Primer punto.No me siento para nada identificado con ningún grupo de ultraderecha. La mayoría de los grupos que he visto (solamente en televisión) son claramente compuestos por individuos contrarios a los valores democráticos y amantes de la violencia. Mi amor al sistema democrático y a sus valores, en mi caso, es indiscutible.
Segundo punto.Como pastor de almas, no me siento identificado ni vinculado con ningún partido político. El sacerdote debe ser padre de todos. Lo cual no es óbice para dar mi juicio sobre una época histórica. No ser hombre de partido no significa que no pueda dar mi opinión sobre el cristianismo de Carlos V o sobre las virtudes de Felipe II, o que no pueda dar mi opinión sobre una contienda en la que estuvo en juego la civilización cristiana en mi propio país.
Tercer punto. El caso de ese arzobispo santo que fue don José María García de Lahiguera es algo digno de mención. Sus virtudes son grandiosas. Fue el ejemplo de obispo santo por antonomasia. Le predicó dos años el retiro espiritual a Franco. Pues bien, él nunca se metió en cuestiones seculares, no se le conoce ni un solo elogio a Franco mientras vivió. Ahora bien, cuando murió y tuvo que predicar en la misa de funeral en la catedral hizo como Tomás Moro justo después de conocer su sentencia: Dijo que hasta entonces había callado, pero que ahora iba a hablar. Hablar no de política, sino de la finura espiritual del hijo de la Iglesia que había muerto. Ni una palabra de política, solo habló como pastor.
Cuarto punto.Aunque lo he buscado por todas partes, no he encontrado ese sermón del arzobispo de Valencia. Si alguno me puede proveer de un link se lo agradeceré. Incluso en el libro Franco, cristiano ejemplar, aparecen muchos fragmentos de sermones de obispos elogiosísimos en su funeral, pero justamente falta este. Que, por lo que tengo entendido, fue el más elogioso de todos. No tengo la menor duda de que los promotores de su canonización habrán tomado las mayores precauciones para que no salga de ningún archivo.
Quinto punto: En las memorias de Tarancón, el cardenal menciona que el 2 de octubre de 1975 le recibió Pablo VI. Faltaban dos meses para que muriera. Monseñor Tarancón dice que el papa estaba muy impresionado por una carta que le había enviado Franco (justo antes de caer enfermo) carta que merecería un post en sí misma. Pues bien, Tarancón dice en sus memorias que, en esa audiencia, Pablo VI habló con elogio de Franco y que concluyó finalmente: “Franco ha hecho mucho bien a España y le ha proporcionado un desarrollo extraordinario y una época larguísima de paz. Franco merece un final glorioso y un recuerdo lleno de gratitud”.
Publicar un comentario