Queda poco para celebrar la Navidad, una de las fiestas litúrgicas más importantes de la cristiandad. Para prepararse para esta celebración, los cristianos cuentan con un tiempo muy especial, llamado Adviento, una palabra que procede del latín «adventus» y que significa venida, llegada.
Comprende los cuatro domingos anteriores a la Navidad, es decir, comienza el domingo más próximo al 30 de noviembre y se prolonga hasta el 24 de diciembre. Junto a la Pascua, es uno de los tiempos litúrgicos más fuertes y una oportunidad para la reflexión y revisión de la propia vida ante la inminente llegada del Señor.
Comprende los cuatro domingos anteriores a la Navidad, es decir, comienza el domingo más próximo al 30 de noviembre y se prolonga hasta el 24 de diciembre. Junto a la Pascua, es uno de los tiempos litúrgicos más fuertes y una oportunidad para la reflexión y revisión de la propia vida ante la inminente llegada del Señor.
1. Una tradición muy antigua
No se puede determinar con ningún grado de certeza cuándo se introdujo en la Iglesia por primera vez la celebración del Adviento. La preparación para la fiesta de la Navidad no se celebraba antes que existiera la fiesta misma, y no encontramos evidencia de estoantes del final del siglo IV cuando, según Duchesne (Culto Cristiano, Londres, 1904, 260), se celebraba en toda la Iglesia, por algunos el 25 de diciembre, por otros el 6 de enero.
2. Un tiempo de espera y penitencia
Durante las cuatro semanas de Adviento, la liturgia suprime una serie de elementos festivos. De esta forma, en la misa ya no se reza el Gloria, se reduce la música con instrumentos, los adornos festivos y las vestiduras del sacerdote son de color morado, que significa penitencia.
Según explica la agencia ACI, estos signos "son una manera de hacer tangible que mientras dura la peregrinación, nos falta algo para que nuestro gozo sea completo. Y es que quien espera es porque le falta algo. Cuando el Señor se haga presente en medio de su pueblo, habrá llegado la Iglesia a su fiesta completa, significada por solemnidad de la fiesta de la Navidad".
Según explica la agencia ACI, estos signos "son una manera de hacer tangible que mientras dura la peregrinación, nos falta algo para que nuestro gozo sea completo. Y es que quien espera es porque le falta algo. Cuando el Señor se haga presente en medio de su pueblo, habrá llegado la Iglesia a su fiesta completa, significada por solemnidad de la fiesta de la Navidad".
3. Las lecturas bíblicas
La primera de las semanas de Adviento está centrada en la venida del Señor al final de los tiempos. La liturgia nos invita a estar en vela, manteniendo una especial actitud de conversión. La segunda semana nos invita, por medio del Bautista a «preparar los caminos del Señor»; esto es, a mantener una actitud de permanente conversión. Jesús sigue llamándonos, pues la conversión es un camino que se recorre durante toda la vida.
La tercera semana preanuncia ya la alegría mesiánica, pues ya está cada vez más cerca el día de la venida del Señor. Finalmente, la cuarta semana ya nos habla del advenimiento del Hijo de Dios al mundo. María es figura, central, y su espera es modelo y estímulo de nuestra espera.
La tercera semana preanuncia ya la alegría mesiánica, pues ya está cada vez más cerca el día de la venida del Señor. Finalmente, la cuarta semana ya nos habla del advenimiento del Hijo de Dios al mundo. María es figura, central, y su espera es modelo y estímulo de nuestra espera.
4. Las tres figuras del adviento
Las lecturas bíblicas de este tiempo de Adviento están tomadas sobre todo del profeta Isaías (primera lectura), también se recogen los pasajes más proféticos del Antiguo Testamento señalando la llegada del Mesías. Isaías, Juan Bautista y María de Nazaret son los modelos de creyentes que la Iglesia ofrece a los fieles para preparar la venida del Señor Jesús.
5. La solidaridad
El tiempo de Adviento es muy apropiado también para acentuar la vivencia de la caridad y solidaridad con los más necesitados.
El Papa Francisco viene de proclamar un Año Santo Extraordinario de la Misericordia, que se inaugurará el próximo día ocho de diciembre con la apertura de la Puerta Jubilar en la Basílica de san Pedro de Roma. Él nos ha pedido a todos los cristianos que durante este año pusiésemos en práctica las obras de misericordia espirituales y materiales a través de gestos y signos concretos. ¡Qué buena oportunidad para hacerlo en este tiempo de Adviento!
El Papa Francisco viene de proclamar un Año Santo Extraordinario de la Misericordia, que se inaugurará el próximo día ocho de diciembre con la apertura de la Puerta Jubilar en la Basílica de san Pedro de Roma. Él nos ha pedido a todos los cristianos que durante este año pusiésemos en práctica las obras de misericordia espirituales y materiales a través de gestos y signos concretos. ¡Qué buena oportunidad para hacerlo en este tiempo de Adviento!
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