A amar se aprende

Amar a otra persona es reconocerla como sujeto y no tratarla como objeto. Esto implica el querer su bien, su promoción, su reconocimiento. Los autores clásicos hablan de “amor benevolente”, entendiendo el amor como hacer el bien concreto al otro (Santo Tomás).

Y de todos los modos de amar, ya sea esponsal, filial o de amistad, el amor de benevolencia es el alma de todas las formas del amor.  Porque todo amor auténtico es incondicional, no tiene que ver con lo que el otro pueda darme, ni con sus cualidades o virtudes, sino que se ama al otro por lo que es.
El amor auténtico no busca ventajas ni su propio interés (1 Corintios 13), sino que es una forma de fidelidad al otro, que solo busca su bien y su felicidad. Escribía el filósofo alemán G. Leibniz en el siglo XVII: que “Amar es encontrar en la felicidad de otro, tu propia felicidad”. 
El filósofo y psicólogo Eric Fromm, en su célebre obra “El arte de amar”, entiende que enamorarse no es lo mismo que amar. Porque quien está enamorado no es libre para poder decidir, está deslumbrado, atraído, pero todavía no ama en forma madura.  
El verdadero amor surge cuando pasa el encandilamiento y somos capaces de amar al otro en su realidad, con todo lo que es, con sus defectos y virtudes, cuando lo amamos por sí mismo y no por lo que nos da o nos hace sentir.  
El amor no es solo un sentimiento, porque los sentimientos no se eligen, son espontáneos. En cambio el amor solo puede existir donde hay libertad y por ello amar es también una decisión.
Lo que hace grande y verdadero el amor de una persona es que pudiendo no elegirte, te elija, pudiendo no cuidarte, te cuide, pudiendo no amarte, te ame. Según Fromm en el amor intervienen la inteligencia y la voluntad. Amar implica conocimiento profundo del otro y no vivir en la superficie, implica responsabilidad porque me hago cargo del otro. Amar implica también respeto, porque donde hay dominio y posesividad no hay amor verdadero, sino lo contrario: egoísmo. 
Amar es cuidar, y si no estoy dispuesto a sufrir por el bien del otro, no estoy dispuesto a amarle. Es contradictorio decir que amo a alguien y no preocuparme por su bien. Fromm afirma  que “El amor es la preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que amamos”. 
Para Fromm el amor es un arte porque se puede aprender. Como en cualquier arte se necesita adquirir la destreza que viene con el tiempo, la práctica y la reflexión.
Muchos fracasan en el amor porque creen que nada tienen que aprender sobre el arte de amar. Y es que muchas veces estamos más preocupados por ser amados que por amar. 
Amar es siempre una decisión por el otro. Lo que se hace por él, no es a cambio de algo, porque el amor auténtico es pura gratuidad, no busca ningún interés. 


Miguel Pastorino

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07:11

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