La liturgia diaria meditada - No den las cosas sagradas a los perros, entrad por la puerta estrecha (Mt 7,6.12-14) 21/06



Martes 21 de Junio de 2016
San Luis Gonzaga, religioso
(MO). Blanco.

Luis pertenecía a una familia noble, por lo cual sirvió como paje en la corte de Francisco de Medici (Florencia, Italia). Como su corazón se encontraba muy lejos de la frivolidad de la corte, decidió ingresar en la Compañía de Jesús, a pesar de la oposición de su familia. Auxiliando a los enfermos de peste en Roma, se contagió de esa enfermedad y luego murió en el año 1591. Fue declarado patrono y modelo de los jóvenes.

Antífona de entrada          cf. Sal 23, 43
El que tiene las manos limpias y puro el corazón podrá subir a la montaña del Señor y permanecerá en su recinto sagrado.

Oración colecta     
Señor Dios nuestro, autor de todo bien, que has querido unir en san Luis Gonzaga una admirable inocencia de vida y un austero espíritu de penitencia, concédenos, por su intercesión, que si no hemos sabido imitarlo en su vida inocente, lo sigamos en el camino de la penitencia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

Oración sobre las ofrendas        
Te pedimos, Señor, que, revestidos del traje nupcial a ejemplo de san Luis Gonzaga, nos concedas participar de esta mesa eucarística, para ser colmados con las riquezas de tu gracia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona      Sal 77, 24-25
Les dio como alimento el pan celestial; todos comieron un pan de ángeles.

Oración después de la comunión
Concédenos, Padre, que alimentados con el pan de los ángeles, podamos servirte con una vida pura y, a ejemplo de san Luís, perseverar en continua acción de gracias. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Lectura         2 Rey 19, 9b-11. 14-21. 31-35a. 36
Lectura del segundo libro de los Reyes.
Senaquerib envió de nuevo mensajeros a Ezequias para decirle: “Hablen así a Ezequias, rey de Judá: Que no te engañe tu Dios, en quien confías, haciéndote pensar que Jerusalén no será entregada en manos del rey de Asiria. Tú has oído, seguramente, lo que hicieron los reyes de Asiria a todos los países, al consagrarlos al exterminio total. ¿Y tú te vas a librar?”. Ezequias tomó la carta de la mano de los mensajeros y la leyó. Después subió a la Casa del Señor, la desplegó delante del Señor y oró, diciendo: “Señor de los ejércitos, Dios de Israel, que tienes tu trono sobre los querubines: Tú solo eres el Dios de todos los reinos de la tierra, tú has hecho el cielo y la tierra. Inclina tu oído, Señor, y escucha; abre tus ojos, Señor, y mira. Escucha las palabras que Senaquerib ha mandado decir, para insultar al Dios viviente. Es verdad, Señor, que los reyes de Asiria han arrasado todas las naciones y sus territorios. Ellos han arrojado sus dioses al fuego, porque no son dioses, sino obra de las manos del hombre, nada más que madera y piedra. Por eso los hicieron desaparecer. Pero ahora, Señor, Dios nuestro, ¡sálvanos de su mano, y que todos los reinos de la tierra reconozcan que tú solo, Señor, eres Dios!”. Isaías, hijo de Amós, mandó a decir a Ezequias: “Así habla el Señor, Dios de Israel: Tú me has dirigido una súplica acerca de Senaquerib, rey de Asiria, y yo la he escuchado. Ésta es la palabra que el Señor ha pronunciado contra él: Te desprecia, se burla de ti, la virgen hija de Sión; a tus espaldas mueve la cabeza la hija de Jerusalén. Porque de Jerusalén saldrá un resto, y del monte Sión, algunos sobrevivientes. El celo del Señor de los ejércitos hará todo esto. Por eso, así habla el Señor acerca del rey de Asiria: Él no entrará en esta ciudad, ni le lanzará una flecha; no la enfrentará con el escudo, ni le levantará contra ella un terraplén. Se volverá por el mismo camino, sin entrar en esta ciudad –oráculo del Señor–. Yo protegeré a esta ciudad para salvarla, por mi honor y el de David, mi servidor”. Aquella misma noche, el Ángel del Señor salió e hirió, en el campamento de los asirios, a ciento ochenta y cinco mil hombres. Entonces Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento, emprendió el regreso y se quedó en Nínive.
Palabra de Dios.

Comentario
Senaquerib quiere invadir Judá. Ante esto, el rey Ezequías, en un arranque de fe, se siente capaz de hacer una oración de petición al Señor, como último recurso para librarse de la invasión. Por encima de todos, el poder de Dios es el que, en verdad, triunfa. Y esto no se da porque Ezequías lo haya pedido, sino porque el Señor quiere cuidar al pueblo. Senaquerib no logra su cometido, razón por la que debe volver a su país, luego de haber sufrido el embate de Dios.

Sal 47, 2-4. 10-11
R. El Señor afianzó para siempre su Ciudad.

El Señor es grande y digno de alabanza, en la Ciudad de nuestro Dios. Su santa Montaña, la altura más hermosa, es la alegría de toda la tierra. R.

La Montaña de Sión, la Morada de Dios, es la Ciudad del gran Rey: el Señor se manifestó como un baluarte en medio de sus palacios. R.

Nosotros evocamos tu misericordia en medio de tu Templo, Señor. Tu alabanza, lo mismo que tu renombre, llega hasta los confines de la tierra; tu derecha está llena de justicia. R.

Aleluya        Jn 8, 12
Aleluya. “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue tendrá la luz de la Vida”, dice el Señor. Aleluya.

Evangelio     Mt 7, 6. 12-14
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: “No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos. Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas. Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí. Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran”.
Palabra del Señor.

Comentario
Jesús nos advierte que caminar en la fe es algo muy dificultoso. No se puede caminar hacia el Señor como si nada pasara, ya que nos trae consecuencias: renuncias, abandonos, sacrificios... Por eso, caminar en la fe es fruto de una decisión y no de un mero entusiasmo.

Oración introductoria
Señor Jesús, es contemplando tu vida donde aprendo a orar. Ayúdame a orar como Tú, en los momentos difíciles y en los más sencillos, para que así trate a todos con el mismo amor con el que Tú me tratas.

Petición
Jesús, dame tu gracia para descubrir la belleza de mi fe y poder seguirte, hoy, por la puerta estrecha.

Meditación 

Hoy, Jesús nos hace tres recomendaciones importantes. No obstante, centraremos nuestra atención en la última: «Entrad por la entrada estrecha» (Mt 7,13), para conseguir la vida plena y ser siempre felices, para evitar ir a la perdición y vernos condenados para siempre.

Si echas un vistazo a tu alrededor y a tu misma existencia, fácilmente comprobarás que todo cuanto vale cuesta, y que lo que tiene un cierto nivel está sujeto a la recomendación del Maestro: como han dicho con gran profundidad los Padres de la Iglesia, «por la cruz se cumplen todos los misterios que contribuyen a nuestra salvación» (San Juan Crisóstomo). Una vez me decía, en el lecho de su agonía, una anciana que había sufrido mucho en su vida: «Padre, quien no saborea la cruz no desea el cielo; sin cruz no hay cielo».

Todo lo dicho contradice a nuestra naturaleza caída, aunque haya sido redimida. Por eso, además de enfrentarnos con nuestro natural modo de ser, tendremos que ir a contracorriente a causa del ambiente de bienestar que se fundamenta en el materialismo y en el goce incontrolado de los sentidos, que buscan —al precio de dejar de ser— tener más y más, obtener el máximo placer.

Siguiendo a Jesús —que ha dicho «Yo soy la luz del mundo. El que me siga no caminará a oscuras, sino que tendrá la luz de la vida» (Jn 8,12)—, nos damos cuenta que el Evangelio no nos condena a una vida oscura, aburrida e infeliz, sino todo lo contrario, pues nos promete y nos da la felicidad verdadera. No hay más que repasar las Bienaventuranzas y mirar a aquellos que, después de entrar por la puerta estrecha, han sido felices y han hecho dichosos a los demás, obteniendo —por su fe y esperanza en Aquel que no defrauda— la recompensa de la abnegación: «El ciento por uno en el presente y la vida eterna en el futuro» (Lc 18,30). El “sí” de María está acompañado por la humildad, la pobreza, la cruz, pero también por el premio a la fidelidad y a la entrega generosa.

Propósito
Pasar por la puerta estrecha haciéndome pequeño, humilde, en todas mis relaciones personales.

Diálogo con Cristo
Una buena solución, cuando no sabes cómo tratar a una persona, es acogerla, apreciarla, de la misma forma que me hubiera gustado que a mí me tratasen. Rudeza, indiferencia o irritabilidad no es el camino, por esto te pido Señor, que me ayudes a aprovechar todas las oportunidades que hoy se me presenten, para tratar a todos con amor, paciencia, caridad, humildad y bondad.

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