¿Un papel con vocación de estante?
Nuestros Obispos nos hicieron llegar un interesante documento sobre el Bicentenario de la Independencia. Es el punto final a un proceso que comenzó, en el 2010, con este otro escrito episcopal. Mucho se ha dicho y se puede decir sobre lo que nos enseñaron nuestros pastores. Y no soy yo, precisamente, quién lo puede hacer en profundidad. Pero quiero compartirles algunas líneas de lo que me sugiere el tono general de dicho instrumento. Y quiero, al final, responder a la pregunta del título. La estructura del documento Creo que debería ubicarlos previamente para que sepan de qué estoy hablando. Porque, luego de tantos años en el blog, se que… no leemos ni a los Obispos ni al Papa… más allá de los titulares de los diarios que (“supuestamente”) nos cuentan lo que han dicho nuestros pastores. Así que si ya lo leyeron… se saltean lo que digo a continuación. Y si no lo han leído todavía… valga como introducción. El texto consta de 83 puntos, los cuales me hacen una extensión de 13 páginas. Así que es breve… pero no tanto. Se divide en cinco capítulos relacionados entre sí. Un poco de historia Comienza con una interesante visión histórica en el cual rescata la participación de la Iglesia en los acontecimientos tucumanos de Julio de 1816. Ya les adelanté de su contenido en este otro artículo. Simplemente, para que dimensionemos lo que la “historia oficial” no nos cuenta, les tiro este dato: de los 29 representantes de las Provincias Unidas del Río de La Plata que firmaron el acto de independencia… ¡11 eran sacerdotes! ¿Sabían que se inauguró el Congreso con una Misa al Espíritu Santo (al que se cantó para implorar sus divinas luces y auxilios? ¿Sabían que, buscando una forma de gobierno… se pensó en instalar la capital (Siga leyendo en el blog haciendo click en el título... )
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