Lo acaba de declarar, tal cual y de un tirón, el sr Sousa, actual jefe supremo o prepósito general de los jesuitas de todo el mundo: “el diablo es un invento de los hombres". Hay que reconocer que, al menos, ha tenido la delicadeza de no dar nombres; ni siquiera el de Benedicto XVI, que no sé por qué se me viene ahora mismo a la memoria.
Y es un “invento", sigue empecinadamente intentando explicar su increíble invento, diciendo que “era un modo de dar nombre al mal". Está todo en una entrevista a un diario español de cuyo nombre no me acuerdo: palabrita… Pero está.
Este buen hombre es todo un hereje declarado; no “camuflado” porque no pretende ocultar nada de nada. Bien porque tiene barra libre, y así lo cree él; bien porque de la doctrina católica no solo no tiene ya ni un remoto recuerdo, sino que está en perfecto y total desacuerdo con ella. Y lo dice. ¿Qué pasa?
Pues hemos llegado a un punto en que no va a pasar nada. Para el Vaticano -y ya ha saltado a la palestra el correspondiente: ¡rápido, rápido!- la tragedia es que Trump se haya salido del pacto de París por el cambio climático que había firmado su predecesor. O los abusos sexuales: de la corrupción de las conciencias, ni una palabra, oiga. ¡Y ya está bien de hablar del aborto, porfa!; hay que hablar del alargamiento del muro y de la deforestación de la amazonia: ¡eso sí son auténticas tragedias! ¿El aborto?, Baaaahhhhhh. ¡Ya está bien de esclavizar las conciencias!
Para liberarlas -supongo que por lo menos tendrá esta “buena intención"-, el Sousa se marca la machada anterior -me aburre hasta el volverla a copiar, así que no la copio-: ¡no hay demonio! ¡Ni ha existido, ni existe, ni existirá! ¡Si lo sabrá él! Y de buena tinta, además.
Porque vamos a ver. ¿Qué es eso de los ángeles que se rebelaron contra Dios, y fueron combatidos por el arcángel san Miguel; y, derrotados -no les duraron ni medio segundo, la verdad-, fueron convertidos en demonios y arrojados al infierno?
Un poquito de seriedad, oiga. ¿Quién se cree, a estas alturas del hombre moderno, adulto y descristianizado -sin Fe y sin Dios, pero endiosado en su pensamiento y su altivez- semejante “patraña"? (Que Dios me perdone por escribir esto; pero pretendo defender la doctrina de siempre, nacida en la misma Revelación divina).
Cómo, ¿pero la existencia de los demonios es “Palabra de Dios"? Pues va a ser que sí.El mismo Jesús en varias ocasiones los cita, y no precisamente alabándolos. En una de ellas, lo denuncia, a la vez que lo define, como “mentiroso y padre de la mentira". Vamos, como para fiarse de él…
El problema está en la ausencia de grabadoras en aquella época; cosa que ya denunció, con la autoridad que le confiere su condición de prepósito de los jesuitas y de sacerdote especialista en “ciencias políticas” -como los de ‘podemos’ mismamente- el tal Sousa. Porque lo de los Evangelios y los evangelistas es que no le da ninguna confianza a este buen señor; y claro, sin grabadoras…, la fe se hace muy cuesta arriba, ¡qué les voy a decir!
Pues les voy a decir una cosa más, aunque sea repetirme: ya escribi en su momento -en la declarada sobre las grabadoras- que los jesuitas, con este señor a la cabeza, habían firmado su certificado de defunción.
Y en ello están: cavándose la fosa. “A la sousa", que ahora es la especialidad de la casa.
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