Un año transcurrido es ocasión de balances: ¿Cuánto tiempo hemos reservado a Dios? ¿Cuánto a nuestros egoísmos? Y por la ciudad de Roma, ¿qué hemos hecho para mejorar la calidad de la vida? Francisco en la homilía del Te Deum de fin de año se dirigió a las conciencias de los presentes y de todos. Comenzó recordando que la concepción cristiana del tiempo es lineal, por lo tanto, cada año que transcurre nos acerca a Dios y a la última hora. Pero debemos preguntarnos cómo hemos vivido. Roma, dijo el Papa, es una ciudad única, pero también un lugar en el que viven tantos pobres, infelices, personas que sufren, en el contraste entre la belleza artística y el malestar social. La Roma del año nuevo será mejo ...
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