La celebración litúrgica cristiana es confesión de fe y de esperanza, acción de gracias y súplica, anuncio y oración, todo a la vez. Por esta razón la litúrgia está construída, puramente desde su estructura lingüística, en un movimiento recíproco del "yo" y el "vosotros", que se funde siempre en el común "nosotros" de toda la Iglesia, que por Cristo accede al rostro de Dios. (Obras completas. Joseph Ratzinger. Tomo VII/2, pág 950)
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