¿A qué esperáis? Comprendo que no es fácil encontrar plaza en un curso de retiro o en una convivencia; pero podéis poneros en la cola y esperar turno.
¿Cómo os convenzo? Molinoviejo no es un parque de atracciones. El paisaje y el lugar son magníficos, pero hay lugares en el mundo mucho más hermosos. Aquí sólo veréis una finca de pocas hectáreas con un jardín arbolado, un riachuelo y una ermita en el centro dedicada a la Santísima Virgen. En el exterior del ábside hay un grupo de ángeles que parecen caminar entre los pinos.
La casa no ha envejecido con los años; ha crecido, sigue creciendo y ha madurado arropada por la Dueña y Señora del lugar.
Molinoviejo guarda mil recuerdos de San Josemaría. Por tanto, es una reliquia viva; pero nunca un museo. La pequeña casa antigua, donde yo resido habitualmente, y el viejo oratorio que consagró el Fundador de la Obra en 1948, siguen abiertos de par en par cada vez para más personas del mundo entero.
Aquí la Virgen María pinta sonrisas, repara corazones y hace milagros. Y no me digáis que a Ella le da igual un lugar que otro. Es cierto: nuestra Madre busca a sus hijos donde estén, como buscó a Jesús perdido por las callejuelas de Jerusalén. Pero no olvidéis que es La Señora y le gusta recibir visitas en casa. ¡No tengáis miedo; venid a Molinoviejo!
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