Esta noche se bautiza Ceci en Las Palmas. No sé casi nada de ella, solo su nombre, reducido a dos sílabas, y su edad: 11 años.
Ceci recibirá el bautismo según el rito establecido para los adultos. Ella —y no sus padrinos— pedirá ser admitida en la Iglesia, proclamará su fe en Jesús, nuestro Salvador, y se comprometerá ante Dios a conservar encendida la llama de la fe, simbolizada en el Cirio Pascual.
Ceci ha terminado ya su catecumenado, el periodo de preparación para el bautismo, que la Iglesia estableció desde los primeros siglos, y volverá a nacer. El agua lavará sus pecados y Dios nuestro Señor la llenará con su gracia.
Yo no asistiré a la ceremonia, pero la encomendaré de forma especial porque alguien que la quiere mucho me ha pedido que le dedique un libro. Le he escrito que "esta noche Dios va a poner un belén en su corazón." Le pido que luche por conservarlo siempre limpio y por enriquecerlo con su cariño al Señor.
Entre todos le ayudaremos a ser muy fiel.
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