Bocadillos espirituales para vivir el Adviento: La Inmaculada Concepción

“Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: “No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús”. María contestó: “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. Y la dejó el ángel”. (Lc 1,26-38)



Flickr: Waiting For The Word



Celebramos la Inmaculada Concepción de la Virgen María.

El dogma de la Inmaculada tiene una larga tradición teológica con grandes discusiones.

Hasta que el Papa Pío 1X, el 8 de diciembre de 1854, terminó definiéndola como dogma. La fórmula muy simple: “la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original en el primer instante de su concepción”.


María nunca discutió si era inmaculada o no.

María sencillamente vivió el mismo de la gracia que la rebosaba por todas partes.

Pero María sí debió vivir la obediencia a Dios de una manera misteriosa.

Dios siempre termina siendo original.

Pero Dios termina siendo sorpresivo.

Y termina siendo misterioso, rompiendo siempre nuestros esquemas.

Termina siempre presentándonos caminos que no logramos entender.


María no se hizo problema con su Inmaculada concepción.

Pero María vivió a salto y sorpresa de la gracia en su corazón.

No entiende el saludo que Dios le hace a través del Angel.

“Alégrate, María”

No entiende que Dios le diga “llena de gracia”.

Ni entiende que Dios le diga el piropo de que “me has caído bien”, “estás conmigo”, “has encontrado gracia”.


Y más pasmada se queda de Dios:

Cuando le anuncia “la concepción de un hijo”.

Y menos todavía cuando le dice que se llamará “hijo del Altísimo”.

Y que además, se olvide de los hombres.

Porque será obra del Espíritu Santo.

Y para colmo será el Mesías anunciado.


¡Qué manera tiene Dios de hacer las cosas!

¡Qué estilo tiene Dios de meterse en nuestra vida!

¡Le encanta que no entendamos nada!

¡Porque le encanta que nos fiemos de El, por más que todo nos parezca un absurdo!

¡Porque le encanta que le digamos “sí” sin saber de qué nos estamos fiando!

“He aquí la esclava del Señor. Hágase en mi según tu Palabra”.


Y así comenzó la Navidad.

Y así comenzó el Adviento de nueve meses.

Y así comenzó el Adviento del nacimiento humano de Dios.


María:

Misteriosa en su ser desde su concepción.

¿Cómo se sentiría interiormente, con lo que estaba viendo a su lado?

Misteriosa en su misión: concebir al Hijo de Dios.

Misteriosa en su feminidad: concebir por obra del Espíritu Santo.

Misteriosa en su dejarse hacer.


A Dios no podemos pedirle explicaciones.

A Dios no podemos pedirle razones.

A Dios no podemos pedirle explicaciones.

Aunque no entendamos nada de lo que hace en nosotros.

Solo se necesita: “He aquí la esclava, me fío de tu Palabra, hágase según tu Palabra”.

Y luego, ahí te quedas sola contigo, con tu gracia, con tu Espíritu Santo, y con tu vientre en primavera de fecundidad.

Por eso el Angelito, cumplida su misión “chau”. “La dejó el ángel”.


Clemente Sobrado C. P.




Archivado en: Adviento, Ciclo A, Maria Tagged: concebida sin pecado, concepcion, inmaculada, llena de gracia, maria, pecado original, virgen

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