Bocadillos espirituales para vivir el Adviento: Jueves de la 2 a. Semana – Ciclo A


Flickr: Thomas Schrantz



“Dijo Jesús: “Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el Reino de los cielos es más grande que él.” (Mt 11, 11-15)


Jesús hace un elogio de Juan el Bautista.

Para Jesús, Juan es el hombre más grada nacido de mujer.

Porque su misión es el anuncio del Mesías

Porque su misión es señalar el camino del Mesías.

Porque su misión es señalar la realización de la esperanza.

Porque su misión es señalar que todo lo que los que le precedieron anunciaron está ya llegando.

Porque Juan acepta el riesgo de romper con toda la estructura social y religiosa.

Porque Juan acepta el riesgo de sembrar o anunciar en el desierto, lo nuevo que comienza.

Porque Juan es un milagro de la vejez.

Porque Juan es el elegido para anunciar al Mesías.


Sin embargo, aun siendo el mayor de todos los del pasado, el más pequeño de lo nuevo es mayor que él.

El es el más grande.

Pero lo nuevo que anuncia es mucho más que él.

El mayor del Antiguo Testamento, es más pequeño que el más pequeño del nuevo Testamento.


Juan es grande por su fe en el Antiguo Testamento.

Pero el que cree en el Nuevo Testamento es más grande que él.

Lo más pequeño de lo nuevo, es más grande que lo mayor de lo viejo.

Juan es el más grande de lo Antiguo.

Pero lo más pequeño de lo nuevo es más grande que lo más grande de lo Antiguo.


Porque el Evangelio es más que la Ley.

Porque a vida del Bautismo del Espíritu es mucho más que el Bautismo del agua.

Porque el nuevo nacimiento del Bautismo es mucho más que el nacimiento de la circuncisión.


Jesús no desprecia y deja de valorar los frutos del Antiguo Testamento.

Pero sobre todo, quiere poner de manifiesto la grandeza de lo nuevo que comienza.

Y esto es fundamental para nosotros.

La grandeza de ser bautizados.

La grandeza de la vida de la gracia.

La grandeza de ser hijos de Dios.

La grandeza de ser miembros del reino.

La grandeza de ser miembros de la Iglesia.


No es igual estar bautizado o no.

No es igual vivir en gracia o no.

No es igual estar habitado por el Espíritu o no.

No es igual ser templos del Espíritu Santo o no.


Una pizca de gracia en nosotros nos hace ser los más grandes.

Un niño recién bautizado es más grande que todos grandes de la Ley.

Un niño recién bautizado, parece pequeño y es posible que sea el más grande de casa.


Por eso mismo, el pecado, aunque no lo percibamos, causa un destrozo tremendo en nosotros.

La gracia del Espíritu nos hace más grandes que todos los títulos humanos.

La fe en el Evangelio, aunque no lo veamos, nos hace más grandes que toda la sabiduría humana.

Es posible que no nos hayamos descubierto en nuestra verdadera grandeza.

Por eso es preciso que nos miremos por dentro.

Ahí está nuestra verdadera grandeza, porque es la grandeza de Dios en nosotros.

Debiéramos vivir pasmados de admiramos de nosotros mismos.

Puede que humanamente seamos pobres.

Pero si vivimos la gracia de Dios, somos los más ricos.

Puede que no sepamos ni leer ni escribir.

Pero si conocemos el Evangelio somos los más sabios.


Clemente Sobrado C. P.




Archivado en: Adviento, Ciclo A Tagged: bautismo, conversion, Juan Bautista, profeta

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