Bocadillos espirituales para vivir el Tiempo Ordinario: Jueves de la 32 a. Semana – Ciclo A

“A unos fariseos que le preguntaron cuándo iba a llegar el reino de Dios, Jesús les contestó: “El reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque el reino de Dios está entre ustedes”. (Lc 17,20-25)


Nosotros quisiéramos verlo todo.

Y resulta que solo vemos lo externo,

Solo vemos lo accidental.

De los árboles vemos la corteza del tronco.

Pero no vemos la savia que corre por dentro.

De los árboles vemos las copas de sus ramas.

Pero qué poco vemos las raíces escondidas en la tierra.

Por algo el Principito decía: “que lo esencial es invisible”.


Los fariseos le preguntan a Jesús cuándo iba a llegar el reino de Dios.

Jesús es bien claro.

No pretendan venidas espectaculares.

Porque el reino de Dios está en el corazón.

El reino de Dios está ya en vosotros, y no lo veis.


Lo más maravilloso de cada uno de nosotros no lo vemos.

Lo llevamos dentro del corazón.

No vemos nuestros pensamientos.

No vemos nuestras almas.

Ni vemos la gracia que nos da vida dentro.

Ni siquiera vemos a Dios que “nos habita dentro”.


El reino de Dios no se manifiesta en grandes expresiones.

El reino de Dios no se manifiesta en grandes procesiones.

El Reino de Dios se manifiesta:

Dentro de nosotros,

Dentro de nuestro corazón.

Dentro de nuestros corazones.

Dentro de nuestras almas.


El reino de Dios no se manifiesta en grandes cosas.

Se manifiesta en nuestro modo de pensar.

Se manifiesta en nuestra manera de ver.

Se manifiesta en nuestra manera de sentir.

Se manifiesta en nuestra manera de ver a los demás.

Se manifiesta en nuestra manera de sentir a los demás.

Se manifiesta en nuestra manera de valorar a los demás.

Se manifiesta en nuestra manera de tratar a los demás.

Se manifiesta en nuestra manera de ver las cosas.

Se manifiesta en nuestra manera de dar sentido a las cosas.

Se manifiesta en nuestra manera de utilizar las cosas.


Lo mismito que las raíces de los árboles.

No las vemos, pero vemos el tronco que crece.

No las vemos, pero admiramos las ramas del tronco.

No las vemos, pero admiramos los frutos que cuelgan de sus ramas.

No las vemos, pero admiramos la sombra de sus copas.


El reino de Dios:

No los vemos en las armas que destruyen.

Lo vemos en la paz que llevamos en el corazón.

No lo vemos en armas de guerra.

Pero lo vemos en la fraternidad con todos los hombres.

No lo vemos en cuántos matamos.

Pero lo vemos en cuántos hacemos vivir.


El reino de Dios lo llevamos todos dentro.

El reino de Dios lo llevamos en el cambio del corazón.

El reino de Dios “llega a nosotros”:

Cuando llega la justicia.

Cuando llega la igualdad de las personas.

Cuando llega el respeto a las personas.

Cuando lega una sociedad más justa, más humana, más fraterna.


Clemente Sobrado C. P.




Archivado en: Ciclo A, Tiempo ordinario Tagged: misterio, reino de dios
20:11

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