El caso es que no me había parado a pensarlo, pero la cosa tiene su miga. En estos días se están impartiendo en la parroquia unas charlas que preparan a las personas que así lo desean para consagrarse a la Virgen. Es con el método de san Luis María Grignion de Monfort y está acudiendo un buen número de fieles. La ceremonia de consagración tendrá lugar D.M. el domingo 2 de abril.
Lo que digo que tiene su miga es que no había caído expresamente en la cuenta de una cosa, y es que todo hereje lo primero que hace es apartarse de la devoción a la Virgen, dejarla en segundo lugar y hasta ridiculizarla si viene al caso. Es así. Basta preguntar lo que piensa tal persona de la Virgen, de la devoción a María, del rezo de ángelus o del rosario, de la devoción popular… y ya sabemos lo que tenemos por delante.
Nos lo explicaban de pequeñitos: los protestantes no creen en la Virgen. No es que la expresión fuera teológicamente muy precisa, pero lo cierto es que los protestantes, ahora que no me lee nadie, con la Virgen rien de rien. Y al revés. Los grandes santazos, como por ejemplo Juan Pablo II, marianos hasta las cachas. Se entiende todo, ¿verdad?
¿Y qué me dicen de esas tan denostadas abuelillas que se rezan su rosario todas las tardes y sus avemarías a la mínima? Verán como nos vendrá algún purista a reírse de la fe de las pobres mientras desde su superioridad nos contará que hay que ser más cristocéntricos. Nihil novum sub sole. San Luis María ya describía estas cosas hace trescientos años. Más fe en Nuestro Señor las viejas que los jóvenes listos, leídos y escribidos.
Observen los gurús mediático – teológicos de hoy. Los nuevos profetas del momento. Los más preclaros visionarios de la nueva humanidad. Pregunten si rezan el rosario, si hacen una parada para el ángelus, si tienen especial devoción a alguna imagen de María, si la acompañan con ocasión de alguna salida procesional. Si responden que sí, que eso siempre, no se preocupen, que aunque puedan parecer perdidos, están bastante encontrados, que la Virgen no abandona. Y al revés. Si en lugar de responder sonríen, si nos explican que los dogmas marianos son reinterpretables como el evangelio que alguno acaba de decir, no hagan ni caso aunque vengan disfrazados con el más radiante halo de la fidelidad.
Interesantes las charlas para la consagración a María. Interesante, ya se lo cuento, la experiencia de ir a las casas a rezar el rosario, que ya llevamos visitadas algunas. Si les digo que desde la otra punta de Madrid me han pedido acudir a alguna casa…
Hoy sábado, día mariano, me apetecía contarles esto que me ha hecho pensar muchos en estos días pasados: para saber si uno es creyente de verdad, para saber si su fe es profunda, pregunten por su devoción a la Virgen.
P.D. Hablando de devoción a la Virgen, esta mañana me he vuelto a postrar a los pies de la imagen de la Santísima Virgen que se venera en la iglesia principal del Instituto Iesu Communio en La Aguilera. Qué suerte la mía.
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