¿Por qué la elección por sorteo del jurado para dictar sentencias nos parece bien y no tanto para aprobar o reprobar leyes? ¿Qué podemos hacer para frenar el síndrome de fatiga democrática, SFD, tan presente en varios países que amenaza con liquidar la misma democracia? Estos son algunos de los interrogantes que plantea Reybrouck en una de los más sugerentes e interesantes libros de teoría y práctica política aparecidos en los últimos años.
El tratamiento de la enfermedad que el autor belga recomienda es la paulatina y sosegada sustitución del circo electoral, causa de la desafección política mundial, por otro sistema de representación más legitimable en la era de la super-exposición mediática. Ése nuevo sistema es el sorteo, el vehículo más adecuado hoy en día para dar cauce a una democracia deliberativa digna del nombre.
La verdad es que dicho así de simple el mensaje del texto, uno puede no encontrar muchas razones para adentrarse en su lectura. No obstante y ya desde las primeras páginas el rigor y la argumentación del autor vencen el escepticismo inicial que uno pueda tener y al cabo de poco te sientes atraído por un texto que te hace pensar, te convence de cosas, te abre puertas y te despierta esa mentalidad crítica que creías sepultada en polvo de meninfotismo (término valenciano para “ahí me las den todas”).
Independientemente de que uno piense que el tema importante se deja de lado, el del sujeto político, Reybrouck pone en esta obra muchas cosas en su sitio con la perspectiva adecuada. Contra la elecciones es un libro asequible, ágil, provocador y lúcido que todo ciudadano responsable debería leer.
José Pérez Adán
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