Un pensamiento que un comentarista anónimo hizo a mi post de ayer fue realmente MUY interesante: ¿Y si en vez de un gran régimen unificado sea una ideología la que pueda provocar esa persecución universal? Algo que divida a la Humanidad en dos bandos, bueno y malo, pero que no estén delimitados geopolíticamente.
Esta idea se me había ocurrido para la nueva versión y, en principio, mi novela va a ir por ese lado. Del mismo modo, tampoco veo que ahora ninguna ciudad pueda ser la Gran Babilonia. ¿Esta expresión podría ser genérica y no referida a una ciudad concreta?
Cierto que siempre he compartido las ideas del gran teólogo Michael Schmaus de que el Libro del Apocalipsis parece referir a un gran régimen muy extendido por el mundo. Pero si emplazo el mi novela el Apocalipsis en nuestra generación debo renunciar a un gran régimen (que genere una persecución, más o menos, universal) y a una gran ciudad capital de la Bestia.
Agradezco las palabras de Juan Pablo que decía: Muero por leer una obra más suya. Acepto la hipérbole. Recuerdo, durante unas semanas, cómo deseaba regresar a casa para leer otro capítulo de El nombre de la rosa. Recuerdo el dolor que me producía ver que estaba llegando al final de una obra (la de Valtorta) que me fascinó. Deseaba seguir leyendo, pero el acto de la lectura me acerca al final del placer que me producía esa obra en concreto. No deseaba llegar nunca al final. Pero el precio que hubiera tenido que pagar habría tenido que ser no seguir leyendo.
Una cosa que me alegra mucho de los sistemas actuales de comentarios es que con Google+ puedo ver la foto del que ha puesto el comentario. Como autor, me gusta poner rostro a los lectores. Me gusta pensar que mis textos han alegrado la vida de ese ser humano en concreto.
Hoy me ha llamado un lector por teléfono, y de la conversación he sacado el propósito de potenciar más la figura de los diez cuernos de la Bestia.
Escribir una novela es un proceso tan gozoso, se disfruta tanto en la construcción. Poder hablar con los lectores, con los amigos, pedir consejo, leer, meditar sin prisa.
En el cuadro que será esta novela, me gustaría que mi paleta fuera precisa, sutil... y profunda. Esta novela desearía que fuese profunda. No una novela más sobre el fin del mundo. Estoy a la mitad de mi vida. Me debo a mí mismo hacer algo que justifique los veinte años que van desde mi primera novela a esta.
Publicar un comentario