Bocadillos espirituales para vivir el Tiempo Ordinario: Miércoles de la 34 a. Semana – Ciclo B

“Dijo Jesús a sus discípulos: “Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía”. “Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas”. (Lc 21,12-19)

¿Qué es lo que tiene el cristianismo para convertirse en un factor de conflicto?
Desde un comienzo, el cristianismo fue elemento de persecución.
Desde un comienzo, el cristianismo fue elemento de conflictividad.
Desde un comienzo, el cristianismo fue causa de infinidad de mártires.

Algo debe tener la fe cristiana para ser tan perseguida.
¿Será el problema de la nueva imagen de Dios?
¿Será la figura de Jesús la que molesta?
¿Será el Evangelio que crea problemas?
¿Será el fundamentalismo de las demás religiones o incluso ateísmo que no acepta nada que no sea lo suyo?
¿Será que el mismo cristianismo se crea problemas al no aceptar otras religiones?

Jesús puso a los suyos de sobre aviso.
Les dijo que seguirle a El y al Evangelio no sería nada fácil.
“os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, por causa mía”.
Incluso nos dice que la misma familia será fuente de problemas y conflictividades: “Hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vuestros, y todos os odiarán por causa mía”.

Lo curioso es que termina las bienaventuranzas con una expresión extraña difícil de digerir: “felices y dichosos si os persiguen por causa mía”.
Y la realidad es que a mayores persecuciones más vida en la Iglesia.
El bienestar y la aceptación política y social, nunca han ayudado a la Iglesia, más bien le han provocado una especie de “domesticación espiritual”.

El cristiano es perseguido cuando “está en el mundo, pero no es del mundo”.
El cristiano es perseguido cuando “siendo como todos, es diferente a todos”.
Jesús no nos propuso un camino nada fácil.
Nos propuso un camino bonito, pero demasiado empedrado y con espinas.
Y no podía hacerlo, porque ser cristiano significa seguirle a El.
Y el cristiano está llamado a correr la misma suerte que El.
Ser rechazado, condenado y crucificado.
“El que quiera seguirme que tome su cruz de cada día”.

La persecución será siempre dolorosa, pero es una buena señal para la Iglesia.
Es señal de que su presencia molesta.
Es una buena señal para el cristiano.
Es señal de que su presencia molesta y fastidia.

Jesús no quiere seguidores acomodaticios.
No quiere una Iglesia acomodaticia a los poderes del mundo.
Quiere una Iglesia que sea luz y fermento.

Ser cristiano es fácil cuando somos como todos.
Es difícil cuando somos distintos a todos.
Es fácil cuando vivimos como todos y pensamos como todos.
Es difícil cuando vivimos de otra manera y pensamos de otra manera.

Por eso nos pide no tener miedo a los que matan el cuerpo, y no pueden matar el alma.
Nos pide no tener miedo, “perseverar hasta el final”.
Nos pide ser cristianos cuando el viento no sopla a favor.
Nos pide ser cristianos con viento en contra.
Ser cristiano es remar contra corriente.

Clemente Sobrado C. P.


Archivado en: Ciclo B, Tiempo ordinario
22:19

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