La muerte según Ratzinger:
¿Por qué exactamente tememos ante la muerte? ¿por qué la Humanidad siempre se ha resistido a creer que simplemente no haya nada más? Hay muchas razones. En primer lugar tememos a la muerte porque tenemos miedo a la nada, a salir a lo completamente desconocido. Nos rebelamos contra ella porque no podemos creer sin más que tantas cosas grandes y significativas que han crecido en una vida, de repente hayan de desintegrarse en la nada.
Nos defendemos contra ella porque el amor exige eternidad y porque no podemos aceptar la destrucción del amor que ella trae consigo. La tememos porque nadie puede sacudirse completamente la sensación de que habrá un juicio al que acudirán sin paliativos el recuerdo de todos nuestros fallos, ese recuerdo que tan diligentemente sabemos reprimir. La cuestión del juicio ha puesto su sello a la cultura funeraria de todas las épocas: el amor que rodea al muerto debe protegerlo.
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