La liturgia diaria meditada - El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío (Lc 14,25-33) 04/09



Domingo 04 de Septiembre de 2016
Domingo 23º durante el año
Verde.
Semana 3ª del Salterio. 

Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio de Máximo, en vía Salaria Nueva, sepultura de san Bonifacio I, papa, que trabajó para solucionar muchas controversias sobre disciplina eclesiástica (+422dC).

Antífona de entrada          Sal 118, 137. 124
Tú eres justo, Señor, y tus juicios son rectos; trátame conforme a tu bondad.

Oración colecta     
Señor Dios, que nos has redimido para hacernos hijos tuyos, míranos siempre con amor de Padre, para que cuantos hemos creído en Cristo alcancemos la verdadera libertad y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas        
Dios nuestro, fuente del amor sincero y de la paz, concédenos glorificar tu nombre con estas ofrendas que te presentamos; y por la participación en la eucaristía ayúdanos a vivir unidos en un sólo corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión        Sal 41, 2-3
Como la cierva sedienta busca las corrientes de agua, así mi alma suspira por ti, mi Dios. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente.

O bien:         cf. Jn 8, 12
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Oración después de la comunión
Señor nuestro, que alimentas y vivificas a tus fieles con tu palabra y con los sacramentos del cielo, concédenos aprovechar de tal manera estos dones de tu Hijo amado que merezcamos participar siempre de su vida divina. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.

1ª Lectura    Sab 9, 13-18
Lectura del libro de la Sabiduría.
¿Qué hombre puede conocer los designios de Dios o hacerse una idea de lo que quiere el Señor? Los pensamientos de los mortales son indecisos y sus reflexiones, precarias, porque un cuerpo corruptible pesa sobre el alma y esta morada de arcilla oprime a la mente con muchas preocupaciones. Nos cuesta conjeturar lo que hay sobre la tierra, y lo que está a nuestro alcance lo descubrimos con esfuerzo; pero ¿quién ha explorado lo que está en el cielo? ¿Y quién habría conocido tu voluntad si tú mismo no hubieras dado la Sabiduría y enviado desde lo alto tu santo espíritu? Así se enderezaron los caminos de los que están sobre la tierra, así aprendieron los hombres lo que te agrada y, por la Sabiduría, fueron salvados.
Palabra de Dios.

Comentario
En esta oración, que deberíamos rezar seguido, proclamamos que no podemos pretender alcanzar el conocimiento de Dios y sus misterios. Debemos descansar de esa ansiedad racional de querer saberlo todo, conocerlo todo, encontrar explicación a todo. Dios se ha revelado, y se revela continuamente. Y nos rendimos ante el Misterio mismo del Dios vivo. Lo contemplamos, lo adoramos, dialogamos con él, y debemos saber que nuestra mente siempre será limitada para comprenderlo.

Sal 89, 3-6. 12-14. 17
R. ¡Señor, tú has sido nuestro refugio!

Tú haces que los hombres vuelvan al polvo, con sólo decirles: “Vuelvan, seres humanos”. Porque mil años son ante tus ojos como el día de ayer, que ya pasó, como una vigilia de la noche. R.

Tú los arrebatas, y son como un sueño, como la hierba que brota de mañana: por la mañana brota y florece, y por la tarde se seca y se marchita. R.

Enséñanos a calcular nuestros años, para que nuestro corazón alcance la sabiduría. ¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo...? Ten compasión de tus servidores. R.

Sácianos en seguida con tu amor, y cantaremos felices toda nuestra vida. Que descienda hasta nosotros la bondad del Señor; que el Señor, nuestro Dios, haga prosperar la obra de nuestras manos. R.

2ª Lectura    Flm 9b-10. 12-17
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Filemón.
Querido hermano: Yo, Pablo, ya anciano y ahora prisionero a causa de Cristo Jesús, te suplico en favor de mi hijo Onésimo, al que engendré en la prisión. Te lo envío como si fuera una parte de mí mismo ser. Con gusto lo hubiera retenido a mi lado, para que me sirviera en tu nombre mientras estoy prisionero a causa del Evangelio. Pero no he querido realizar nada sin tu consentimiento, para que el beneficio que me haces no sea forzado, sino voluntario. Tal vez, él se apartó de ti por un instante, a fin de que lo recuperes para siempre, no ya como un esclavo, sino como algo mucho mejor, como un hermano querido. Si es tan querido para mí, cuánto más lo será para ti, que estás unido a él por lazos humanos y en el Señor. Por eso, si me consideras un amigo, recíbelo como a mí mismo.
Palabra de Dios.

Comentario
Filemón tiene que aceptar un cambio en su vida, Onésimo en su vida, y por supuesto en la vida de toda la comunidad: el esclavo ahora es hermano. Todo un proceso que solamente desde la fe y desde el amor se puede realizar.

Aleluya        Sal 118, 135
Aleluya. Que brille sobre mí la luz de tu rostro, y enséñame tus preceptos. Aleluya.

Evangelio     Lc 14, 25-33
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Junto con Jesús iba un gran gentío, y él, dándose vuelta, les dijo: Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo. El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. ¿Quién de ustedes, si quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que una vez puestos los cimientos, no pueda acabar y todos los que lo vean se rían de él, diciendo: “Este comenzó a edificar y no pudo terminar”. ¿Y qué rey, cuando sale en campaña contra otro, no se sienta antes a considerar si con diez mil hombres puede enfrentar al que viene contra él con veinte mil? Por el contrario, mientras el otro rey está todavía lejos, envía una embajada para negociar la paz. De la misma manera, cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.
Palabra del Señor.

Comentario
Jesús hace una exigencia radical. Él mismo hizo una opción total poniendo el Reino de Dios como prioridad en su vida. Si nos hacemos discípulos y discípulas de Jesús, los afectos, las cosas y las tareas, todo queda subordinado y reencaminado hacia el Reino.

Oración introductoria
Ven, Espíritu Santo, dame tu gracia para saber renunciar a todo lo que pueda distraer mi oración, porque quiero seguirte y vivir centrado en Ti, trabajar por Ti, sufrir por Ti, gozar por Ti, amar por Ti y buscarte en todo y siempre. 

Petición
Jesús, dame un amor ardiente y personal a tu Divino Corazón para que nada, ni nadie, sea más importante en mi vida. 

Meditación 

1. ¿Quién conocerá tu designio, si tú no le das sabiduría, enviando tu santo espíritu desde el cielo? Solo así fueron rectos los caminos de los terrestres, los hombres aprendieron lo que te agrada, y la sabiduría los salvó. En este libro de la Sabiduría, la Sabiduría auténtica es el mismo Espíritu de Dios, es Dios mismo. Para nosotros, los cristianos, la Sabiduría es Jesucristo. La razón es de los hombres, la sabiduría es de Dios y ¡qué difícil es para nuestra pobre razón conocer los designios de Dios, si Dios no nos da su santo Espíritu! Ante el misterio de Dios, el hombre debe proceder siempre con humildad y reconocimiento de nuestros límites. Si no hemos sido capaces de predecir un terremoto que obedece a leyes físicas que están operando debajo de nuestros propios pies, ¡cuánto menos vamos a conocer los designios de un Dios inmenso y eterno! “Apenas –se nos dice– conocemos las cosas terrenas y con trabajo encontramos lo que está a mano; pues, ¡quién rastreará las cosas del cielo! Sí, seamos humildes y aceptemos los designios insondables de Dios, trabajando cada día con todas nuestras fuerzas humanas para que nuestra pobre razón se vaya acercando un poco más a la verdadera sabiduría que solo Dios puede darnos. ¡Que la Sabiduría nos salve!

2. Quizá se apartó de ti para que lo recobres ahora para siempre; y no como esclavo, sino mucho mejor: como hermano querido. La ley que permitía la esclavitud no se ha abolido hasta hace muy poco tiempo, pero la práctica cristiana siempre nos recomendó tratar al prójimo como a un hermano, no como a un esclavo. San Pablo nos dijo que para los que creemos en Cristo no deben existir diferencias entre esclavos y libres; todos somos hijos de un mismo Dios, salvados por nuestro Señor Jesucristo. Apliquemos estos consejos de san Pablo en nuestras relaciones con todas las personas, especialmente con las que no son de nuestra propia nación, lengua, cultura. Ver en el otro a un hermano nos obliga a comportarnos con él con amor y misericordia, sobre todo cuando este hermano vive una situación difícil y complicada. ¡Que entre nosotros no sólo no haya esclavos legales, sino que veamos a todos como hermanos espirituales! Si alguno no quiere considerarse hermano nuestro y prefiere ser nuestro enemigo, tanto peor para él, pero que su actitud no cambie nuestro firme propósito de ver siempre a los demás como verdaderos hermanos, en Cristo Jesús.

3.- Jesús invita a la renuncia total y al seguimiento para poder ser discípulo suyo. La primera condición es: “Si uno quiere venirse conmigo y no me prefiere a su padre y a su madre... y hasta a sí mismo, no puede ser discípulo mío”. Se trata de hacer una opción radical por la persona de Jesús y por la nueva escala de valores que El propone. La antigua, personificada por las relaciones familiares a la que es necesario renunciar, es común a toda sociedad humana. Los valores del Reino deben estar por encima de todo. Quien no hace opción por la Vida que El personifica, tendrá que contentarse con una vida raquítica y no conseguirá superar jamás los problemas que plantean las relaciones humanas. La segunda condición es consecuencia de la anterior: “Quien no carga con su cruz y se viene detrás de mí, no puede ser discípulo mío”. A imitación de Jesús, el discípulo tiene que estar preparado para afrontar el rechazo de la sociedad que tan segura se muestra de sí misma. Quien no esté dispuesto a aceptar el fracaso a los ojos de los hombres, que no se apunte. Uno debe ir por el mundo sin seguridades de ninguna clase, llevando a cuestas como Jesús la suerte de los marginados y asociales. La tercera condición es: “Todo aquel de vosotros que no renuncia a todo lo que tiene, no puede ser discípulo mío”. Nos insta a liberarnos de todo lo que nos esclaviza para ser libres para el seguimiento. Necesitamos los bienes materiales para vivir, pero nunca debemos ser esclavos de ellos.

4.- Jesús advierte de la absoluta necesidad de discernir antes de tomar una decisión tan importante: “¿Quién de vosotros, en efecto, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos...? Y ¿qué rey, si quiere presentar batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si le bastarán diez mil hombres para hacer frente...?” Los dos ejemplos propuestos sirven para demostrar que la decisión no puede hacerse a la ligera. Los medios humanos con que se puede contar son del todo insuficientes para acometer la construcción del reino de Dios y para afrontar las dificultades humanamente insuperables que se derivan de ello. La única escapatoria inteligente de este callejón sin salida es sopesar la gravedad de la situación, renun­ciando a contar exclusivamente con los propios medios. Sola­mente así se podrá hacer la experiencia del Espíritu, la fuerza de que Dios dispone para la construcción del Reino.

Propósito
Dejar «eso» que me está apartando de ser un auténtico discípulo y misionero de Cristo.

Diálogo con Cristo 
Jesús, gracias por este momento de oración. Aumenta mi fe para poder seguir el camino que me propones. Quiero ser tu discípulo, abrazar, por amor a Ti, los problemas y el sufrimiento que pueda encontrar el día de hoy, sabiendo que Tú estás conmigo y que todo tiene valor y recompensa, si es hecho por amor a Dios y a los demás. 


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