi realeza fuera de este mundo, los que están a mi servicio habrían combatido para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi realeza no es de aquí”. Pilato le dijo: “¿Entonces tú eres rey?”. Jesús respondió: “Tú lo dices: Yo soy rey. Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. El que es de la verdad, escucha mi voz”.
Palabra del Señor.
Comentario
“Para mí es bien impresionante ese momento en que Cristo está solo frente al mundo representado en Pilato. La verdad se queda sola, los mismos seguidores han tenido miedo, la verdad es tremendamente audaz, y solamente los héroes pueden seguir la verdad. Tanto es así, que Pedro, que le ha dicho que morirá si es necesario, anda huyendo de cobarde, y está Cristo solo. No le tengamos miedo de quedarnos solos si es en honor a la verdad. Para Cristo es preferible quedarse solo, pero ante el mundo representado en Pilato poder decir ‘todo el que oye mi voz es de la verdad’.
Oración introductoria
Señor mío, Tú eres mi Dios, mi Señor, mi Redentor. Quiero que seas mi Rey, mi Dueño. Toma mi libertad, mi voluntad, mi mente y mi corazón. Quiero que Tú imperes en mí con la fuerza de tu bondad, de tu misericordia y de tu caridad. Aleja de mi alma todo aquello que me separa de Ti y ven a instaurar tu Reino en mi corazón.
Petición
Jesús, ayúdame a luchar todos los días para hacerte reinar más en mi corazón y en el de los demás. ¡Venga tu Reino!
Meditación
1.- Tuvo como trono la cruz. Aunque la fiesta de Cristo Rey fue instituida por el Papa Pío XI en 1925 para luchar contra la sociedad laicista y exaltar la primacía de Jesucristo, fue muchas veces mal entendida. Desde hace unos años se trasladó su celebración del último domingo de octubre al último domingo del Año Litúrgico, para significar la culminación de nuestra salvación. ¿Tiene sentido celebrar hoy esta fiesta? Por supuesto que sí, porque lo que queremos celebrar es que Jesucristo debe ser lo más importante de nuestra vida, debe reinar en nuestro corazón. Sólo así le seguiremos con todas nuestras fuerzas y podremos gozar de su amor. Un rey existe para servir a su pueblo, el espíritu de servicio a la comunidad es lo que justifica su ser. Así lo hizo Jesús, que tuvo como trono la cruz, como cetro una simple caña, como manto una ridícula túnica de color púrpura y coronó su cabeza con una corona de espinas. ¿Podía ser Él el rey de los judíos? Indudablemente, su reino no era de este mundo, pero sí para este mundo. El escepticismo de Pilato ante la verdad coincide con el agnosticismo que muchos dicen profesar en nuestro tiempo. ¿Es que es imposible encontrar la verdad? Sin embargo, la verdad se encuentra dentro de ti, como testimonió el gran buscador de la verdad Agustín de Hipona. No te desparrames, entra en ti mismo y la encontrarás. La Verdad es el propio Jesucristo, deja que El ilumine tu oscuridad y se disiparán todas tus dudas.
2. Mi reino no es de este mundo. En los evangelios nunca aparece definido en términos claros el reino de Dios. En las parábolas sobre el reino se nos dice que el reino de Dios es como un grano, una semilla que se siembra y va naciendo y creciendo muy lentamente (Mt 4, 26), o como el grano de mostaza (Mt 11, 28), o como una realidad que ya está entre nosotros, ¿el mismo Jesús?, (Lc 7, 21), o como una realidad que se hará del todo presente después de la parusía, de la segunda venida del Señor. Quizá, en esta reflexión homilética, lo más importante sea que cada uno de nosotros vea y examine en su conciencia en qué sentido Jesucristo es para él rey, en la vida pública y privada, y qué pide él cuando reza todos los días “venga a nosotros tu reino”. Para mí, Jesucristo es mi rey porque manda en mi corazón y en mi conducta diaria, y quiero que venga a nosotros su reino porque quiero que Jesucristo sea el modelo de hombre que viva en mi sociedad. Quiero que Jesucristo sea para todos nosotros modelo de vida, camino directo para llegar al Padre, testigo de la única y verdadera verdad que merece la pena defender; quiero que en nuestro mundo Jesucristo sea visto como el auténtico rostro misericordioso de nuestro Padre Dios. Quiero que venga pronto a nosotros “su reino”, es decir, un reino de paz, de justicia, de amor; un reino en el que todos podamos vivir como hermanos y como auténticos hijos del único Dios verdadero.
3.- Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. El profeta Daniel, en lenguaje apocalíptico, nos habla de un anciano, Dios, que envía desde el cielo a un “hijo de hombre” al que se le da poder real y dominio sobre todos los pueblos, naciones y lenguas. Nosotros, los cristianos, siempre hemos visto en esta figura del hijo de hombre a Jesucristo, rey del universo. El mismo Jesús, en los evangelios, se da más de una vez a sí mismo este título de “hijo de hombre”. Sí, Jesús fue un hombre como nosotros en todo, menos en el pecado, a quien Dios Padre envió a la tierra para salvarnos a todos. Debemos celebrar hoy con gozo esta fiesta de Cristo Rey, proclamándole libre y agradecidamente nuestro rey, rey de nuestros corazones, que queremos que dirija y guíe nuestro diario vivir.
4.- Jesucristo es el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el príncipe de los reyes de la tierra. A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. El testigo fiel es el que da testimonio de la verdad del que habla. Jesucristo fue el testigo fiel de la verdad del Padre, a quien el Padre envió precisamente a este mundo para eso: para ser testigo de la verdad, como el mismo Jesús le dice a Pilato. Para nosotros, los cristianos, Jesucristo es la verdad suprema, antes de todas las demás verdades científicas, sociales o políticas. En este sentido, repetimos una vez más, es nuestro rey. Nosotros no despreciamos nunca las verdades científicas, sociales y políticas, pero las sometemos a la verdad suprema que es Jesucristo. Nos referimos a Jesucristo visto como persona, no como una teoría, visto como testigo fiel de la verdad del Padre, como nuestro modelo de vida, como nuestro camino espiritual para llegar a Dios, como nuestro maestro, como nuestro rey. A él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos..
Propósito
Asistir, preferentemente en familia, a la Sagrada Eucaristía que celebra hoy a Cristo Rey.
Diálogo con Cristo
Señor, somos súbditos fieles tuyos, del Rey de reyes. Estamos comprometidos a ser los dispensadores de tu paz, de tu perdón, de tu amor. Ahora, nos toca la lucha de cada día, e ir teñidos en sangre, como nuestro Rey en el pretorio de Pilato y en la cruz. ¿El día de mañana?..., nos tocará ceñir corona de oro y manto de púrpura, como Tu, el Rey inmortal de los siglos....
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