(Del Papa Francisco en la entrevista concedida a Andrea Tornielli, director de La Stampa)
¿Qué significa para usted la Navidad?
"Es el encuentro con Jesús. Dios ha buscado siempre a su pueblo, lo ha conducido y protegido, prometiéndole siempre su cercanía. En el libro del Deutoronomio leemos que Dios camina con nosotros, nos conduce por la mano como hace un papá con su hijo. Esto es hermoso. Es el encuentro de Dios con su pueblo. Y también el consuelo, un misterio de consolación. Cuántas veces, después de la Misa de medianoche, he pasado algunas horas solo, en la capilla, antes de celebrar la misa de la aurora. Con este sentimiento de profundo consuelo y paz. Recuerdo una vez, aquí en Roma, me parece que en la Navidad de 1974, que pasé una noche de oración después de la misa en la residencia del Centro Astalli. Para mí la Navidad siempre ha sido esto: contemplar la visita de Dios a su pueblo".
"Es el encuentro con Jesús. Dios ha buscado siempre a su pueblo, lo ha conducido y protegido, prometiéndole siempre su cercanía. En el libro del Deutoronomio leemos que Dios camina con nosotros, nos conduce por la mano como hace un papá con su hijo. Esto es hermoso. Es el encuentro de Dios con su pueblo. Y también el consuelo, un misterio de consolación. Cuántas veces, después de la Misa de medianoche, he pasado algunas horas solo, en la capilla, antes de celebrar la misa de la aurora. Con este sentimiento de profundo consuelo y paz. Recuerdo una vez, aquí en Roma, me parece que en la Navidad de 1974, que pasé una noche de oración después de la misa en la residencia del Centro Astalli. Para mí la Navidad siempre ha sido esto: contemplar la visita de Dios a su pueblo".
¿Qué le dice la Navidad al hombre de hoy?
Papa Francisco: Nos habla de la ternura y de la esperanza. Dios, al venir a nuestro encuentro, nos dice dos cosas. La primera: tened esperanza. Dios siempre abre las puertas y nunca las cierra. Es el papá que nos abre las puertas. Segundo: no tengáis miedo de la ternura. Cuando los cristianos se olvidan de la esperanza y de la ternura, se convierten en una Iglesia fría, que no sabe dónde va y que se enreda en las ideologías o en las actitudes mundanas. Mientras la sencillez de Dios te dice: continúa, sigue adelante, yo soy un Padre que te acaricia. Siento miedo cuando los cristianos pierden la esperanza y la capacidad de abrazar y de acariciar. Quizá por esto, mirando al futuro, hablo a menudo de los niños y de los ancianos, es decir, de los más indefensos. En mi vida de sacerdote, yendo a la parroquia, siempre he intentado transmitir esta ternura especialmente a los niños y a los ancianos. Me hace bien y me hace pensar en la ternura que Dios nos manifiesta a nosotros".
Ésta es su primera Navidad en un mundo en el que no faltan conflictos y guerras...
"Dios nunca le da un regalo a quien no es c apaz de recibirlo. Si nos ofrece el don de la Navidad es porque todos tenemos la capacidad de comprenderlo y de recibirlo. Todos, desde el más santo al más pecador; desde el más limpio hasta el más corrupto. También el corrupto tiene esta capacidad: pobrecito, la tiene quizá un poco oxidada, pero la tiene. La Navidad en este tiempo de conflictos es una llamada de Dios, que nos ofrece este regalo. ¿Queremos recibirlo o preferimos otros regalos? Esta Navidad en un mundo castigado por las guerras me hace pensar en la paciencia de Dios. La principal virtud de Dios explícita en la Biblia es que Él es amor. Él nos espera, no se cansa nunca de esperarnos. Él ofrece el don y luego nos espera. Esto sucede en la vida de cada uno de nosotros. Hay quien lo ignora. Pero Dios es paciente, la serenidad de la noche de Navidad es un reflejo de la paciencia de Dios con nosotros"
"Dios nunca le da un regalo a quien no es c apaz de recibirlo. Si nos ofrece el don de la Navidad es porque todos tenemos la capacidad de comprenderlo y de recibirlo. Todos, desde el más santo al más pecador; desde el más limpio hasta el más corrupto. También el corrupto tiene esta capacidad: pobrecito, la tiene quizá un poco oxidada, pero la tiene. La Navidad en este tiempo de conflictos es una llamada de Dios, que nos ofrece este regalo. ¿Queremos recibirlo o preferimos otros regalos? Esta Navidad en un mundo castigado por las guerras me hace pensar en la paciencia de Dios. La principal virtud de Dios explícita en la Biblia es que Él es amor. Él nos espera, no se cansa nunca de esperarnos. Él ofrece el don y luego nos espera. Esto sucede en la vida de cada uno de nosotros. Hay quien lo ignora. Pero Dios es paciente, la serenidad de la noche de Navidad es un reflejo de la paciencia de Dios con nosotros"
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