Las feministas promueven una movilización, una huelga, para el día 8 de marzo. En teoría promueven la igualdad real entre hombres y mujeres: en salarios, horarios, etc.
Ya sé que es muy complicado valorar con objetividad esta igualdad. Se me ocurren un montón de puestos ocupados por mujeres que son retribuidos con sueldos muy superiores al mío – en realidad, sí que tengo que forzar la imaginación para pensar en un sueldo inferior al mío, sea percibido por un hombre o por una mujer -.
Muchas veces, casi siempre los que cobran más, sean hombres o mujeres, cobran esas cantidades no - solo - por ser hombres o mujeres.
No creo que una jueza cobre menos que un juez, ni una médica menos que un médico, ni una profesora menos que un profesor… Pero también es cierto que un embarazo o una maternidad reciente no pueden convertirse en motivos para entorpecer una carrera profesional. Y los varones, que no dan a luz, pero que son padres, tienen el derecho a que la sociedad sea más generosa con ellos y les permita ejercer de padres.
Cuando hablamos de deberes y de derechos, casi todo es “relativo”, en el mejor sentido de la palabra. Lo ideal no siempre es lo posible en este momento, pero hay que apuntar a lo ideal para mejorar lo posible. Y no debería ser un inconveniente ni una ventaja el ser varón o mujer. Luego, a parte del sexo de cada uno, deberíamos buscar que todos lleguen a lo máximo a lo que puedan llegar.
¿Hay algún motivo para ir en contra de las mujeres? Yo no encuentro ninguno: “La Iglesia expresa su agradecimiento por todas las manifestaciones del «genio» femenino aparecidas a lo largo de la historia, en medio de los pueblos y de las naciones; da gracias por todos los carismas que el Espíritu Santo otorga a las mujeres en la historia del Pueblo de Dios, por todas las victorias que debe a su fe, esperanza y caridad; manifiesta su gratitud por todos los frutos de santidad femenina” (Juan Pablo II, “Mulieris dignitatem”, 15).
¿Hay algún motivo para repudiar el haber nacido varón? Ninguno. Yo, al menos, no lo he encontrado. Haber nacido varón no asegura ganar mucho, ni ganar más que las mujeres, ni asegura nada. Hay gente que gana más y otra que gana menos. Si entre los que ganan menos hubiese más mujeres, habrá que tratar que ellas – y ellos – ganasen un poco más.
No hagamos de este asunto, justo cuando menos diferencias hay en realidad, un frente, una batalla, una guerra mundial.
Y mucho menos debemos de hacer de esto una batalla teológica. Los feminismos reivindican muchas cosas. Algunas muy malas y perversas. Y un cristiano o cristiana puede simpatizar con el apoyo a las mujeres maltratadas y no simpatizar con el apoyo al aborto.
Los que apoyan, desde la orilla de la Iglesia, esa huelga del 8 de marzo creo que solo intentan solidarizarse con la eliminación de discriminaciones injustas – de existir estas, que quizá sí - . Ni sospecho que pretendan, desde esta orilla de la fe, por ejemplo, fomentar el aborto. Digan lo que hayan dicho las convocantes.
¿Vengo yo ahora a defender a los obispos partidarios de esa huelga? No, en modo alguno. Yo no defiendo esa huelga. Pero, quizá, si alguno, mujer católica, hombre católico, o hasta obispo, la ha defendido ha sido por esos elementos más principales.
Quizá la haya defendido para apostar que el hecho de haber nacido mujer no sea, como ya no lo está siendo, una desventaja.
Yo apuesto por mantener los principios. Pero no cargaría contra las mujeres católicas que pueden verse presionadas a apoyar esta huelga. Ni tampoco contra los obispos que, sin pretender ir en contra de la fe, piensan que deben apoyar a las mujeres que apoyan esto.
Deberíamos ser muy firmes, pero no, en la familia de la fe, duros unos contra otros.
Guillermo Juan Morado.
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