Diez y seis de ellos fueron monjes cistercienses del Monasterio de Via Celi en Cóbreces (Cantabria), en el que pasábamos algunos días de verano los seminaristas de Logroño, y salíamos impresionados del fervor y buen hacer de los monjes.
Hoy doy gracias a Dios por su beatificación, ayer en la catedral de Santander, y les pido protejan la fe en España y nos den su fortaleza y valentía para defenderla, vivirla y propagarla.
En la foto el Cardenal Amato en el momento de la Beatificación.
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