Parto del hecho de que tenemos en las parroquias unos coros abnegados, trabajadores, disponibles, esforzados. Todo lo que quieran. Pero mucho me temo que, a la vez, unos coros sin formación, sin más criterio que lo que se hacen otros sitios, y sin más bagaje que su buena voluntad. El resultado acaba dejando mucho que desear.
Podría decir muchas cosas del canto litúrgico, pero me voy a limitar a unas cuantas ideas que dejo ahí por si a algún coro le sirven. Unas cuantas. Como me han salido.
- No se cante nada que pueda entonarse igualmente en un mitin político, una excursión fin de curso o un congreso de odontólogos. Cosas como “lucharemos por un mundo nuevo desde nuestro esfuerzo por ser portadores de paz” deben ser desterradas inmediatamente. El canto litúrgico es otra cosa.
- El canto es para que celebremos mejor, entremos mejor en la celebración, no para que quede bonita o se luzcan los chicos de confirmación.
- Los extraordinarios solos de Carolina no justifican cambiar el salmo responsorial por una canción preciosa que ella se sabe, aunque hable de amor, libertad y alabanzas a Nuestro Señor.
- Cuando se cantan textos litúrgicos, que se cante el texto como está. La música debe estar al servicio del texto, y no al revés, es decir, que para que quede mejor la musiquita, no se pueden cambiar las palabras del sanctus o el gloria.
- Yo sé que el aleluya de Cohen es muy famoso. Para él. Tampoco vamos a cantar el aleluya de Massiel, aunque algunos seamos sesentones.
- NO ME TOQUEN NADA EN LA CONSAGRACIÓN, LECHE!
- Rafaela, Joaquina y demás, posiblemente preferirán cantar a voz en grito “tú has venido a la orilla” que escuchar una cosa tan preciosa como desconocida, aunque Carolina lo haga estupendamente.
- Prohíbase taxativamente el adorno colateral del padrenuestro, aunque sor Joaquina del Corazón de Jesús (llámame Quina) vibre con un solo de boca cerrada mientras lo recita.
- Prohíbase aún más taxativamente el canto de la paz (que de hecho ya está prohibido, pero que ejerce una irresistible atracción ante todo coro que se precie). Si además de cantarse, se hace con tal entusiasmo que el celebrante ha de pasarse tres minutos de brazos cruzados mientras se canta por enésima vez eso tan original de “pez Señor en las olas del mar…”, condénese a los autores a una hora diaria de escucha de canto gregoriano durante un mínimo de un mes.
- Guárdese como un tesoro un tiempo de silencio tras la comunión. Tratar de orar en silencio tras la comunión y dar gracias serenamente no es sencillo cuando Carolina decide ofrecernos de nuevo su chorro de voz que nos habla de paz otra vez.
- Habría que tomar la costumbre de cantar alguna cosa en latín que no sea un canon de Taizé. La gente responde y canta. Cosas.
Valga por hoy. Seguro que muchos de mis lectores añadirán puntos. A mí, de momento, con esto me sirve. Y quede claro que muchos coros parroquiales agradecen de corazón que alguien les oriente.
P.D.
Cantos en la parroquia ayer domingo:
ENTRADA: Alegre la mañana…
KYRIES: Misa de angelis
GLORIA de Palazón
ALELUYA (canto - lectura del versículo - canto)
OFRENDAS: Este pan y vino, Señor, se transformarán…
SANTO. Haendel. Texto exacto.
AGNUS: Misa de angelis
COMUNIÓN: Tan cerca de mí…
FINAL: Mientras recores la vida
(Los Kyries y el Agnus lo canta la gente que da gusto escuchar)
(Que ya sé que no es perfecto el repertorio, pero tampoco está tan mal…)
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